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A plena luz del día y en una zona residencial, el pasado 17 de octubre fue ejecutado en Metepec, Estado de México, el juez quinto de distrito de Amparo y Juicios Civiles Federales, Vicente Bermúdez Zacarías. Para preocupación de todos, su homicidio envía un mensaje ominoso porque interpela al Poder Judicial, cuya independencia es una condición indispensable para tener un auténtico Estado de derecho y un crimen como este busca intimidar a los juzgadores que llevan expedientes que involucran al crimen organizado.
La corrupción y la impunidad —dos de los males mayores que padecemos en México— tienen varios componentes. En primer término, a ras de suelo, el deterioro de las corporaciones policiales municipales y estatales, el eslabón más débil de la larga cadena de la procuración e impartición de justicia, que ha llevado a las Fuerzas Armadas a suplantar, con enormes costos de hartazgo y de vidas, a alcaldes y gobernadores simuladores o, incluso, cómplices de los criminales.
Le sigue el sistema de procuración de justicia —las fiscalías o procuradurías generales de justicia— que exhiben un deterioro dramático. Las “cifras negras” sobre los delitos, se explican, en gran medida, por la desconfianza en el Ministerio Público; muchos delincuentes entran y salen de las cárceles por averiguaciones mal integradas tanto por incompetencia como por corrupción.
Luego viene el sistema judicial. La mayoría de los jueces y magistrados son honestos, pero son muchos, también, los que venden sus resoluciones, los que amparan y exoneran lo mismo a delincuentes comunes que a narcotraficantes, secuestradores y depredadores que se han enriquecido desde cargos públicos.
Algún día un abogado penalista me dijo que bastaba asomarse al estacionamiento reservado al personal de los juzgados para constatar los vehículos que poseen secretarios de acuerdos, jueces y magistrados. ¿Cuántos casos de enriquecimiento de jueces, magistrados y aún secretarios de juzgados han sido investigados por el Consejo de la Judicatura?
Y sigue, en esta cadena de corrupción e impunidad, el sistema carcelario, convertido en una verdadera escuela del crimen. Las cárceles no regeneran, por el contrario, favorecen el establecimiento de nexos entre organizaciones delictivas y potencian la criminalidad. Como bien sabemos, muchas de las llamadas de extorsión provienen de los centros carcelarios.
En Italia, el Estado italiano respondió de manera contundente ante el asesinato del juez Giovanni Falconi dispuesto por la mafia a principios de la década de los noventa; hubo una reacción desesperada de la mafia, atentados y asesinatos, pero al final se impuso el Estado italiano. ¿Tendremos en México la fortaleza y la determinación para enfrentar el asesinato de jueces federales? De nueva cuenta, como en los ataques arteros a las Fuerzas Armadas o los atentados contra autoridades estatales o municipales, la criminalidad lanza un desafío mayor al Estado mexicano, a todos. Cerramos filas, alineamos esfuerzos o la delincuencia nos arrebata el país.
Carta a los mexicanos en EU. A menos de dos semanas de que la potencia planetaria vaya a las urnas y luego de haber sido vilipendiados durante la campaña electoral, conviene recordar que algunos de los mejores mexicanos están allá, contribuyendo con su esfuerzo a dotar de mayor competitividad y riqueza a esa economía al otro lado del Río Bravo. La decisión dolorosa de dejar su tierra y la tierra de sus padres y en ella a su mujer y a sus hijos, reclama valentía excepcional. Por eso me parece relevante la decisión de Manuel Herrera Vega, presidente de la Concamin, de publicar una carta abierta para esos mexicanos, reproduzco un par de párrafos:
“Insultar a los migrantes mexicanos es escupir al cielo, es burlarse de su propia herencia, es ignorar la historia, es matar el espíritu nacional estadounidense. Alejarse de México es imposible, porque México está en sus venas, en sus casas, en sus negocios, en su arte y en sus productos. Las economías de México y de EU cooperan más que compiten. Las estrategias de colaboración regional empresarial han logrado hacernos crecer y enfrentar los retos de la economía mundial.
“Les quiero transmitir, como empresario y mexicano, nuestra solidaridad y apoyo en este momento, nuestro recuerdo y cariño y, lo más importante: nuestro compromiso con México, con ustedes, con nosotros mismos de lograr un mejor país que les ofrezca nuevamente las mejores condiciones de vida para que regresen con sus familias y sus amigos, si así lo desean.”
Presidente de Grupo Consultor
Interdisciplinario. @alfonsozarate