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Cuando llegó a Los Ángeles por primera vez hace un poco más de veinte años, Emmanuel Lubezki apenas hablaba inglés, según ha contado en diversas entrevistas, y también comenta que el primer guión que le tocó como camarógrafo en Hollywood, casi ni lo pudo entender. Pero mucho ha cambiado desde entonces y se ha vuelto uno de los camarógrafos más buscados y respetados en el mundo del cine, ganando el Oscar a la mejor fotografía dos veces en los últimos dos años, de la mano de Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, compatriotas mexicanos que han ganado cada uno un Oscar como mejor director en esos dos años. Algunos lo mencionan para repetir este año gracias al trabajo que hizo con González Iñárritu en The Revenant (El Renacido), que acaba de ganar el Globo de Oro para mejor película esta semana.
Lubezki, quien también filmó Sólo con tu pareja e Y tú mamá también con Cuarón, no sólo trabaja con directores mexicanos, sino con muchos de los grandes cineastas del mundo, como Terrence Malick, Tim Burton, los hermanos Cohen, Bo Welch y Mike Nickols. Con Malick filmó la película El árbol de la vida, que ganó el premio Palm d´Or en Cannes. Pero Lubezki, Cuarón y González Iñárritu son sólo algunos de los cineastas mexicanos que tienen presencia a nivel global. Una lista corta tendría que incluir a Guillermo del Toro, quien ha dirigido El laberinto del fauno, Hellboy y Cromos, Patricia Riggen, quien ha dirigido Bajo la misma luna y Los 33, así como Guillermo Navarro, el camarógrafo detrás de La noche en el museo, Niños espías y Crepúsculo, además de varias películas con del Toro.
Y los artistas mexicanos también están cada vez más en la televisión internacional, sobre todo en Estados Unidos donde hay una población de origen mexicano que representa el 10% de la población y un mercado de unos 1.5 trillones de dólares al año en compras, lo cual ha empezado a incidir en las decisiones que toman los ejecutivos de los medios que quieren presentar actores de origen latino. Hay toda una generación de talento estadounidense de origen latino en la pantalla chica, pero también se está reclutando talento de México, como Gael García Bernal, quien acaba de ganar el Globo de Oro por su rol estelar en Mozart en la jungla, Patricia Reyes Spíndola, Karla Souza, Jaime Camil, Kate del Castillo, Eiza González y otros más, quienes protagonizan o participan visiblemente en programas de televisión estadounidenses en inglés.
La cocina mexicana también está extendiéndose por todo Estados Unidos y en muchas otras partes del mundo, desde pequeñas taquerías hasta la alta cocina de Nueva York y Chicago, a veces reinventándose en las manos de chefs como Richard Sandoval, Rick Bayless y Javier Plascencia. El New York Times nombró a la ciudad de México como el destino más importante para visitar en 2016, también señalando su gran tradición culinaria, entre otros dones.
Más allá del lado cultural, las empresas mexicanas también se han extendido por todo el mundo, con inversiones mexicanas en panadería (Bimbo), telecomunicaciones (Carso), cemento (Cemex), refrescos (Femsa), leche (Lala), carnes frías (Alfa), tortillas y wraps (Gruma), autopartes (Alfa y San Luis Rasini), minas (Grupo México) y manejo de puertos comerciales (Asur), entre otros, creando trabajos para cientos de miles de personas en países alrededor del mundo y dominando sectores importantes de la economía de varios países, con un impacto especial en EU donde varias de estas empresas son líderes en su industria.
Todo esto indica que México tiene una presencia cultural y económica cada vez más visible a nivel global y en especial en el país vecino, un soft power (poder blando) impresionante aunque todavía poco analizado. Como resultado de todo esto, la pregunta que surge es , ¿si México es cada vez más un poder regional y global, cuales son las políticas de Estado y los debates públicos que se necesitan para sustentar este nuevo rol de México en el mundo? ¿En qué temas regionales y globales, desde la migración centroamericana hasta cambio climático, México va a tomar liderazgo? Ya hay signos de que esto ha empezado a ocurrir, aunque requerirá de una revisión de temas internos y externos de política pública que implicará un desafío hacia el futuro. Definir los nuevos parámetros de la inserción mexicana en temas globales que van de acuerdo con su nuevo estatus más visible en el ojo del público internacional es una tarea que apenas inicia.
Vicepresidente ejecutivo del Centro Woodrow Wilson