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México llega tarde a esa ola de indignación que ha cruzado por Medio Oriente, África del norte, Latinoamérica, Estados Unidos y Europa y ha generado una renovación política importante: los nuevos movimientos-partido. El vaciamiento de la democracia y la captura de la política han arruinado los mecanismos de representación y ha distanciado a las élites de la ciudadanía. Hace algunos años Boaventura de Souza Santos escribió sobre la ola Podemos como una gran promesa de renovación. El reciente movimiento que encabeza Emilio Álvarez Icaza, Ahora, parece alimentarse de esa idea.
En materia de movimientos sociales y expresiones políticas no hay recetas. En algunos casos se pasó de la movilización popular a la lucha por el poder, como en España, en donde se inició con el 15-M y se llegó a un nuevo partido político. Otras experiencias han tenido el pulso de un movimiento, pero no se han conformado como un partido. También están los casos que llegaron al gobierno como el del PT en Brasil, o el del MAS en Bolivia.
El escenario en México comparte muchos indicadores que motivaron estas experiencias de innovación: como la crisis democrática, la falta de representación, la captura de lo público a cargo de una partidocracia voraz y cada vez más deslegitimada, el desencanto político, la desconfianza en la autoridad, un modelo económico que genera una gran desigualdad y pobreza y un sistema político de corrupción e impunidad. Los documentos del movimiento Ahora plantean una tesis que comparto: el fracaso de la transición a la democracia. En estos días están por cumplirse 40 años del inicio de la transición con aquella reforma política que comandó Jesús Reyes Heroles en 1977. Tenemos más de 20 años con el esquema de los organismos autónomos como el IFE-INE y otros que llegaron después. Pero nuestra democracia está atorada en la desconfianza, y la captura.
Ahora es una convocatoria que quiere llegar a las boletas electorales de 2018. Comparto la tesis de que la crisis actual de la democracia mexicana no tiene una salida como la que tuvo el viejo régimen hace décadas, sino que se necesitan nuevas ideas y proyectos. En eso Ahora tiene razón. Hay que cambiar los términos de referencia, incluso frente a los partidos que se proponen como alternativa al modelo de neoliberalismo hegemónico.
Para construir alternativas políticas no hay recetas. Quizá por eso Ahora no surge después de una movilización popular, sino desde una convocatoria para competir por el poder. En cada movimiento hay un punto que prende y se genera una movilización, pero hay una parte de espontaneidad, las cosas suceden sin una planeación previa, así fue el 132, o el grito de “estamos hasta la madre”. Aquí se inicia al revés. Puede ser que esta iniciativa prenda o se quede en un nivel bajo. El proyecto Ahora busca una nueva forma de hacer política y plantea una iniciativa que venga de abajo hacia arriba, pero el problema es que ya está conformado el arriba y todavía el abajo está por generarse.
En una democracia las opciones alternativas e independientes son bienvenidas, como Ahora y pronto con la candidata del zapatismo. Es un derecho democrático organizar opciones legítimas en la lucha por el poder. Conozco al núcleo de Ahora y comparto sus ganas de cambiar este sistema podrido. Sin embargo, me pregunto sobre el cálculo estratégico rumbo al 2018. La complicada coyuntura por la que atravesamos ha posicionado a Morena y una posible candidatura de AMLO. Ese capital de expectativas necesita ser aprovechado y reforzado.
El eje de cualquier deliberación sobre las opciones democráticas para el 2018 necesita partir de su viabilidad. Ya tenemos mucha experiencia en divisiones de la izquierda que llevan a la derrota. Se necesita ganar para implementar un nuevo proyecto y otro modelo de desarrollo. Hoy es el momento de competir y mover fichas, pero pronto habrá que construir un gran frente y forjar alianzas amplias que permitan ganar la Presidencia. El puntero de hoy necesita abrirse a una convocatoria incluyente y modificar las formas de interlocución; por su parte, los movimientos como Ahora, deberían estar bien representados en esa alianza. ¿Será?
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif