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Pese a las protestas masivas convocadas por la oposición el fin de semana en Budapest luego de las elecciones del 8 de abril , el primer ministro Viktor Mihály Orbán encabezará el gobierno de Hungría cuatro años más, con una mayoría de dos tercios en el Parlamento—por tercera ocasión consecutiva— que le permite reformar la Constitución y consolida su poder en el país centroeuropeo.
A menudo descrito por la prensa occidental como un líder autoritario y el crítico más abierto de la Unión Europea dentro del bloque, junto a su aliado Jaroslaw Kaczynski , dirigente del conservador partido gobernante Ley y Justicia en Polonia , Orbán desarrolló una campaña enfocada en los supuestos planes para convertir a Hungría en una “nación de inmigrantes” de la UE, Naciones Unidas y el magnate magiar-estadounidense George Soros , bien conocido como la " bestia negra " de la extrema derecha alternativa, incluyendo al político republicano estadounidense Steve Bannon y la ex candidata presidencial francesa Marine Le Pen .
En su último discurso de campaña, Orbán atacó a la oposición moderada e izquierdista, al afirmar a sus seguidores: “Para nosotros Hungría es primero ; para ellos, Soros y el poder que ofrece son primero, porque son capaces de hacer cualquier cosa por el poder y el dinero”.
Irónicamente, fue beneficiario de una beca financiada por Soros para estudiar en la Universidad de Oxford al inicio de su carrera política, igual que otros miembros del gobierno y de su partido Fidesz ( Alianza Cívica Húngara ).
El 15 de marzo, día nacional de Hungría, el premier declaró que “después de las elecciones nos vengaremos, con una venganza moral , política y legal ”.
Esta semana, la revista oficialista Figyelő publicó una lista negra con los nombres de 200 críticos de Orbán , que incluye académicos, periodistas y trabajadores de organismos no gubernamentales del Comité de Helsinki para Hungría, la representación local de Transparencia Internacional y la Universidad Centroeuropea, calificandolos como “ mercenarios ” de Soros.
En el poder desde hace ocho años, al que accedió tras el escándalo detonado por el tristemente célebre “ discurso de Öszod ”, emitido en 2006 por el entonces primer ministro Ferenc Gyursány , en el que aceptó que su Partido Socialista engañó al electorado y que su coalición en el gobierno no aprobó ninguna medida significativa, Orbán, ahora el tercer premier con más tiempo en funciones en la historia magiar, condujo a la coalición del Fidesz y el partido democristiano ( KDNP ) a la victoria con cerca de 50% de los votos y una nueva mayoría constitucional de 134 asientos en la Asamblea Nacional, mientras que la oposición izquierdista ganó 12 de los 18 asientos en disputa en los distritos de Budapest.
Oposición fragmentada
El sábado, decenas de miles de manifestantes marcharon en Budapest para exigir nuevos comicios y un nuevo sistema electoral, en la mayor protesta opositora en años, subrayando la necesidad de cambiar al sistema electoral, “que asienta para siempre al Fidesz en el poder”, destituir al fiscal general Peter Polt , ya que “mientras permanezca en el cargo ni un solo caso de corrupción será investigado” y sacar al Fidesz de los medios estatales, que han sido usados con órganos privados, como el canal TV2, para afianzar al gobierno de Orbán.
Hungría
tiene el mecanismo de votación más desproporcionado de la UE en cuanto al reparto de puestos legislativos, además, las minorías de lengua magiar en países vecinos como Rumania y Croacia —alguna vez parte del Imperio Austro-Húngaro—, sufragaron casi por unanimidad a favor del Fidesz y el KDNP, que les ofrecieron la nacionalidad húngara.
No obstante, observadores extranjeros y nacionales coinciden en el carácter fragmentado de la oposición, incapaz de unirse y presentar un candidato único a fin de superar a la coalición oficialista, incluso para los cargos locales.
De frente a su nueva gestión, Orbán se ha establecido entre los “hombres fuertes” de la política mundial, junto a sus colegas Vladimir Putin de Rusia , Recep Tayyip Erdogan , de Turquía y Xi Jinping , de China .
Se espera que mantenga su línea dura hacia Bruselas y la canciller federal alemana , Angela Merkel , demandando reformas en la UE a fin de “transformarla esencialmente en una administradora de los subsidios europeos y en un mercado común, en lugar de una Europa de valores compartidos que se involucra en los debates políticos internos”, según el semanario alemán Der Spiegel .
Para lograr esta meta, Orbán puede confiar en el apoyo de sus aliados del “ euroescéptico ” Grupo de Visegrado , que integra con Polonia , la República Checa y Eslovaquia , cuyos respectivos gobiernos también han explotado la crisis de refugiados de 2015 y la profunda discriminación contra los gitanos y otras minorías.
En los asuntos internos, Orbán tendrá que encarar los problemas de corrupción , el crecimiento negativo de la población —el segundo más negativo en la UE—y la fuga de cerebros , pese a la proyección de crecimiento del PIB de 3.8% este año, de acuerdo con el Panorama Económico Mundial del Fondo Monetario Internacional .
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