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¿Le teme al secuestro? ¿Tiene pesadillas sobre un cautiverio prolongado? No se preocupe. Hay un método infalible para evitar tan terrible destino.
En primer lugar, tiene usted que agarrarle gusto al futbol apenas empiece a caminar. Con el paso de los años, debe mejorar su técnica y su capacidad físico-atlética. Tras unos tres lustros, es indispensable que debute en Primera División y tenga la calidad suficiente para ser convocado a la selección nacional (varonil, por supuesto). Como complemento útil pero no indispensable, puede usted agarrar un pleito altamente mediático con su club e irse a jugar a algún equipo europeo.
Si usted hace todo lo anterior, ya estuvo. Aun si lo agarran unos émulos de Zetas en algún hostil paraje tamaulipeco, no tiene motivo de preocupación. El Estado mexicano moverá cielo, mar y tierra para lograr su pronta liberación. Habrá retenes en los caminos, rondines en las colonias, helicópteros en los aires. Investigadores de élite se harán cargo de su caso. El mismísimo comisionado general de la Policía Federal dirigirá las pesquisas. Y el gobernador del estado estará allí para verificar su estado físico apenas sea liberado algunas horas después de su captura.
Ayuda, por supuesto, si el rapto sucede a días de unas elecciones, pero no es condición sine qua non.
¿Pero qué pasa si usted es poco diestro con la pelota o su único contacto con el futbol son algunos domingos de carnes y chelas cada que hay Mundial? Bueno, entonces usted tendrá que demostrar que es prominente en otra cosa. Que es un político con tribuna nacional, por ejemplo. O una actriz con el rol protagónico en una telenovela. O algo, lo que sea, que sugiera que su secuestro puede generar trending topic. Con eso, puede más o menos asegurar que algo de caso le harán.
¿Y si usted no es famoso y su último momento frente a las cámaras sucedió en el set de En Familia con Chabelo en 1987? Bueno, en ese escenario, a usted ya se lo chupó la bruja. No pida el tratamiento Alan Pulido, porque no se lo van a dar. A usted le espera un largo cautiverio. Su familia tiene por delante los maltratos en el MP, la reacción lenta, las sugerencias de que nada sirve denunciar, las solicitudes de moches de los policías ministeriales, y la angustia que nunca se agota.
Y tal vez en medio de su tragedia, alguien reflexione que sí, en efecto, no todos los casos pueden recibir un trato de excepción. Pero ¿no sería posible que el criterio para dar respuesta VIP a un secuestro fuera algo distinto que la prominencia social, la influencia política o la presencia en medios?
¿Cómo qué? La edad, por ejemplo. Las autoridades podrían anunciar que cualquier secuestro de un niño o adolescente recibiría el tratamiento Alan Pulido. O el género: si una mujer fuese secuestrada, se detonarían todas las alarmas. O la pertenencia a alguna profesión particularmente vulnerable (periodistas, activistas sociales, etc.).
Y es que si la autoridad ha de hacer distinciones (y siempre las hace, no nos engañemos), mejor que las haga para proteger al mayor número posible de personas. El domingo, se lanzó el mensaje de que los integrantes de la selección nacional (varonil) de futbol son intocables. ¿Pero no habrá otros grupos, tal vez más amplios, que se merezcan trato similar?
Y más allá de la justicia, ¿no hay un argumento estratégico para establecer criterios de reacción distintos a la fama? Si, por ejemplo, todos los secuestros de mujeres detonasen una reacción excepcional, habría menos casos de ese tipo y por tanto, más recursos para dedicarse al rapto de hombres.
Bueno, al menos, eso es lo que usted, ser torpe con el balón pero dotado de derechos, opina ¿O me equivoco?
Analista de seguridad
@ahope71