Llegó el momento después de un largo, amargo y controvertido proceso iniciado en 2016 que involucró negociaciones interminables, dos prórrogas, tres primeros ministros británicos y tres elecciones generales. Hoy el Reino Unido está oficialmente fuera de la Unión Europea , pero una nueva ronda de conversaciones se abrirá este año entre ambas partes. ¿Qué sigue tras el Brexit ?
Empecemos con el tema más acuciante y obvio, el periodo de transición establecido en el Acuerdo de Retiro de la Unión Europea aprobado por el parlamento británico el 9 de enero de 2020 , que establece un marco de 11 meses para discutir una asociación más amplia. Y aquí comienzan otra vez los desacuerdos: Bruselas considera muy estrecho el periodo y ha dado al Reino Unido la opción de solicitar más tiempo, mientras que Londres insiste en que no habrá retrasos, al afirmar que debe librarse de las leyes europeas lo más pronto posible.
Bajo el “ acuerdo de divorcio ”, la Comisión Europea , que planea diez mesas de negociación para la enorme tarea por delante, incluyendo comercio, seguridad, transporte, energía, pesca, datos, educación y cooperación científica, arrancó su proceso de 30 etapas acordando sus objetivos antes de Navidad y se espera que sean ratificados por los 27 miembros restantes de la Unión Europea el 25 de febrero , seguido por una reunión del Consejo Europeo en marzo. Por tanto, es improbable que las pláticas comiencen antes de ese mes.
Un comité de representantes británicos y europeos que supervisará la aplicación del convenio podrá reunirse a partir de mañana. Sin embargo, hay poca información respecto a sus funciones o la periodicidad de sus sesiones.
En preparación del proceso, Bruselas ha advertido que un Brexit “ duro ” o sin acuerdo sigue siendo un riesgo para el próximo 31 de diciembre , al enfatizar que la revisión de productos en las fronteras “se convertirá en la norma” incluso si Reino Unido logra el pacto sin aranceles y cuotas que busca.
Michel Barnier
, negociador en jefe de la Unión Europea para el Brexit , afirmó que la salida británica del bloque —el primero en la historia, terminando con casi 50 años como miembro—tendría “consecuencias negativas”. Durante una visita el lunes a Irlanda del Norte , añadió que “cualquiera que sea el acuerdo que alcancemos en nuestra relación futura, el Brexit siempre será un asunto de limitar los daños”.
Poco antes, en Dublín , Irlanda , Barnier declaró que presentaría el borrador de un mandato de negociación a los socios de la Unión Europea el lunes.
“Si no tenemos un acuerdo, las cosas no serán como de costumbre y el estatus quo. Tenemos que enfrentar el riesgo de estar al borde del precipicio, en particular para el comercio”, recalcó tras asegurar que “el Reino Unido convino en un sistema reforzado de revisiones y controles de los productos que entren a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña ”, pese a los comentarios del primer ministro británico Boris Johnson , quien afirmó que las revisiones no serán necesarias.
En una conferencia de prensa conjunta, Leo Varadkar , primer ministro irlandés , dijo por su lado que la Unión Europea tendrá más fuerza en las pláticas comerciales con el Reino Unido , al coincidir con Barnier en sus ventajas comparativas, ya que 9% del comercio europeo se realiza con ese país, por 47% de las exportaciones británicas que van a la Unión Europea .
Sin acuerdo fragmentario
Varadkar también advirtió que Bruselas no aceptará un pacto comercial “ fragmentario ” en el que Londres tenga derechos sin obligaciones. “No es algo que volará en Europa ”, agregó.
En un tono más conciliador, Downing Street ha indicado que podría aceptar un acuerdo parcial. Johnson se reunirá el miércoles con la nueva presidenta de la Comisión Europea , Ursula von der Leyen , después de una serie de comentarios de la exministra de Defensa alemana, resaltando que “el drama del Brexit ya se convirtió en una amarga lección para todos los populistas que han fantaseado sobre dejar la Unión Europea ”.
