"Consideramos que son verdades evidentes que todos los hombres se han creado iguales, que su creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables, entre ellos, a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad”.
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América
Lo que aqueja a EU no es una elección presidencial áspera, sino una crisis existencial. El país se encuentra sumamente divido en torno a lo que representa la nación. EU es un país democrático que se fundó en los principios de la igualdad, y la separación del Estado y la Iglesia. Sin embargo, también es un país que se construyó a base de la esclavitud, y con una tradición judeocristiana fuerte que visualiza al país como un ejemplo moral a seguir para el mundo. Cuando EU se independizó, predominaba el aislacionismo —el deseo de alejarse del resto del mundo. Sin embargo, en los últimos cien años EU ha tenido que jugar un papel protagónico en la palestra global. Estas contradicciones están manifestándose de manera palpable hoy y no queda claro cuál será el resultado de esta lucha entre las múltiples personalidades del país.
Una encuesta reciente del New York Times mostró que las opiniones de los afiliados a los principales partidos son completamente encontradas. Los demócratas quieren restringir el acceso a las armas (76%), los republicanos en su mayoría no (59%); los demócratas apoyan medidas para combatir el cambio climático (74%), mientras que los republicanos cuestionan la existencia del mismo (60%); los demócratas apoyan en su mayoría la entrada de los inmigrantes de Siria (63%), los republicanos no (61%). En resumen, las estrategias respecto a cómo dirigir al país se dividen entre alternativas muy distintas.
Curiosamente, entre el liderazgo de los dos partidos se está dando un consenso respecto a un tema espinoso: Donald Trump. Sin duda, la predominancia en los medios de Trump en meses recientes ha sido deprimente para los seres pensantes de ambos partidos, que son la mayoría. A pesar de que hay desacuerdo sobre el camino a seguir para el país, las elecciones generales no se ganan con propuestas extremistas y Trump se ha volado la barda.
Trump no será el candidato republicano y menos presidente de EU, pero eso no quita su importancia ni el peligro que representa. Los que apoyan a Trump son sobre todo la clase media baja de escasa educación, individuos resentidos que buscan “recuperar” la grandeza nacional de antaño, sin definir qué quiere decir eso. ¿Exactamente cuántas personas apoyan a Trump? Según el Pew Research Institute (2014), el 39% de la población dice ser independiente, mientras que el 32% simpatiza con los demócratas y el 23% con los republicanos. En las encuestas donde miden la popularidad de Trump, nada más consultan a republicanos con la intención de votar, así que si Trump tiene el apoyo de alrededor de 30% de esta muestra, eso se traduce en cerca del 8% de la población nacional. Esto no es suficiente para ganar la elección general, así que ¿por qué nos preocupa tanto? Porque lo que dice Trump juega con los instintos más bajos del ser humano justo en un momento en que el miedo va en aumento.
Los ataques en París y California han generado una paranoia más aguda y un miedo generalizado en la población de EU. Mis hijos me han pedido dejar de utilizar el metro en Washington, DC y hemos hablado como familia acerca de lo que haríamos en caso de un atentado cerca de la Casa Blanca, a dos cuadras de mi oficina. Es en este ambiente en el que tenemos que convencernos de que no podemos vender nuestra alma al miedo. Es ahora cuando tenemos que celebrar nuestra pluralidad y defender nuestros valores democráticos.
Canadá nos dio una lección en días recientes cuando a través de las acciones de su gobierno refrendó su compromiso con los valores de una sociedad abierta, como también lo establece la Declaración de Independencia de EU. El nuevo primer ministro, Justin Trudeau, dio la bienvenida a un grupo de refugiados sirios. “Esta noche bajan del avión como refugiados, pero cuando salgan de esta terminal serán residentes permanentes de Canadá.” Mientras en EU estamos en plena lucha contra nuestros demonios, a los canadienses les queda muy claro quienes son y hacia dónde se dirigen. Y eso sí da envidia.
Directora de McLarty Associates