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Reconocer una labor en pro del estudio y del quehacer científico es recrear la historia. En esta ocasión me refiero orgulloso al trabajo de mi antepasado por línea materna, el Ingeniero Agrimensor don Longinos Banda León, célebre científico adelantado para su época, quien realizó a finales de 1862, por encargo del entonces gobierno de Colima, un análisis profundo del archipiélago conformado por cuatro islas bautizado desde siglos anteriores como de Revillagigedo, en honor del Virrey Juan Vicente de Güemes y Padilla, segundo conde de Revillagigedo, quien ocupó el quincuagésimo segundo lugar en el virreinato de la Nueva España del 17 de octubre de 1789 al 11 de julio de 1794, bajo el reinado de Carlos IV.
Fueron muchos los personajes que han intervenido en el descubrimiento y estudio de este archipiélago desde el siglo XVI, como Fernando de Grijalva (1533), Ruy López de Villalobos (1541), Martín Yánez, José Camacho, James Colnett y Alexander Barón de Humboldt, entre otros. Siendo presidente Benito Juárez en 1861, otorgó la soberanía de las islas a quienes formaron y forman parte del actual estado de Colima, ubicadas en el océano Pacífico, entre los 720 y 970 km. al oeste de Manzanillo, y a 390 km. al suroeste de la parte sur de la península de Baja California. Se les conoce actualmente con los nombres de: Socorro, San Benedicto, Roca Partida y Clarión, sin embargo, han tenido diferentes denominaciones con antelación a estas nomenclaturas.
El primer estudio científico que se hizo de las islas fue realizado in situ por el ingeniero Agrimensor originario de la ciudad de Colima, Longinos Banda León, cuando ésta formaba parte del reino de Nueva Galicia. Nacido el 15 de agosto de 1821, hijo de don Nicolás Banda y Ornelas, gran matemático, y de su esposa, doña Guadalupe León García Navarro y Carrillo, su vida se redujo al estudio de la aritmética, geografía, cosmografía, teneduría de libros, geodesia, topografía y muchas actividades políticas y cargos públicos, siempre encaminados a profundizar y mejorar el nivel de vida de sus conciudadanos. Le fue encargado en diciembre de 1862 la comisión, por parte del gobierno de Colima, de reconocer y estudiar profundamente este archipiélago con el objeto de crear una colonia penal en el mismo.
El 13 de diciembre, llegó a Manzanillo, donde permaneció tres días acompañado de los señores Martínez Sotomayor, Juan Bautista Matute, Domingo Torres y otro cuerpo de auxilio, todos bajo su mando. El 16 de ese mes contrató los servicios del capitán James Newmann, quien en su barca neogranadina (refiere a la Nueva Granada, virreinato español que coincide con la actual Colombia) llamada la María, y bajo el salario de 40 pesos diarios, se dieron a la mar a toda vela. Su llegada a la primera isla, San Benedicto, fue el día 25, ahí se ordenó el desembarco, varios miembros de la tripulación subieron al bote mayor; el acceso fue difícil por el origen volcánico del terreno. Se midió latitud, se analizó la composición del suelo con abundancia de rocas ígneas: como basalto, pórfido traquítico, mandelstein, obsidiana, pómez (blanca y negra), peperina y arena menuda. Había una especie de pasto del tipo escoba, no se encontraron arbustos de ninguna clase; una longitud de 7 millas marinas y una a 3 de latitud carecía de agua potable, que se pudiese obtener por medio de pozos. Se recogieron muestras de aves, animales terrestres, insectos, rocas y vegetales para su clasificación.
Luego navegó hacia la Isla del Socorro durante la noche. La mañana del 26, sobre la bahía de Cornwallis, se colocó el buque a distancia media, procediendo al desembarco. Ya en tierra la comisión se repartió en diversas direcciones, evidenciaban sus barrancas y cañadas boscosas, se buscó el agua potable aunque no se encontró, existiendo abundancia de la misma por haber puntos húmedos y grandes frondas, suelo quebrado y terrenos para cultivo. En la costa de la bahía de Cornwallis se podían abrir pozos y planicies para crear poblaciones, abundaban cotorras, ruiseñores, brincadores, así como peces y mariscos. Tuvieron la intención de establecerse en la isla del Socorro por muchos días para continuar el proceso de investigación y análisis, sin embargo la tripulación cayó enferma y la falta de líquido se hacía presente día con día; en razón de no poder abrir pozos o descubrir depósitos, entonces el ingeniero Banda León resolvió dirigir el buque al puerto de Manzanillo, fue una navegación de 17 días.
A groso modo resumo el periplo hacia el Archipiélago de Revillagigedo, tomando como base el informe del socio Longinos Banda publicado en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en el que se hace patente “las ventajas que prestan las Islas para crear un establecimiento de colonia presidial para que todos los estados de la República, no sólo el de Colima, manden allí a sus criminales y quede abolida para siempre en nuestra Nación la Pena de Muerte, si tal resolución es filantrópica y merece algún elogio del mundo civilizado, al gobierno de Colima le cabe la gloria de haberla promovido,” escribía Banda León.
En otros manuscritos recopiló en forma personal la travesía científica, ilustrados por una serie de apuntes en color y bosquejos ejecutados por su hermano, mi cuarto abuelo, el famoso pintor don Nicolás Banda. Así también se criaron y disecaron algunas aves endémicas del archipiélago como una colección científica. Todavía tuve la oportunidad de observar un insectario, algunas muestras de rocas en pequeños paneles e interesantes daguerrotipos que conservaban sus sobrinas, las hermanas Banda y Pesado. El acucioso fotógrafo de Guadalajara de apellidado De la Mora plasmó con su lente al ingeniero y pintor don Nicolás, hermano del tío Longinos, posando con una de las aves procedentes del archipiélago de Revillagigedo, declarado muy merecidamente el 17 de julio pasado como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.
*Cronista y notario público de Puebla