Pasó lo inesperado y para muchos lo impensable: Donald Trump ganó la Presidencia de Estados Unidos, luego de haber dividido a su partido y al país. Si bien perdió el voto popular, ganó el colegio electoral gracias al apoyo en tres estados (Wisconsin, Michigan y Pennsylvania) donde la economía manufacturera ha sufrido en recientes años. ¿Qué significa su victoria para EU y México?

Primero, hay que leer con cuidado lo que representa el éxito de su campaña para el sentir de los estadounidenses. Si bien Trump ganó con poco más de 47% de los votos, sólo 38% de los votantes, según encuesta a boca de urna, tenían una buena impresión de él, 33% creía que tenía las cualidades para ser presidente y 38% estaba de acuerdo con que era honesto. El voto para Trump no fue a favor de su liderazgo personal.

Más interesante aún, sólo 13% de los votantes manifestaron que la migración era el tema más importante para la nación y de esos una tercera votó por Clinton. Mientras tanto, sólo 25% apoyaba más deportaciones, mientras 70% prefería un proceso de legalización para los inmigrantes, y sólo 41% respaldaba la propuesta de Trump de construir un muro en la frontera, mientras 54% se oponía a ello. Claramente la migración no fue el tema decisivo.

La mayoría de votantes, 52%, opinaban que la economía era el tema más importante para su país, pero extrañamente ellos apoyaron más a Clinton que a Trump, 52 a 42%. Mientras 42% de votantes dijeron que el comercio está perjudicando el empleo en EU, 49% opinaba el contrario, 11% diciendo que no tenía ningún efecto y 38% que generaba más empleo. El comercio tampoco fue el tema decisivo.

¿Entonces qué decidió esta elección si no fueron los temas más candentes de la campaña, ni la preferencia para el candidato ganador? Hay un solo dato en la encuesta citada que lo explica todo: que los votantes querían un cambio. Cuando se les preguntó sobre lo que más les importó, 39% dijo que querían un cambio de rumbo en el país, y Trump ganó ese grupo holgadamente, mientras las otras tres opciones, experiencia, juicio y empatía, las ganó Clinton (con menor margen). Es decir, esta fue una elección decidida porque los electores querían un cambio, aún si no estaban de acuerdo con las propuestas específicas del candidato ganador ni seguros de sus habilidades personales para gobernar.

¿Qué implicaciones tiene esto para México y los mexicanos? Es difícil saberlo. Trump puso a México al centro de su campaña prometiendo construir un muro en la frontera, deportar a los indocumentados y renegociar al TLCAN. Tendrá que hacer algo simbólico en cada tema para su base dura, pero no es claro todavía si hará un gran énfasis en estos temas durante los primeros días de su presidencia.

No dudo que habrá un endurecimiento de política migratoria y mayores inversiones en control fronterizo, incluyendo nuevos fondos para seguir construyendo el muro, que ya cubre la tercera parte de la frontera entre ambos países. El gobierno y los grupos cívicos mexicanos no podrán hacer mucho para revertir estos esfuerzos, pero tendrán que estar atentos a las vejaciones contra los derechos de sus connacionales en EU.

En materia comercial, sería muy recomendable que los gobiernos de México y Canadá entablen una estrecha coordinación para responder a cualquier intento de renegociar o abrogar al tratado de libre comercio o darle vuelta a sus provisiones. Es probable que cualquier intento de hacerlo haría un daño igual y recíproco a la economía estadounidense, así que sospecho que Trump se moverá con mucho más prudencia en la práctica de lo que sugiere su retórica de la campaña.

En general habrá que distinguir entre la retórica y la acción, con un compromiso de responder con mesura, sensatez y sutileza ante lo que realmente más importa. Sobre todo, creo que conviene evitar posturas de victimización y golpes mediáticos que no pegan ni producen resultados. México es un socio importante para la economía estadounidense y puede negociar y responder con la fuerza necesaria cuando realmente le importa hacerlo.

Sospecho que las políticas que emanen del gobierno de EU bajo la administración de Trump serán mucho más pragmáticas y mesuradas que las declaraciones de éste en la campaña, como suele pasar pero, de no ser así, el gobierno y los grupos cívicos y empresariales mexicanos deberán estar dispuestos a responder con hechos, y no sólo con golpes de pecho. Vienen momentos difíciles, sin duda, pero dado que las dos sociedades y economías están estrechamente entrelazadas, y por el poco apoyo ciudadano hacia las propuestas de campaña más radicales, quizás no resulte tan problemático el escenario hacia el futuro como parece para algunos en este momento.

Vicepresidente ejecutivo del Centro Woodrow Wilson

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