La guerra petrolera entre Arabia Saudita y Rusia ha terminado, lo que da esperanzas a la economía global azotada por la pandemia de coronavirus , pero no esperen el regreso de la estabilidad de largo plazo a los mercados, pues la tregua es sólo temporal.
Una semana de negociaciones bilaterales y cuatro días de videoconferencias fueron necesarias para alcanzar el domingo el acuerdo que disminuye la producción mundial en 9.7 millones de barriles diarios ( MBD ), a fin de alentar la recuperación de los precios del crudo , tras el inesperado papel protagónico asumido por México en la Organización de Países Exportadores de Petróleo y productores independientes ( OPEP+ ).
El mayor recorte de producción en la historia de la OPEP , a partir del 1 de mayo y apenas por debajo del plan inicial de 10 MBD , fue posible por el pacto entre el presidente de Estados Unidos , Donald Trump y su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador ( AMLO ), cuyo gobierno era reacio a contribuir con una reducción de 350,000-400,000 barriles diarios ( B/D ), como demandaban los sauditas.
En su lugar, México disminuirá su producción en sólo 100,000 B/D entre mayo y julio gracias a la “ generosidad ” mostrada por Trump al frenar su propia generación en 250,000 B/D ; el mandatario estadounidense declaró que su país “tomará el relevo” para que el recorte de México no sea tan profundo. “Nosotros cubriremos la diferencia. La producción de Estados Unidos ya fue recortada ahora”, dijo.
Sin embargo, varios analistas han cuestionado la viabilidad e impacto real del arreglo, ya que existe una demanda global de casi 35 MBD menos; mientras que Trump , sin base legal para frenar la producción de Estados Unidos , ha mencionado incluso un recorte de 20 MBD , Moscú y El Riad buscaron convencer a otras naciones fuera de la OPEP+ como Canadá y Brasil para llevar la reducción total hasta 15 MBD .
El viernes, Dan Brouillete , secretario de Energía de Estados Unidos , señaló durante una reunión del G-20 que la producción de su país declinará entre 2 y 3 MBD para fines de año. “Todo sugeriría que la ‘promesa’ de Trump de recortar la producción para México es pura palabrería. No ha hecho nada para indicar que apoya una acción directa sobre la producción estadounidense”, Gregory Brew , un historiador de la industria, expresó a The Washington Post .
En Moscú , Alexander Novak , ministro de Energía ruso , puntualizó que el convenio duraría en teoría dos años, pero ya que la contribución de Estados Unidos depende del mercado, “necesitaremos supervisar la situación. Cambiará inevitablemente y si es necesario se tomarán medidas adicionales o los países reanudarán rápidamente la producción”.
De acuerdo con Sale Mamman , ministro de Energía nigeriano , los precios serán impulsados al menos en USD $15 por barril , después de que Rusia suspendió su colaboración con la OPEP+ en marzo, hundiendo las cotizaciones al nivel más bajo desde la Guerra del Golfo en 1991 .
No obstante, se espera que los precios oscilen por debajo de USD $20 por barril hasta que la demanda rebase 90 MBD desde su nivel actual de 75 MBD , cuando la pandemia de COVID-19 haya terminado y el consumo se reanude a escala suficiente, probablemente en un plazo de dos años.
Ganadores y perdedores
Si es posible hablar de ganadores y perdedores en este escenario, México debe ser incluido entre los primeros, si bien su victoria puede considerarse pírrica.
El miércoles, AMLO , quien ha dado prioridad a la recuperación de la empresa estatal Pemex con la construcción de una nueva refinería y el incremento de la producción que ha caído en la última década, afirmó que el acuerdo con la OPEP+ logró como mínimo evitar el “ completo colapso ” de los precios (la mezcla mexicana cayó el martes a USD $15.30 , su punto más bajo en dos semanas, luego de que el Fondo Monetario Internacional anunciara que el “ Gran Confinamiento ” provocado por el coronavirus hundirá al mundo en su peor depresión desde los años 30).
El sector petrolero generó un 17% de los ingresos gubernamentales de México en enero; el país es el doceavo productor mundial de crudo y Pemex es la segunda empresa por utilidades anuales en América Latina , pero la corrupción y un mal manejo le impusieron una deuda de USD $100 mil millones .
