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Independientemente del resultado electoral en Estados Unidos, Hillary Clinton ya logró lo que hace unos años no pudo: obtener la candidatura demócrata para contender por la Presidencia. Más allá de la coyuntura, me parece que cualquiera que busque contender por un cargo público puede observar 5 lecciones universales a partir de su experiencia:
1. Supo esperar. Después de que su esposo dejara la Casa Blanca en el año 2000, Hillary no lanzó su candidatura en el periodo inmediato a pesar de que tuvo el apoyo de importantes sectores de su partido. Supo sin embargo ser un buen fiel de la balanza entre los candidatos de las primarias demócratas. Fue prudente ante la coyuntura y construyó una imagen política propia al convertirse en senadora y eventualmente secretaria de Estado. Es interesante el artículo publicado en el New York Times por el ex director de la CIA, Michael J. Morell, quien a pesar de ser apartidista, manifiesta su abierto apoyo a Hillary por su liderazgo en casos tan delicados como el exitoso abatimiento de Osama bin Laden.
2. Supo perder. Sobreponerse a la derrota en las primarias de 2008 seguramente fue un enorme reto si tomamos en cuenta que inició dicha contienda siendo la favorita en las encuestas y con el apoyo de la mayoría de los superdelegados. Supo perder porque, como relata en su libro Decisiones difíciles, aunque estaba decepcionada, no estaba dispuesta a generar división en su partido y repetir historias de batallas que llegaron hasta la Convención. Cerró filas con Obama e hizo campaña en su favor.
3. Supo prepararse mejor. En 2008 no quiso hacer del género su principal ventaja, lo que claramente ha sabido aprovechar mejor en esta ocasión. Perfeccionó su estrategia tanto de tierra como en medios digitales y se preparó como nunca para cada debate con Sanders y se ve cada vez mejor ante los embates de Trump. Lo he visto desde cerca: una mala preparación para debates y entrevistas es sinónimo de desventaja electoral.
4. Sabe resistir ante la crítica. Hoy es la candidata presidencial demócrata menos popular desde que hay registro, pero es interesante saber que contaba con el 66% de aprobación como secretaria de Estado y según Gallup, era más admirada por los estadounidenses que cualquier otra mujer en el mundo. Pero cuando quedaron claras sus aspiraciones, la cobertura mediática fue 84% negativa versus 43% de Trump, de acuerdo con el Centro Shorenstein de Harvard. El ataque ha sido fuerte y Hillary resiste.
5. Supo ser candidata de la continuidad. Primero, al formar parte del gobierno de Obama adquirió la experiencia que hoy Gallup refleja con un 62% que opina que tiene la experiencia necesaria. En segundo lugar, respaldó sin titubeos al Presidente, con sus virtudes y defectos, a pesar de que la aprobación presidencial ha bajado considerablemente. Se asumió como la candidata de la continuidad (incumbent) para asegurar así la candidatura.
Aunque cada elección es distinta, hay constantes en cada proceso: se aprende más de las derrotas que de los éxitos, se requiere un poco más que un buen posicionamiento de arranque para resistir y ganar, y la preparación es la clave para llegar con éxito a una contienda presidencial. El destino no está escrito para Hillary, pero su experiencia tanto en elecciones como en gobierno la dejan mejor preparada que antes.
A BOTE PRONTO. Agradezco la invitación de EL UNIVERSAL y su equipo de editores para colaborar en este espacio a partir de hoy.
Especialista en temas de comunicación, gestión de gobierno, campañas políticas y opinión pública