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Andrés Herzog es uno de esos políticos de raza; de esos que duermen en la honestidad y se arrogan con la humildad. Y lo digo porque tuvo el coraje de asumir la presidencia del partido Unión Progreso y Democracia hace tan sólo unos meses, cuando se estaba muriendo por las nuevas fuerzas políticas.
Cuando enterraron al partido de Herzog éste tuvo que dejar la política. Podría haberse embarcado en el Partido Socialista, en Ciudadanos o en el propio Partido Popular, como lo hicieron muchos de sus compañeros. Sin embargo prefirió ser un gran capitán y no abandonar el barco aunque zozobrara.
Ahora este brillante abogado ha tenido que darse de alta en las oficinas del desempleo. Se ha quedado sin trabajo. Seguro que lo encontrará pronto porque es un magnífico jurista. Ha llevado casos contra la corrupción y los ha ganado casi todos. Te cuento esto, amigo lector, porque quiero desahogarme contigo. Con alguien tengo que hacerlo. Llevamos casi dos meses sin gobierno. El que tuvimos de Mariano Rajoy está en funciones, por lo que, eso y nada es lo mismo.
El problema radica en que nadie quiere negociar con nadie. De los cuatro partidos que sacaron mayor número de votos —PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos— ninguno ha sabido negociar, llegar a consensos, tender puentes.
¿Y sabes por qué amigo lector? Porque este es un país con una clase política triste, lánguida y mediocre. Aquí se han beneficiado todos. Como se dice en España, aquí “ha trincado hasta el apuntador”. Han visto un gran latifundio llamado España con una gran arca que sale de los impuestos de millones de españoles honrados. Lo han hecho como si les perteneciera. Como si fuera propio.
Y lo peor, lo más doloroso es que nadie cede porque saben que el que no llegue al poder terminará como Andrés Herzorg, en la cola del paro.
Muchos de los políticos que hay en España no tienen ni idea de qué va esto de gobernar. Sabrán mandar. Eso sí; es que eso de mandar es muy goloso y está muy bien.
Tan goloso tiene que ser que ni Mariano Rajoy, en el Partido Popular ni Pedro Sánchez en el Partido Socialista, tuvieron la decencia de dimitir el 20 de diciembre, día de las elecciones, tras obtener ambos partidos los peores resultados de sus respectivas historias.
Mariano Rajoy debería haberse ido y con él toda la tropa; todos los que han viciado para que en el Partido Popular hoy haya un halo de corrupción. Pedro Sánchez, del Partido Socialista, por su parte, ha sido capaz de vender a su electorado y pactar con el chavismo de Podemos y la ultra izquierda independentista de España con tal de llegar al poder.
Claro que era eso o el desempleo; porque ¿qué saben hacer políticos de medio pelo como los líderes que hay en la actualidad en el PSOE? Nada. De manera que han optado por ser ministros antes de quedarse sin trabajo.
Total amigo lector, que al final todo sigue igual o peor, rodeados de mediocres que dicen llamarse políticos. Político, una palabra demasiado grande para tan cortos intelectos.
alberto.pelaezmontejos@gmail.com
Twitter @pelaez_alberto