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La relación entre México y Estados Unidos ha entrado en una nueva, compleja y turbulenta etapa que requiere una revisión integral a través de una amplia participación en foros de debate de alto nivel en los que participen expertos analistas e investigadores de los distintos temas que integran la agenda política bilateral, legisladores, funcionarios del Ejecutivo, entre los que destacarían los de Relaciones Exteriores, Gobernación, Migración, Economía. Es evidente que la agenda bilateral requiere de sólidos acuerdos nacionales, nuestra vulnerabilidad es notoria. Es necesario construir una relación bilateral de nuevo tipo frente a los cambios de la política de EU hacia México y viceversa. Es tiempo de revisar políticas cuyos temas bilaterales involucran también política interna con una interdependencia creciente iniciada en la década de los ochenta que incluye temas migratorios, comerciales, de drogas, de venta de armas; todos ellos temas binacionales. Es evidente que la relación de México con EU atraviesa por una situación crítica que requiere cambios de forma y de fondo.
Después de 45 días México reconstruyó, debiéramos decir transformó y endureció su política migratoria a partir de presiones que amenazaban con aranceles del 5% y crecientes a todas las exportaciones mexicanas, si no se reducían los flujos migratorios que llegaban a Estados Unidos desde Centroamérica, cruzando territorio nacional. Hubo un respiro tras el primer periodo de evaluación de 45 días en la reunión de los secretarios de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, y de Estado de EU, Mike Pompeo, cuando éste aceptó a nombre el gobierno del presidente Trump que México había cumplido con la exigencia de reducir los flujos migratorios provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala hacia EU para evitar aranceles. Se movilizaron elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur de México con Guatemala y a la frontera norte con Estados Unidos. Entre 8,000 y 14,000 migrantes en busca de asilo en EU fueron retornados a México para esperar el resultado de sus solicitudes. Los migrantes en ambas fronteras viven el endurecimiento de los controles migratorios de México a través de la Guardia Nacional y del hacinamiento producto de la falta de instalaciones adecuadas y del atropello en no pocas ocasiones de derechos humanitarios elementales.
Triste papel el que juega la Guardia Nacional en ambas fronteras, en el norte para evitar los cruces hacia EU de los migrantes centroamericanos: la muerte de un migrante salvadoreño y su hija en el Río Bravo fue una tragedia cuya imagen, que dio la vuelta al mundo, hay muchas más. En el sur priva el hacinamiento de migrantes en albergues que fueron convertidos en centros de detención en espera de la autorización de entrar a México, con grandes sufrimientos en especial de mujeres y niños. Lo que ha ocurrido después muestra que Washington mantiene presiones duras en el tema migratorio, sin importar que México haya cumplido con lo que lo obligaron a comprometerse las amenazas de aranceles y su vulnerabilidad. En 45 días habrá otra evaluación de Washington que exige a México tareas imposibles.
El canciller Marcelo Ebrard fijó tres posiciones: 1) Que México no sería Tercer País Seguro, aun cuando en los hechos está actuando de manera similar al recibir a los solicitantes de asilo en EU retornados a México, sin las condiciones humanitarias mínimas. 2) Demandó el cese del tráfico de armas de EU a México destinadas a cárteles y sicarios; nuestro país recibe el 19% de las armas que Estados Unidos vende al mundo. Con total impunidad las armas se trafican a través de camiones de carga en la frontera con México, impunemente forman parte de la creciente ola de violencia. 70% de los asesinatos ocurridos acá se cometen con esas armas. Roberto Rock publicó estas cifras en su columna de EL UNIVERSAL. 3) Ebrard manifestó interés de que México disminuya los aranceles impuestos al jitomate.
La política antimigrantes de Trump continuará. Washington respondió negativamente a las tres demandas planteadas por México. Es evidente que no dejará de haber tráfico de armas, su venta es un gran negocio. No se eliminarán los aranceles a las exportaciones de jitomate, por el contrario aumentarán al 15%. Adicionalmente la Casa Blanca inició una campaña de redadas masivas para deportar indocumentados, entre ellos hay mexicanos que viven ahora aterrorizados, muchos de ellos tienen años trabajando en EU. Trump presionó y finalmente firmó con el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, este viernes, que se convertirá en Tercer País Seguro, no importa que no tenga condiciones para recibir a los migrantes de Honduras y El Salvador. La Suprema Corte autorizó a la Casa Blanca la utilización de 2,500 millones de dólares que habían sido asignados al Pentágono para construir el Muro en la frontera con México.
La política antimigrante de Trump continuará con ataques a México, buscará mostrar a un país sometido en su frontera sur, le es útil en su campaña electoral para la reelección en noviembre el año que entra. Tiempos turbulentos para la relación bilateral.
Periodista, analista internacional