Una vez más, el resultado de un plebiscito sorprende. Primero fue el triunfo del llamado Brexit y ahora, el pasado domingo el destino de un conflicto armado de 52 años ha quedado incierto en Colombia al ganar el No a los acuerdos de paz del gobierno del presidente Santos con la guerrilla de las FARC.

De este resultado, sorprendente y frustrante para muchos, algunas conclusiones:

1. Las encuestas fallaron… otra vez. Si tomamos en cuenta las predicciones de las encuestas más recientes, la victoria del Sí parecía holgada. De acuerdo con la encuesta de Ipsos, con datos del 21 al 25 de septiembre, 66% votarían a favor y 34% en contra; para Cifras y Conceptos (26 y 27 de septiembre) la tendencia era 62% contra 38%; datos de Datexco (24 a 26 de septiembre) arrojaban un 55% contra 36.6%; y para Invamer (14 a 18 de septiembre) la tendencia era de 67.6% contra 32.4%. La realidad de las urnas fue distinta ya que el margen de diferencia sólo fue de medio punto porcentual entre el Sí y el No.

Destaca que sólo el 37% de los votantes registrados participó en el plebiscito, y que fue la abstención más alta en unos comicios en los últimos 22 años. Los análisis preliminares señalan que quienes tuvieron más incentivos para ir a votar fueron los del No y eso se demuestra con las tasas de participación de los departamentos donde se votó en ese sentido: en 11 de los 13 departamentos en donde se votó por el rechazo hubo una participación por arriba de la media, lo que puede reflejar mayor capacidad de movilización de los promotores del No.

2. La opinión pública internacional. Una vez más, la realidad nacional se impuso a la expectativa internacional. A pesar de que organismos internacionales, editoriales de medios destacados a nivel mundial, estrellas del espectáculo, el ex presidente de EU Jimmy Carter o los propios colombianos que viven fuera del país se expresaron por el Sí, en Colombia no hubo un apoyo abrumador al acuerdo negociado entre el presidente Santos y el líder de las FARC.

Es claro que los colombianos no quieren la violencia, pero dado el resultado del plebiscito, está claro también que no quieren la paz a cualquier costo y que es necesario definir un acuerdo distinto.

3. Las campañas. El gobierno tuvo más alcance a través de campañas de difusión por el Sí pero quienes coordinaron la campaña por el No tuvieron una buena penetración en redes sociales, a través de una estrategia exitosa con la frase “Ante una mala propuesta digo… No”.

Un actor fundamental fue el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe, que sellaba con una frase su postura: “La paz es ilusionante, los textos de La Habana decepcionantes”. Entre las razones del No hubo miedos que se activaron: que los colombianos se encaminaran al llamado “castrochavismo venezolano” hasta repercusiones económicas por la amenaza de más impuestos.

Gran parte de la comentocracia, inconforme por el resultado, reparte culpas utilizando los ejes ideológicos como escenario para condenar una votación de ciudadanos en la que simplemente expresaron libremente su posición. La mayoría de los colombianos quieren la paz pero quieren otro acuerdo, uno en el que sientan que no se está dando concesiones excesivas a la guerrilla, en el que no se le abran amplios espacios en el Congreso a una versión del populismo revolucionario de Venezuela, en el que no se comprometa el tesoro público y en el que no sientan que décadas de muerte y agravios quedan impunemente olvidadas. Sí a la paz, pero no a cualquier precio.

A bote pronto. El tema fiscal puede ser la bala de plata que le haga al fin perder apoyo entre sus seguidores.

Especialista en comunicación, gestión de gobierno, campañas políticas y opinión pública

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