¿Por qué a las mujeres le siguen regateando sus derechos políticos, sean candidatas, senadoras, diputadas, ediles, a pesar de estar establecidos en la ley? ¿Por qué se ejerce violencia política contra las mujeres con discriminación, descalificaciones, agresiones físicas e incluso la muerte, como ocurrió con nuestra compañera perredista, la alcaldesa de Temixco Gisela Mota?

Esta semana conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, un recordatorio del trabajo pendiente para hacer respetar las leyes para su protección, que nos obliga a no bajar la guardia ni retroceder en las conquistas logradas, como el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Esto quedó de manifiesto cuando los grupos parlamentarios del PRI y del PAN en la Cámara de Diputados, acordaron sin aviso a la Junta de Coordinación Política, eliminar de la votación el dictamen que obliga el uso de la píldora abortiva cuando una mujer es violada.

También, esta semana la Mesa Directiva del Senado hizo de lado, de manera ilegal y misógina, nuestra propuesta para que una mujer de destacada carrera legislativa ocupara la dirección del grupo parlamentario de nuestro partido.

Pareciera que vivimos tiempos de retroceso, en donde la congruencia entre lo que estamos obligados a defender como políticos, como organizaciones al servicio de la ciudadanía, no coincide con las decisiones y menos con las acciones.

Pareciera que los cálculos políticos, el individualismo y el poder de unos cuantos pesan más que los derechos de las mayorías, que el respeto a las conquistas de mujeres y hombres, que las necesidades de los mexicanos, y que el llamado de la gente para que los políticos superemos diferencias y trabajemos juntos por el país.

En nuestro partido no somos ajenos a esta realidad, reconocemos que vivimos tiempos difíciles y que algunos han decidido no seguir trabajando bajo la línea política del PRD. Hemos respetado su decisión y sus nuevas convicciones. A nadie, absolutamente a nadie, se le persigue ni se le condena. Pero les exigimos actuar de acuerdo a su elección, es decir, fuera de la vida de nuestro partido.

Sí, es verdad, los tiempos que vivimos son confusos e inciertos, como lo exhibió el presidente de la mesa directiva del Senado al querer intervenir en la vida de nuestro partido y tomar decisiones donde no le correspondían. Es por eso que la única forma que tenemos todos de disminuir esta tendencia y evitar errores que a la larga nos costarán más caros, es con congruencia.

Congruencia para actuar de acuerdo a las decisiones que tomamos. No podemos pretender que mientras señalas que tu partido no representa tus convicciones, sigas viviendo de él y golpeándolo un día sí y al otro también. Cuando uno elige una fuerza política, cuando uno decide ser parte de un equipo, debe caminar por voluntad en la misma línea y trabajar por ello.

Congruencia para saber que sobre los intereses particulares, cálculos políticos, proyectos personales, está primero el interés de la mayoría. Y que hay asuntos más importantes que afectan a todo México, a los que se debe poner atención antes de pensar en ganar una competencia.

Urge ser congruentes para entender que las mujeres nunca hemos sido minoría, que somos fundamentales para nuestra economía, para cambiar la forma de hacer política en nuestro país, para unir lo que ha sido fracturado por las rencillas y confrontación por un poder absurdo. No nos pueden cerrar las puertas, porque cuando se afecta a una mujer, cuando le niegan sus derechos políticos, cuando las golpean, marginan, asesinan, nuestro país retrocede.

Convoco a todos los políticos a ser congruentes para sacar adelante a México, para mejorar la vida de todas y todos, y para recuperar la confianza de la población.

Presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática.

@Ale_BarralesM
www.alejandrabarrales.org.mx

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