La nueva crisis humanitaria que se desarrolla en la frontera de Estados Unidos con México se frenó por el momento, después de que el presidente Donald Trump revirtió su cruel política de separar a los menores migrantes indocumentados de sus padres , que impuso con la mira en las elecciones intermedias de noviembre y su propia reelección en 2020 .

Trump dio marcha atrás a su estrategia debido a la intensa presión de todo el espectro político y social interno, así como de líderes religiosos y políticos mundiales.

La indignación aumentó el fin de semana con la fotografía de una pequeña llorando cuando su madre era detenida en Texas, y luego de que la Patrulla Fronteriza permitió a periodistas visitar una vieja bodega en McAllen con 1,100 detenidos , incluso 200 menores sin compañía encarcelados en jaulas metálicas , cada una con cerca de 20 niños .

Entre tanto, se reveló que funcionarios federales han enviado a bebés y otros pequeños arrancados a sus familias en la frontera a por lo menos tres albergues para “ edad temprana ” en el sur de Texas.

El magnate inmobiliario firmó una orden ejecutiva para mantener juntos a padres e hijos , al declarar el miércoles que “el dilema” es que “si eres de verdad, de verdad patéticamente débil, el país será desbordado por millones de personas. Y si eres fuerte, entonces no tienes corazón. Tal vez preferiría ser fuerte, pero es un duro dilema”.

La orden ejecutiva, que contradice sus argumentos de que carecía de autoridad para detener las separaciones, en un intento de culpar a los legisladores demócratas , especifica que los migrantes que entren a Estados Unidos con niños no quedarán juntos si hay temor por el bienestar del menor. También se dará prioridad a las familias en el proceso de adjudicación.

En una reunión a puerta cerrada con los republicanos de la Cámara baja en el Capitolio, Trump dijo que respalda al “1,000%” su esfuerzo para reformar el sistema migratorio , pero no ofreció un camino claro en ese sentido.

Las negociaciones se han estancado durante meses, desde que la Casa Blanca trató de desmantelar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia ( DACA ), que protege a los 690,000 llamados “ dreamers ” y el caso fue llevado a la Suprema Corte.

Mitch McConnell

, líder de la mayoría del Senado , indicó que apoya un plan para que las familias migrantes detenidas permanezcan unidas, pero requiere de al menos nueve demócratas—que rechazan financiar el muro fronterizo con USD $25,000 millones —para reunir los 60 votos necesarios para aprobar una iniciativa.

En la Cámara de Representantes, la mayoría republicana incluyó una provisión para terminar con las separaciones y una vía hacia la ciudadanía para los “dreamers”. Una propuesta rival, patrocinada por un bloque ultraconservador, no garantizaría la posibilidad de que los jóvenes adquieran la ciudadanía.

Políticas unilaterales

Como hemos enfatizado en este espacio, al comentar la lanzada por la Casa Blanca contra sus propios aliados en América del Norte y Europa, al gobierno de Trump no le preocupa el daño autoinfligido que sus políticas unilaterales, desde el proteccionismo hasta la negación del cambio climático, pueden causarle a Estados Unidos.

Al contrario, se ha enfocado en el corto plazo y la defensa de la mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso, lo que desafortunadamente significa complacer a su base dura de derecha.

Al distanciarse de la postura más equilibrada que la administración asumió el año pasado, cuando el vicepresidente Mike Pence y el secretario de Relaciones Exteriores mexicano , Luis Videgaray , se reunieron en Miami con los dirigentes centroamericanos en un esfuerzo para enfrentar los problemas económicos y sociales estructurales detrás de la migración , miles de niños inocentes fueron tomados como rehenes para cumplir una de las principales promesas de campaña de Trump, la construcción de un muro inútil en la frontera.

Irónicamente, como resultado Trump profundizó la división en el Partido Republicano, poniendo en riesgo las perspectivas electorales de legisladores moderados. Uno de ellos, el senador Ben Sasse , exigió “terminar de inmediato con esta política de separación familiar” e incluso Franklin Graham , hijo del desaparecido evangelista Billy Graham y notorio simpatizante de Trump, afirmó que “es una desgracia y es terrible ver a las familias desgarradas”.

Por su lado, el gobernador de Nueva York , Andrew Cuomo , anunció que dicho estado interpondrá una demanda múltiple contra la administración federal , “por violar los derechos constitucionales de los menores inmigrantes y sus familias que han sido separados”.

Una encuesta de la Universidad de Quinnipiac señaló que 27% de los electores respalda enjuiciar a los padres que cruzan la frontera en busca de asilo y separarlos de sus hijos, mientras que 66% se opone; pero en un marcado contraste que demuestra que la Casa Blanca apelaba a sus seguidores de línea dura, 55% de los republicanos apoya esa medida.

En el transcurso de seis semanas, el Departamento de Seguridad Interna ( DHS ) separó a casi 2,000 menores de adultos en la frontera, al cumplir la política de “tolerancia cero” anunciada por el procurador general Jeff Sessions.

En total, más de 10,000 niños de América Central y de otros países se hallan en albergues operados por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados , parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos ( HHS ). La dependencia tiene 100 albergues en 14 estados, que están llenos en 95% , expuso su Administración para Menores y Familias.

Este mes, el HHS fue criticado luego de que se reportara que 1,475 de los niños que entregó en custodia a familiares y otros responsables estaban “ desaparecidos ”, de acuerdo con un sondeo realizado 30 días más tarde. Ninguna medida se adoptó para dar seguimiento en paralelo a padres e hijos separados, y hay escasa coordinación entre ese departamento y el DHS.

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