“​​¿En qué te ofendo, cuando
solo intento poner bellezas en
mi entendimiento y no mi
entendimiento en las bellezas?”
Sor Juana Inés de la Cruz.

Actualmente existen en el mundo mil 100 millones de niñas a quienes las une la legítima aspiración de vivir en condiciones de igualdad de oportunidades y derechos respecto de los varones.

Consolidar esa igualdad pasa por superar la discriminación y erradicar la indiferencia frente a realidades tan injustas como el matrimonio infantil, que frenan su educación y pleno desarrollo en muchos países del orbe.

A propósito de la reciente conmemoración del “Día Internacional de la Niña”, ONU Mujeres hizo hincapié en que una niña o una mujer que asiste a la escuela no sólo está haciendo efectivo el derecho humano fundamental a la educación, sino que está construyendo mayores posibilidades de realizar su pleno potencial en el transcurso de la vida, pues estará mejor preparada para obtener un trabajo bien remunerado, por ejemplo, o alejarse de un hogar violento.

La sentencia del organismo es contundente: invertir en las niñas es una acción correcta e inteligente, con poderosas repercusiones en todas las esferas de su desarrollo personal, pero también entre la sociedad. La educación es esencial para que las mujeres alcancen la igualdad y se conviertan en agentes de cambio por su contribución a las economías prósperas y al mejoramiento de sus familias.

En ello coincide la directora general de UNESCO, Irina Bokova, quien puntualiza que cada año adicional de escolarización aleja a las niñas de la pobreza, y mejora sus expectativas de vida. Esa —señala Bokova— es la mejor manera de construir comunidades más sólidas y sociedades inclusivas.

En 2015, los Objetivos de Desarrollo del Milenio plantearon la meta de alcanzar la enseñanza primaria universal para la niñez; y según cifras de la propia Organización de las Naciones Unidas, 90 por ciento de niñas y niños en países en desarrollo y 96 por ciento en las naciones desarrolladas ya cuentan con enseñanza primaria.

A pesar de múltiples esfuerzos globales, la discriminación de género sigue haciendo mella en las perspectivas de desarrollo para las mujeres, aunado a que muchas veces el matrimonio o la maternidad a edad temprana y el trabajo doméstico las obliga a abandonar los estudios.

De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, México registra una asistencia a la escuela de 96% de las niñas y niños entre 6 a 14 años, cifra que ha ido en aumento, ya que en los setenta era mayor el porcentaje de niños que de niñas el que asistía a la escuela, y es a partir de 2010 que esta tendencia se invierte, manteniéndose con 96.4% de mujeres y 96% de hombres que acuden a una institución educativa.

En un esfuerzo sin precedentes y con el claro afán de eliminar las desigualdades entre los sexos en materia educativa, con recursos federales, el gobierno del Estado de México cuenta con becas para madres de familia y jóvenes en situación de vulnerabilidad agravada por embarazo y maternidad, que se encuentran estudiando.

Las edades van de los 12 a 18 años 11 meses con estado civil indistinto que deseen iniciar, reincorporarse, permanecer o concluir sus estudios de educación básica en el sistema escolarizado, no escolarizado y mixto; en la modalidad presencial o a distancia y que cuenten con un promedio mínimo de 8. Las beneficiarias por estas Becas de Apoyo a la Educación Básica de Madres Jóvenes y Jóvenes Embarazadas son dos mil 842 mujeres.

Se trata de un enfoque integral para impulsar no solo la continuidad en la educación, sino para propiciar una auténtica participación en la vida productiva y desarrollo social, bajo la premisa ineludible que sin el empoderamiento de las mujeres, no podrá lograrse la igualdad y el desarrollo que se reclama en el mundo.

Secretaria de Educación en el Estado de México

@AnaLiliaHerrera

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