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En pleno siglo 21, varios países todavía castigan la “ brujería ” y la “ hechicería ” con la pena de muerte , a menudo impuesta a mujeres y niños en un oscuro recordatorio de los retos que la causa de los derechos humanos y la tolerancia enfrenta en el mundo.
Ha pasado mucho tiempo desde que una mujer fue ejecutada por cargos de brujería o hechicería en el mundo occidental— Anna Göldi resultó decapitada en 1782 en Glarus , Suiza , aunque la acusación oficial hablaba de “ envenenamiento ”—pero en nuestro imaginario colectivo persisten los juicios de las brujas de Salem , la serie de audiencias y procesos que tuvieron lugar en el Massachusetts colonial entre 1692 y 1693 .
Entonces, más de 200 personas fueron acusadas de brujería y a 19 de ellas se les declaró culpables y se les ejecutó en la horca ( 14 mujeres y cinco hombres ).
Otro hombre fue ejecutado por aplastamiento al negarse a declarar y al menos otras cinco personas fallecieron en prisión.
Es probable que los juicios de Salem formen parte de la cultura contemporánea debido a su carácter absurdo e injusto, que evidenció los peores excesos de la histeria masiva inducida con fines políticos , del aislacionismo y del extremismo religioso .
Abusos similares, sin embargo, pueden encontrarse ahora en naciones islámicas donde las leyes se inspiran en la sharia o legislación coránica , y las denuncias sobre hechicería son utilizadas contra mujeres , grupos étnicos , trabajadores extranjeros y otras minorías .
El departamento de policía religiosa de Arabia Saudita , por ejemplo, tiene una unidad oficial anti brujería que despacha para atrapar a hechiceros y deshacer sus conjuros .
Como los cazadores de brujas en la Nueva Inglaterra de antaño, sus contrapartes sauditas emplean a la magia como excusa adecuada para silenciar a la gente .
Acusaciones de hechicería han sido lanzadas contra trabajadoras domésticas que denuncian a sus patrones por acoso sexual , de acuerdo con Amnistía Internacional .
En un caso particular, el conductor de un popular programa para adivinar la fortuna de la televisión libanesa fue arrestado durante su peregrinación a La Meca en 2010 .
Si bien resultó sentenciado a muerte por las estrictas autoridades wahabíes , la Suprema Corte saudí lo liberó al determinar que no había dañado a nadie, tras la presión de su gobierno y grupos de derechos humanos.
En Tanzania , cerca de 600 ancianas fueron asesinadas en 2012 por cargos de brujería .
El Foro Pew sobre Vida Religiosa y Pública halló una “ fuerte y dominante creencia ” en la magia entre los tanzanos , que algunas veces lleva a la reverencia , más que al homicidio.
Una mujer que asegure ser bruja cobra entre USD $20 y USD $120 por sus servicios, incluyendo curaciones médicas y exorcismos , en un país africano donde el ingreso promedio es menor a dos dólares diarios.
Alucinaciones y dolor
También en África , Yahya Jammeh , Dictador de Gambia ( 1996-2017 ), detuvo, torturó y ejecutó a sus ciudadanos con el pretexto de la cacería de brujas .
Amnistía Internacional
considera que al menos seis personas perecieron después de que los esbirros de Jammeh les obligaron a beber una mezcla de sustancias desconocidas. Decenas más sufrieron alucinaciones y dolor persistente.
Según reportes noticiosos, por lo menos 20 internas de la cárcel de mujeres de Bimbo , en Bangui , República Centroafricana , fueron acusadas a principios de año de charlatanería y brujería , delitos incluidos en el código penal del país.
“La brujería representa un problema para los legisladores centroafricanos. Siempre es algo místico y complica la decisión del juez”, explicó N adia Carine Fornel Poutou , Presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas en Bangui .
“Una categoría particular de gente, los más vulnerables , mujeres , niños y ancianos , siempre es acusada de brujería”, añadió.
El colapso de las sociedades tradicionales , agravado por el conflicto civil en el país desde 2013, permite que las mujeres compitan con los hombres y desafíen el orden patriarcal, lo que las convierte en “blancos sociales”, afirmó Louisa Lombard , antropóloga en Bangui.
Por su lado, alrededor de 150 mujeres acusadas de brujería son torturadas y asesinadas cada año en India , donde las supersticiones todavía prevalecen en áreas tribales y remotas .
Los sacrificios de animales son practicados por seguidores de la diosa Kali y corrientes religiosas como el tantrismo , con objeto de lograr mejores cosechas , evitar enfermedades y alejar a los malos espíritus .
Los fieles de las tradiciones ocultistas , como los orkas o mudkatua , entierran cabezas humanas en los arrozales para obtener mejores lluvias y cosechas , reportó en 2015 el diario Hindustan Times .
Ajay Kumar Thakur
, oficial al mando de la estación de policía de Palkhot en el estado nororiental de Jharkhand , indicó después de la decapitación de un hombre de 55 años de una tribu, durante un presunto sacrificio humano , que “nadie en esta área se atreve a quejarse de los orkas . La mayoría de los pobladores tiene miedo de este grupo que ronda los alrededores antes del monzón”.
Muchos culpan del regreso al ocultismo a la creciente brecha económica entre la India urbana y la rural, en especial ante las cuantiosas deudas de los cultivadores de algodón y tabaco , que se suman al alto costo de las semillas híbridas y los pesticidas , lo que ha conducido a cifras récord de suicidios .
Sanal Edamaruku
, presidente de la Asociación Racionalista India , expuso que los sacrificios humanos afectan a la mayor parte del norte del país. “Cientos de millones no saben leer ni escribir, pero usualmente se refugian de las realidades de la vida en la astrología o las artes mágicas de los chamanes . Desafortunadamente, estas personas enfocan su atención en los miembros más débiles de la sociedad, como mujeres y niños, que son fáciles de manipular y secuestrar”.
Editado por Sofía Danis
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