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Haciendo una analogía, yo veo a México como un paciente gravemente enfermo. Un paciente que se encuentra en terapia intensiva y necesita de los cuidados y tratamientos que solamente un grupo de los más reconocidos especialistas podrá sacar adelante.
México no está bien, pareciera que ha sido atacado no sólo por una enfermedad violenta, sino por un conjunto de virus y bacterias que lo están carcomiendo poco a poco, desde sus más elementales funciones.
El problema es que el diagnóstico no pasa de ser una simple gripa y que los médicos que están atendiendo a este paciente lo están engañando con tratamientos que buscan curar los síntomas, pero no la enfermedad.
El paciente lleva años escuchando decir que el tratamiento es adecuado, que se recuperará y saldrá adelante, cuando pasa todo lo contrario.
Si México es el paciente, necesita urgentemente cambiar de médico, pero a estas alturas necesita un grupo de especialistas que se ponga de acuerdo y que se ocupe del mal diagnóstico, del mal tratamiento, del desgaste y del abandono del cual ha sido víctima por décadas.
¿A qué voy con esto? Pareciera que quienes han estado a cargo de recuperar la salud de México no lo conocen, porque se han empeñado en adaptar otras realidades a nuestros escenarios, sin considerar nuestra naturaleza económica, política y social.
La nación demanda nuevas formas de encontrar soluciones a la crisis que atravesamos. Los ciudadanos saben que no son suficientes las promesas y los compromisos de que “mañana vamos a estar bien”, porque se les ha fallado, porque incluso como fuerzas políticas les hemos fallado, al dejarlos de escuchar para saber lo que les duele.
Si no tomamos medidas que verdaderamente muestren una mejora en la vida diaria de los mexicanos, se seguirá perdiendo la confianza en las instituciones y deteriorando la salud democrática del país.
Esto lo hemos reconocido en el PRD. Por eso, nuestro principal propósito es recuperar la confianza de la gente, la confianza del paciente.
Esta semana dimos un paso fundamental hacia un modelo político diferente al que estamos acostumbrados, un modelo de coalición, en el que el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano trabajaremos juntos en una agenda mínima legislativa, para dar la batalla por un Presupuesto digno, por unas leyes anticorrupción eficaces y por la eliminación de privilegios a políticos, que representan quizá las enfermedades más graves del país.
Este paso es importante porque ningún partido político puede resolver por sí solo los problemas del país. Desde 1997 se ha demostrado que las mayorías absolutas ya no existen, por lo que seguir con un solo partido sería como seguir con el mismo médico general, a base de aspirinas, cuando en realidad lo que tiene el paciente es una enfermedad grave.
Nuestro país no necesita acuerdos pragmáticos temporales. Necesitamos coaliciones como un proyecto político, nuestra Constitución nos lo permite. Necesitamos pluralidad, necesitamos diálogo y alcanzar acuerdos que eleven la calidad democrática, para ir curando poco a poco y en conjunto las enfermedades que tienen a México en terapia intensiva.
El Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano nos hemos puesto de acuerdo para darle rumbo a nuestro país. No podemos seguir adelante con un modelo político agotado, con un tratamiento agotado. Antes que pensar en elecciones, antes que pensar en votos, necesitamos trabajar juntos, como especialistas, con métodos innovadores y de acuerdo a la realidad de nuestro único paciente: México.
Presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática.
@Ale_BarralesM
www.alejandrabarrales.org.mx