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Se cumple un siglo desde que el presidente Carranza promulgó en Querétaro la Constitución. Hoy México es radicalmente diferente al de hace cien años y, por supuesto, aquel texto que se hizo al final de la lucha armada, ahora es completamente diferente después de casi 700 reformas. De forma paralela se ha publicado la primera Constitución de la Ciudad de México. Más que hacer un análisis de estos dos marcos jurídicos, es importante entender el contexto social y anímico de este aniversario y del estreno capitalino.
En un libro reciente, Los mexicanos y su Constitución. Tercera Encuesta Nacional de Cultura Constitucional, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 2017, en www.losmexicanos.unam.mx podemos ver que la desconfianza en la política y en los políticos sigue instalada en el ánimo social y que el interés por lo público está a la baja. La preferencia por un sistema democrático ha bajado entre 2003 y 2016 de 53% a 48%, lo cual puede estar en los promedios de la región, pero hay una expresión novedosa, ahora crece el porcentaje al que le da lo mismo un sistema democrático o uno autoritario. Después del desencanto llega el desinterés. Hay razones que nos explican por qué razón hemos llegado a este punto. Ha crecido la desconfianza en los políticos y en el gobierno, prácticamente 8 de cada 10 mexicanos no confían en el gobierno; casi 7 de cada 10 consideran que el gobierno no responde a las necesidades de la ciudadanía y 8 de cada 10 ven que el gobierno es corrupto.
Como una consecuencia de la desconfianza ha crecido la falta de interés en los asuntos públicos: a los que no les interesa nada han aumentado de 18.9% en 2011 a 31.3% en 2016; no interesa lo que se hace en el Congreso (44.8%) o lo que resuelve la Suprema Corte de Justicia de la Nación (47.1%). Con esta actitud es lógico pensar que con la nueva Constitución de la Ciudad de México las cosas no van a mejorar, sino que van a seguir igual (31.3%). Esta visión está respaldada en el bajísimo grado de cumplimiento, más de 80% considera que la Constitución de la República no se cumple. En la cultura política del país sigue vigente la separación entre un país legal y un país real.
Si tomamos en cuenta que el levantamiento de esta encuesta fue entre el 20 y el 31 de octubre de 2016, es posible que las novedades recientes (el factor Trump, el gasolinazo, los desatinos de Peña Nieto) hayan agravado el malestar. En el estudio los tres sentimientos que predominan en México son: enojo (43.7%), miedo (38.5) y preocupación (29.5%). De alguna forma era previsible que 2017 sería un año difícil porque ya había mucho pesimismo sobre lo que pasaría, por eso para la mitad de los encuestados la situación sería peor que en 2016. Resulta paradójico que a pesar de que la Constitución se conoce poco (56.1%) y nada (34.4%), la ciudadanía considera que ya no responde a las necesidades del país (60%).
Si miramos la nueva Constitución de la Ciudad de México el mensaje es optimista y con razón. Se logró generar un nuevo régimen político, la consolidación de derechos adquiridos, nuevas formas que descentralizan el ejercicio del poder con múltiples contrapesos. Hay garantía de libertades y derechos; alcaldías y consejos plurales; planeación metropolitana; revocación de mandato; nueva forma de integración del congreso local; y una visión pluricultural de la Ciudad. En total son 71 artículos y 39 y transitorios, que fueron resultado de 236 horas de trabajo, 544 iniciativas de diputados y 978 propuestas ciudadanas. A pesar de los obstáculos esta Carta Magna de la Ciudad es una expresión de vangardia para el resto del país y sus resultados muestran un ejercicio democrático muy importante.
Sin embargo, en este clima de desinterés ciudadano, quedan abiertas varias preguntas: ¿cómo generar un acercamiento entre representantes y representados y resolver la crisis de representación del país? ¿Cómo recuperar el interés por lo público? ¿Cómo enfrentar la desconfianza y el desinterés? ¿Qué hacemos con la corrupción y los abusos del poder, la impunidad de la clase política y la enorme desigualdad que estructura la vida del país? ¿A quién le interesa la Constitución?
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif