El 20 de enero Trump tomó posesión y emitió su discurso. Una ceremonia muy fría, no por el clima, sino por la poca gente que estaba en el famoso National Mall de la capital de Estados Unidos. Ya como presidente hizo una selección de sus lemas de campaña y los lanzó como guía de lo que será su política los próximos cuatro años: cerrar fronteras, proteger empleos, hacer infraestructura y combatir el terrorismo. Pero lo más destacable fueron los clichés en donde cargó las tintas de demagogia y de un populismo de libro de texto: regresar el poder al pueblo, distanciarse de la clase política, emblemáticamente representada en Washington, y llamar al patriotismo. Toda su ideología se da en dos ejes, los de arriba contra los de abajo, y los de adentro contra los de afuera.

La visión del presidente 45o. de Estados Unidos está completamente distorsionada. Trump se ubica como el principio de una nueva era, por eso dice con frecuencia “nunca antes… nunca más…”. Con él se inicia prácticamente todo. Llama la atención que no hizo ninguna cita en su discurso. La pobreza del planteamiento obedece a la personalidad y a la poca asesoría que tuvo para escribir el texto que probablemente es de su autoría. Esa descripción de Estados Unidos no se reconoce en la economía más importante y el país más poderoso. Sin embargo, para Trump la infraestructura está abandonada, se han cerrado las fábricas y la riqueza se ha distribuido por el mundo. Por eso se trata de recuperar “las fronteras, los empleos, la riqueza”. Sigue en campaña y les habla sólo a sus votantes duros. Ni una palabra a los que no votaron por él, que son la mayoría; nada sobre cómo será la relación con otros países, fue completamente aldeano. Fue como un discurso para ganar un distrito electoral en Kansas, no para inaugurar una presidencia.

Trump quiere detener la “carnicería” pero apoya el armamentismo; quiere recuperar las fronteras y golpea a su vecino del sur, que es fundamental para la seguridad de esa zona; quiere que se consuman sólo los productos estadounidenses como si estuviéramos en los años 50 y no en 2017 cuando la mayoría de los productos se hacen en China, en México y en decenas de países; propone que sólo se contrate a estadounidenses cuando partes muy importantes de la economía dependen de la mano de obra de los inmigrantes. Trump no ha entendido la integración económica que propició el TLCAN; no sabe cómo están conectadas las cadenas productivas entre Estados Unidos y México; ignora la millonaria cantidad de empleos que dependen del TLCAN en aquel país; no sabe cómo el avance de la tecnología ha desplazado a la mano de obra. Es aterrador ver a un presidente tan ignorante, sin ninguna experiencia y con esos niveles de poder. Con ese proteccionismo nacionalista se va a empezar a dar tiros en los pies.

Empieza la era Trump y se cumplen los presagios. Tendremos cuatros años de un Trump recargado que seguirá con sus pleitos y convertirá sus amenazas en políticas públicas. Llevará el dinero presupuestal a cumplir sus obsesiones, como el muro en la frontera con México, un signo de gran hostilidad. Cualquier economista serio sabe que la fórmula de bajar impuestos y aumentar el gasto, lleva a un crecimiento de la deuda y a una mayor desigualdad. De la misma forma, se sabe que terminar con el programa Obamacare será perjudicial para 20 millones de personas pobres que no tienen otro mecanismo de seguridad social.

Las protestas se hicieron presentes ese 20 de enero, pero sobre todo al día siguiente. El 21 de enero las calles de Estados Unidos se saturaron con una de las protestas más grandes e importantes de las últimas décadas. Women’s March fue una expresión masiva del repudio de millones de personas que defienden derechos de las mujeres, de las minorías, de los inmigrantes; fue una defensa del pluralismo y la diversidad. Expresiones de un país que se ha polarizado de forma acelerada y presagia una agudización de la lucha social en abierta confrontación contra la Casa Blanca. La protesta y la inconformidad contra Trump ya empezó. Veremos de qué forma el sistema político en Estados Unidos procesa la lucha de una mayoría ciudadana en contra de un presidente muy impopular…

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