Día con día la clase política se prepara para la próxima sucesión presidencial; hace cálculos y gesticula sobre sus posibilidades de llegar al poder o de conservarlo. Se acumulan las propuestas y, en esta ocasión, hay algunas novedades: construir una gran alianza opositora, un frente amplio y hacer un gobierno de coalición. Al mismo tiempo, hay opciones independientes de los partidos políticos. ¿Se trata de otro canto de sirenas?
Hasta hace algunas semanas se habló sobre la necesidad de hacer una reforma para tener una segunda vuelta electoral, pero ya se agotó el tiempo. Después de las elecciones locales de este año comenzó a circular la idea de hacer un frente amplio mediante una alianza encabezada por el PAN y el PRD. Empieza a circular la idea de un gobierno de coalición para cambiar el régimen. No se puede dejar de lado que, detrás de la propuesta opositora de un frente amplio, existe un filón oportunista que no se puede ocultar. ¿Qué credibilidad tienen estos partidos?
Es cierto que en los sistemas presidenciales —cuando existen más de dos partidos—, hay un problema para formar mayoría y sacar adelante una agenda legislativa. Se han encontrado diversos mecanismos para incentivar la formación de un gobierno de mayoría, como la segunda vuelta electoral, las alianzas electorales, los gobiernos de coalición o la iniciativa preferente, entre otros. Históricamente, en México se tuvieron gobiernos mayoritarios producto de un sistema de partido hegemónico primero y dominante después. Cuando llegó la alternancia, a partir de 1997, se instalaron gobiernos de minoría.
En diversos momentos se han generado alianzas y coaliciones. Durante el sexenio salinista hubo una alianza entre PRI y PAN para hacer una generación de reformas que cambiaron el perfil del Estado, modificaron el régimen de propiedad de la tierra, reestablecieron las relaciones Estado-iglesias y se hizo una venta masiva de empresa públicas para satisfacer las políticas del Consenso de Washington. Un segundo ciclo de reformas se hizo con el regreso del PRI en 2012, acuerdo conocido como el Pacto por México, en donde participaron el gobierno priísta, el PAN y se sumó el PRD. Ya sabemos que los esfuerzos legislativos y los cambios a la Constitución de este sexenio quedaron atrapados en leyes secundarias regresivas y en huecos que les quitaron a las reformas su capacidad de cambio.
Nos quedamos con una reforma energética cuyos resultados privatizadores y de beneficio a los grandes intereses privados y extranjeros ya han empezado a dar resultados. Mucha publicidad y una buena dosis de demagogia han tratado de cubrir los deficientes resultados de ese ciclo reformador. Nos vendieron como reformas democráticas cambios que no lo son, como la reforma educativa, que en realidad fue laboral y adminsitrativa; la política-electoral que nos dejó organismos electorales capturados; una reforma de telecomunicaciones que no logró transformaciones de fondo y cuyo cambio más presumido fue la desaparición de la larga distancia.
Los que promovieron el Pacto por México son casi los mismos que hoy promueven un frente opositor y un gobierno de coalición. A unos años de esas reformas, ya se sabe que ganaron los grandes intereses y se perdieron oportunidades para fortalecer derechos ciudadanos y tener instituciones autónomas en serio, mejores servicios en telecomunicaciones y en radiodifusión, un campo plural de comunicaciones y medios públicos fortalecidos. De la misma forma, tampoco fue cierto que habría mejores tarifas y servicios más accesibles. ¿Por qué razón hoy vamos a confiar en que este frente y la coalición entre PAN y PRD van a desarrollar un cambio de régimen democrático?
La preparación para la próxima sucesión presidencial se está moviendo en muchas dimensiones y niveles, y la clase política tratará de venderle a la ciudadanía frentes y coaliciones, como los mecanismos indispensables para resolver los graves problemas del país. Sin embargo, ya tenemos la experiencia de que los anteriores ciclos reformadores nos han dejado un país más violento, con mayor desigualdad y plagado de impunidad, por eso la idea de este frente opositor para 2018 se escucha como un canto de sirenas…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif