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Como lo hubiera querido el desaparecido líder histórico revolucionario Fidel Castro , la Asamblea Nacional del Poder Popular eligió el 18 de abril al primer vicepresidente de Cuba , Miguel Díaz-Canel , en reemplazo del presidente Raúl Castro de 87 años de edad, lo que prepara el escenario para una posible transición suave hacia un sistema económico y político más abierto en la isla del Caribe.
Raúl Castro
, quien asumió el liderazgo en 2006 después de que cayera enfermo su hermano mayor Fidel, renunció en cumplimiento del límite de dos periodos que él mismo estableció en 2011 .
Díaz-Canel
, por mucho tiempo anunciado como el sucesor designado, se encuentra ahora al menos simbólicamente al mando de un país que enfrenta serios retos para modernizar su economía y mantener la estabilidad social, en un complejo ambiente internacional debido a la renovada hostilidad estadounidense y los devastadores efectos de la crisis en Venezuela , el principal aliado de La Habana.
Sin embargo, no hay que esperar cambios dramáticos en Cuba; la propia naturaleza del ascenso al poder de Díaz-Canel habla por sí misma de la estrategia delineada por su mentor Raúl Castro con la frase “ sin prisa, pero sin pausa ”.
Castro
permanecerá como primer secretario del Comité Central del partido hasta 2021 , un cargo más influyente que la presidencia y que tiene la responsabilidad de formular todas las grandes políticas económicas, sociales y diplomáticas que el gobierno está obligado a ejecutar.
También retiene su papel en el ejército ( Fuerzas Armadas Revolucionarias ), que ha dirigido desde la victoria rebelde sobre el régimen de Batista en 1959 .
Durante una visita reciente a México, varios periodistas cubanos describieron a EL UNIVERSAL in English el ánimo sombrío y apático prevaleciente en La Habana previo a la elección de Díaz-Canel , quien es visto como un miembro desconocido de la nomenklatura ( alta burocracia al estilo soviético ) partidista cuyos méritos son la lealtad y la cercanía con Castro .
“Hay poco interés en esta transición porque nadie espera un cambio real”, manifestó un reportero.
Otro periodista habló de la falta de organización de la disidencia , la frustración por el efímero reacercamiento con Estados Unidos abortado por la administración Trump y el fracaso en atraer inversión extranjera y empleos mediante algunas medidas reformistas, como el establecimiento de una Zona Económica Especial en el puerto de Mariel .
El modelo vietnamita
Existe un largo debate acerca del ritmo y el alcance de las reformas; a estas alturas, es muy claro que Raúl Castro decidió seguir el modelo vietnamita de una apertura cautelosa y gradual en términos económicos dentro de un sistema político cerrado y autoritario , en lugar del modelo chino de profundas reformas de libre mercado y rápido desarrollo, al tiempo que se conserva la hegemonía del partido.
El auge de la industria turística en los últimos 10 años ha contribuido a los esfuerzos gubernamentales para crear un sector privado funcional y Cuba tiene hoy cerca de 600 mil pequeños negocios propiedad de emprendedores de los que cuatro de cada 10 trabajadores se desempeñan en la iniciativa privada mientras que las críticas públicas al régimen han aumentado en Internet.
Ahora bien, pese a la reforzada línea dura de EU hacia la isla, encabezada por el senador republicano Marco Rubio , el secretario de Estado Mike Pompeo y el asesor de Seguridad Nacional John Bolton , este año ambos países aprobaron una ampliación de los viajes comerciales aéreos y navieros estadounidenses a Cuba.
Nacido en Placetas , provincia de Villa Clara , 15 meses después del triunfo revolucionario—el 80% de los cubanos siempre ha tenido a un Castro como presidente—, Díaz-Canel , “ ni un advenedizo ni un improvisado ”, de acuerdo con palabras de Raúl, lentamente se abrió paso en los cargos locales, fue enviado a Nicaragua durante los años 80 en respaldo del gobierno sandinista y alcanzó el ministerio de Educación Superior en 2009, recibe una nación de 11 millones de habitantes que disfruta de altas tasas de alfabetismo y salud, ajeno a los problemas comunes latinoamericanos de drogadicción, violencia y crimen organizado, pero con la necesidad de revitalizar su aislada economía.
Raúl Castro ha señalado que la reunificación monetaria no puede demorarse más tiempo, luego de que Fidel, en respuesta al fin de la ayuda rusa, impuso en 1994 un sistema convertible dual para atraer las remesas de los dos millones de cubanos en el exterior—que envían más de 3 mil millones de dólares anuales a sus familias en la isla—y lo mismo puede decirse de estimular al PIB, las exportaciones y los magros salarios estatales, que se ubican en 20 dólares al mes.
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