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En pocas elecciones Francia ha tenido tanto en juego como en las que hoy se celebran. Los ciudadanos galos irán a las urnas para definir el primer acto de una batalla que se jugará en dos tiempos. Los sondeos de opinión expresan un cuadrilátero más o menos definido en las preferencias: hay un empate entre el candidato centrista, Emmanuel Macron y la polémica candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen; y un escalón más abajo están en la pelea el izquierdista, Jean-Luc Mélenchon y el conservador François Fillon, lo cual significa que los cuatro punteros están dentro del margen de error de las encuestas. La incertidumbre se expresa en el alto porcentaje de indecisos que no se han pronunciado por alguna opción o que simplemente no han decidido si asistirán a las urnas.
No es la primera vez que Francia se encuentra ante una opción entre el Frente Nacional y una vía política más tradicional. Ya pasó en 2002, cuando en la primera vuelta el socialista Lionel Jospin quedó siete décimas por debajo de Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, y se enfrentó en la segunda vuelta a Jacques Chirac. Las cifras no dejaron dudas del consenso que había en contra del extremismo frentista y Chirac obtuvo 82.2% de lo votos. Muchas cosas han cambiado 15 años después.
Se ha debilitado el consenso proeuropeo sobre la Unión, sus instituciones y la moneda común. Después del triunfo del Brexit en Gran Bretaña y la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos, una victoria de Le Pen sería un certificado de muerte al proyecto europeo. Se han fortalecido las opciones antisistema y la crítica al status quo. Ha crecido el hartazgo de la ciudadanía frente a las promesas incumplidas, a que se ofrezca un programa en campaña y se gobierne con otro completamente distinto, como ocurrió con el actual François Hollande. La elección de hoy no sólo seleccionará a los que van a la segunda vuelta, sino definirá el futuro inmediato de la Unión Europea y del euro.
Hace unos meses se pensaba que las opciones para elegir eran muy reducidas y la preferencia por un voto en blanco o una abstención abierta no era mal vista. Sin embargo, conforme avanzaron las campañas y los debates, se fue conformado un cuadrilátero de opciones que cubrieron la mayor parte del espectro ideológico. Hay una confrontación ideológica, una rivalidad entre los extremos y el centro y entre los mismos extremos, lo cual formará las opciones de la segunda vuelta.
Aparentemente la pelea más probable será entre Le Pen y Macron (la extrema derecha y el centro); un escenario sorpresivo podría ser entre Mélenchon y Le Pen (los extremos a la derecha y a la izquierda). En las últimas semanas se pudo ver el crecimiento de la izquierda, pero no por la vía del Partido Socialista, cuyo candidato, Benoit Hamon, se desinfló, sino por Mélenchon, que ha tenido un buen desempeño en los debates. Por eso, tampoco se puede descartar un pelea entre la extrema izquierda y el centro, Macron contra Mélenchon. El 7 de mayo se definirá la presidencia en una segunda vuelta.
La elección de hoy va más allá de las ofertas tradicionales, por eso no sólo son importantes el empleo, el salario y el combate a la corrupción, sino lo que pueda suceder con las fronteras, la inmigración y el papel que pueda desempeñar Francia globalmente en estos momentos de polarización y ascenso de narrativas antieuropeas. En suma, está en juego la viabilidad misma de la democracia y los valores republicanos. Con un sistema de partidos en crisis, el avance de movimientos de izquierda y derecha y con candidaturas que juegan como independientes, se complica encontrar un camino para fortalecer el maltrecho Estado de bienestar para las nuevas generaciones, pero dentro de un contexto de libertades democráticas. Sin duda, este será el mayor reto para los franceses y para el próximo presidente o presidenta.
Con el atentado del pasado jueves 20 en pleno corazón de París, Le Pen quiso aprovecharlo, pero fue tan burda la maniobra, que tal vez no le ayude a sumar votos, sino a perder algunos. La definición francesa de hoy será importante para saber si el péndulo Brexit y Trump va de regreso o todavía se mantiene. Hace unas semanas en las elecciones de Holanda hubo una pequeña esperanza, perdió la ultraderecha. Sólo pensar en la posibilidad de un eje integrado por Theresa May, Donald Trump y Marine Le Pen, sería una pesadilla. Veremos qué dicen las urnas hoy…
Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)
@AzizNassif