“El peligro radica en que nuestro poder para dañar o destruir el
medio ambiente, o al prójimo,
aumenta a mucha mayor velocidad que nuestra sabiduría en el uso de ese poder”. Stephen Hawking.
La adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que México celebró en la reciente 70ª Asamblea General de la ONU incluye 17 objetivos y 169 metas que dan cuenta de la voluntad y el compromiso de las naciones para responder no sólo a los desafíos sociales, y económicos, sino también a los retos en materia ambiental que enfrentamos los países del orbe. Se trata de un notable esfuerzo para hacer efectiva una auténtica inclusión social, la protección ambiental, el respeto a los derechos humanos y la paz universal.
Con ese antecedente, el próximo lunes 5 de octubre en México conmemoramos el Día Mundial del Hábitat establecido por la ONU desde 1986. La ocasión se antoja inmejorable para hacer una pausa y voltear a ver lo que hemos construido o destruido, al amparo de hacer efectivo el derecho a una vivienda adecuada para todos y el tratamiento que por décadas han tenido los asentamientos humanos. En el Grupo Mexicano de Parlamentarios para el Hábitat, conformado por senadores y diputados federales, hemos orientado los objetivos hacia la armonización de los marcos normativos que regulan la materia de asentamientos humanos, entre otros temas sustanciales.
Coincidentes con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para garantizar una vida saludable para todos y en el cumplimiento de éste, es necesario puntualizar que se requiere voluntad política que genere capacitación e indicadores para evaluar las acciones que mitiguen el efecto del cambio climático en todo el país.
Hoy México merece asumir responsabilidades para erradicar las prácticas de hacer de las ciudades un negocio de particulares, para que se conviertan en una auténtica posibilidad de vida digna para las mayorías. Y en esa ruta, una nueva legislación en materia urbana debe incluir sanciones puntuales para que el ordenamiento territorial sea parte de la solución para la sociedad y deje de ser el negocio de unos cuantos.
Aunado a ello, un marco legal renovado enfrenta el reto de impulsar la construcción o adecuación de ciudades más sustentables, retomando la rectoría del Estado para velar por los espacios públicos, llámense parques, banquetas, cruceros o avenidas, lo que redundaría en ciudades más competitivas, seguras y menos contaminadas.
En ese propósito y en ocasión del Día Mundial del Hábitat, es que impulsamos el conversatorio Retos legislativos para ciudades humanas y seguras, como un diálogo constructivo que nos lleve a concretar una ley congruente con los actuales desafíos, pero capaz de medirse en resultados de bienestar para la población. El lunes próximo analizaremos en el Senado una de las aristas pendientes de legislar: la seguridad vial.
De acuerdo con el Informe Nacional sobre la Situación de la Seguridad Vial en México 2014, del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes los accidentes viales son ya la primera causa de muerte en niños de entre 5 y 9 años, y la segunda entre los adolescentes (10 a 19 años) y jóvenes (20 a 29 años), sólo por debajo de los homicidios.
Pero al ser las personas jóvenes las más afectadas, el impacto económico entre las familias es muy elevado. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, las lesiones viales representan entre el 1.8 y 3.5% del Producto Interno Bruto del país, es decir entre 21 mil y 41 mil millones de dólares.
El mismo documento refiere que en México las lesiones causadas por el tránsito son la octava causa general de muerte por encima de las enfermedades infecciosas y por debajo de las enfermedades crónico-degenerativas.
Con esas cifras y tal como quedó asentado en la ONU, es momento de recordar al mundo la responsabilidad colectiva para el futuro de nuestro hábitat. El llamado del hábitat es hoy.
Senadora por el Estado de México y dirigente nacional del Movimiento Territorial.
@AnaLiliaHerrera