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Cuando se fue Luis Videgaray del gabinete, en septiembre, fue por organizar la visita de Donald Trump a México. Ahora esa decisión parece más clarividente que errónea, con la posterior elección de Trump a la Presidencia en Estados Unidos. Y con este cambio de circunstancias ahora regresa Videgaray al gabinete, como Secretario de Relaciones Exteriores y, desde luego, coordinador de la política bilateral con EU.
Videgaray tendrá sus seguidores y sus detractores después de su primer paso por el gabinete, pero no hay duda que es un hombre sumamente capaz que conoce bien Estados Unidos y la relación con este país. Y no sólo eso, sino que también goza del respeto del equipo de Trump, con quien tuvo amplia comunicación cuando organizaba la visita a México. Cuando todo el mundo iba alejándose de Trump y esperando que desapareciera del mapa político, Videgaray lo buscó y entabló un diálogo con su equipo, reconociendo una vulnerabilidad potencial para México si llegaba Trump a la Presidencia de EU sin que nadie en el gobierno mexicano lo conociera. En septiembre, el entonces candidato tuiteó sobre el alto nivel de inteligencia de Videgaray, y parece que es un hombre al cual Trump tiene respeto. Este factor es crítico: Trump ya mostró en varias ocasiones que puede cambiar de opinión si recibe nueva información de una fuente que él respeta.
Pero quizás más importante aún que los canales de comunicación que tiene el nuevo canciller con la administración entrante en Estados Unidos es su capacidad de negociación, sobre todo en temas económicos. Vienen tiempos difíciles en que la administración de Trump probablemente trate de renegociar alguna parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sea el tratado mismo o simplemente agregar algún acuerdo paralelo nuevo, y no está de más tener un interlocutor mexicano que sepa el impacto que podría tener ésto en la economía mexicana y cómo transformar un potencial desastre nacional en una ventaja comparativa. El nuevo canciller se ha mostrado como un político dispuesto al trato transaccional, algo que es parte del ADN del presidente-electo de EU.
De hecho, hay mucho que se puede actualizar del TLCAN que sería benéfico para los tres países de América del Norte (México, Estados Unidos y Canadá), temas que ni siquiera se visualizaron hace casi tres décadas, y que no estaría demás discutir. Una negociación inteligente puede no sólo beneficiar a los estadounidenses, sino a los mexicanos, pero el diablo está en los detalles y se necesita a alguien que sepa cuáles son éstos. Aunado a un excelente equipo en la Secretaría de Economía y a asesores externos mexicanos que han liderado otras negociaciones comerciales internacionales exitosas, hay mucho menos que temer en este proceso.
Es menos claro qué posiciones tomará el nuevo canciller frente a posibles deportaciones de indocumentados mexicanos, un tema en el que la saliente canciller, Claudia Ruiz Massieu, quien también hizo un buen papel en la Secretaría, ya había avanzado significativamente con su equipo, y es de esperarse que se dé seguimiento a estos planes. Sin embargo, sospechamos que esta amenaza es menor de lo que parece, por lo menos en el corto plazo. Si bien el tono hacia los migrantes indocumentados será mucho menos favorable en esta nueva administración en Estados Unidos, es poco probable que puedan cambiar de estrategia abruptamente y deportar mayores números de personas en los próximos años, porque la maquinaria del gobierno simplemente no es tan ágil. Es importante prevenir cualquier escenario, pero también reconocer que el impacto probablemente será menor de lo esperado y en un horizonte mucho más largo.
También valdría la pena que el nuevo canciller estudie bien la relación en materia de seguridad entre los dos países vecinos. En la negociación que viene, México tiene mucho que ofrecer en el área de proteger la frontera sur de EU, y las relaciones entre las fuerzas militares y de inteligencia de los dos países se encuentren en su mejor época histórica en este momento.
No tenemos forma de saber si tendrá o no una buena gestión como secretario de Relaciones Exteriores, pero no hay duda que Luis Videgaray llega con visión de la relación bilateral y sus alcances, experiencia negociadora y relaciones que ayudarán a cumplir la encomienda.
Duncan Wood es el director del Instituto México del Centro Woodrow Wilson y
Andrew Selee el vicepresidente ejecutivo del Centro