El problema de Johnson—o tal vez su as bajo la manga—es la falta de información acerca de sus planes. Quiere negociar un convenio con base en el Acuerdo Integral Económico y Comercial UE-Canadá de 2014 , pero al mismo tiempo parece ansioso de empezar conversaciones con Estados Unidos y otros países— India , Brasil y México son mencionados por los promotores del “Reino Unido global”—sin las provisiones de “cancha pareja” que atarían su nación a las reglas europeas en el futuro.
Para empezar, Johnson ha reducido el escrutinio legislativo de la próxima fase. El comité para la Unión Europea de la Cámara de los Lores (c ámara alta del Parlamento ) ha invitado sin resultados al secretario para el Brexit , Stephen Barclay , a fin de que explique las etapas siguientes, aunque él dijo a BBC que los objetivos y líneas rojas de la negociación serían publicadas.
La dependencia de Barclay cerrará hoy, como parte de una reconfiguración del gabinete que se espera para principios de febrero y que incluiría al Tesoro, el Departamento de Comercio Internacional, la cancillería y otras agencias, reportó The Guardian . Michael Gove , un “ brexiteer duro ”, continuará al frente de un comité especial para la Salida de la Unión Europea , conocido como XO , y se espera que tendrá un papel clave en la nueva fase.
Como Barnier y Von der Leyen han destacado, debe empezarse a trabajar con urgencia en los arreglos para Irlanda del Norte que afectarán todo el comercio en ambos lados; no obstante, la Unión Europea y la oficina fiscal y aduanera británica tendrán que esperar a que se perfile un eventual acuerdo para diseñar los nuevos sistemas fronterizos, posiblemente en el verano.
Otro asunto pendiente es el futuro de los tres millones de ciudadanos británicos que viven en la Unión Europea y están profundamente preocupados porque están siendo “degradados masivamente” y serán usados por Bruselas para extraer concesiones al Reino Unido .
Los activistas han escrito a Barnier, argumentando que sus derechos deben ser separados de las pláticas comerciales. Mientras que los derechos de los pensionistas británicos se garantizaron en el acuerdo de salida, sostienen que 80% de sus compatriotas en la Unión Europea están en edad laboral o son más jóvenes. Luego del periodo de transición, tendrán restricciones para trabajar en el país donde actualmente residen.
Vale la pena recordar que Irlanda del Norte y Escocia votaron a favor de permanecer en la Unión Europea durante el histórico referéndum de 2016 . Si hay preocupación por la estabilidad de la primera una vez que los controles fronterizos se impongan, probablemente creando cuellos de botella en el comercio y la movilidad de la gente, en la segunda la victoria del gobernante Partido Nacional Escocés en las elecciones generales del 12 de diciembre ha dado nuevo impulso a las aspiraciones independistas.
No obstante, este mes Johnson escribió a la primera ministra escocesa , Nicola Sturgeon , para rechazar su solicitud de transferencia de facultades al Parlamento de Holyrood en Edimburgo , necesaria para efectuar un segundo referéndum —el primero tuvo lugar en 2014— sobre la independencia .
Como Sturgeon, Johnson y su Partido Conservador lograron una impresionante victoria en los comicios generales, instalando el gobierno más derechista en la historia británica de posguerra. Pese a la creciente incertidumbre y los riesgos económicos y políticos generados por el fin de casi 50 años de membresía en la Unión Europea , así como de la política de austeridad que ha incrementado la pobreza y la desigualdad, el Partido Laborista sufrió su peor derrota desde 1935.
A fin de obtener este resultado, Johnson, los tories y las fuerzas detrás del Brexit —una mezcla de populistas de derecha, nacionalistas y el sector financiero neoliberal de la City de Londres—recurrieron desde el referéndum de 2016 a una manipulación masiva en los medios que incluyó la satanización del exlíder laborista Jeremy Corbyn , quien también fue incapaz de articular una alternativa viable.
Esta vez, sin embargo, el reloj avanza rumbo al verdadero Brexit en 2021 y Johnson tendrá que cumplir sus promesas de un mundo feliz y la restauración del esplendor británico del pasado, en un entorno dominado por la intensificación de la competencia entre los grandes poderes.
Editado por Sofía Danis
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