Durante las negociaciones con la OPEP+ , sin embargo, México recurrió a su “ arma secreta ”, un fondo masivo de cobertura de riesgos que lo protege de los bajos precios del crudo. En los últimos 20 años, explicaron Oilprice.com y Bloomberg , el país adquirió alrededor de 50 “opciones de compra al estilo asiático” a un pequeño grupo de bancos de inversión, compañías petroleras y comercializadoras en lo que es visto como el mayor—y más resguardado—acuerdo petrolero anual en Wall Street .
Las opciones de compra, con un costo de casi USD $1,000 millones este año, dan a México el derecho de vender su crudo a un precio predeterminado—calculado en USD $49 por barril —que funciona como póliza de seguros : el país obtiene los dividendos de los precios altos y además disfruta la seguridad de un tope mínimo. Si los precios continúan a la baja y promedian más de USD $20 por barril , el fondo pagaría cerca de USD $6,000 millones .
Pemex
tiene su propio fondo petrolero por separado, más pequeño, y adquirió coberturas por 234,000 B/D en 2020 ; el éxito de la estrategia mexicana no ha pasado inadvertido. Dai Jiaquan , jefe de análisis de mercados de la mayor firma petrolera estatal china, CNPC , señaló que las compañías de la nación asiática podrían mitigar sus riesgos usando derivados financieros con objeto de asegurar ganancias más estables.
China
es uno de los principales importadores de crudo y sus refinerías aprovecharon la oportunidad para acumular reservas baratas el mes pasado, pero sus productores vieron desaparecer sus ingresos, lo que los obligó a recortar inversiones y posponer o cancelar proyectos.
En el contexto político, AMLO ha reiterado que no acordó nada a cambio de la ayuda de Trump para evitar el recorte de 23% en la producción de México . No obstante, analistas comentaron que el país podría “reembolsar” a Estados Unidos en migración y seguridad.
Bajo presión estadounidense, México ha gastado fondos adicionales en la vigilancia fronteriza contra indocumentados y solicitantes de asilo centroamericanos . A partir del 21 de marzo, por su lado, Washington ha utilizado una oscura norma para suspender las entradas desde lugares designados y prevenir la propagación del coronavirus , así como devolver 30,000 personas a México, cuyas peticiones migratorias fueron rechazadas sin el proceso debido.
Estados Unidos
también está en el campo de los ganadores; como enfatizó Dmitry Peskov , vocero del Kremlin , “con los despidos inminentes en la industria petrolera de Estados Unidos y las empresas del crudo de esquisto al borde de la bancarrota, la caída en picada de los precios adquiere un significado político a medida que se acercan las elecciones estadounidenses”.
En cualquier caso, las compañías del esquisto ya están eliminando miles de empleos por la peor crisis en más de una generación. Estados petroleros como Texas , Oklahoma y Dakota del Norte esperan amplias pérdidas de trabajos e impuestos.
Los bancos se preparan a enajenar los activos de las firmas de crudo y gas de esquisto en problemas, para evitar pérdidas en los créditos—en total más de USD $200 mil millones —que extendieron a la industria durante el auge, en una situación agravada por el hecho de que los nuevos yacimientos no están rindiendo lo esperado.
“Habrá algunas empresas que no sobrevivirán”, aceptó Trent Latshaw , presidente de Latshaw Drilling , una compañía de servicios petroleros activa en Texas y Oklahoma . Empero, “la industria en general sobrevivirá y saldrá más fuerte”, destacó al recordar que este escenario es similar al de 2014, cuando Arabia Saudita también inundó el mercado en un intento de debilitar a los productores de esquisto que le estaban robando clientes.
En su último reporte a corto plazo, la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos estableció que el país volverá a ser un importador neto de crudo y derivados en 2020-2021, como resultado de compras más elevadas y exportaciones netas más bajas.
En cuanto al campo de los perdedores, El Riad está abandonando otra vez sus sueños de primacía global, víctima de malos cálculos e incluso de la presión política del Congreso estadounidense. A un precio promedio que se proyectó en USD $34 por barril este año, los ingresos del reino serían 50% inferiores a los de 2019, lo que representa una pérdida de USD $105 mil millones .
Arabia Saudita
aún tiene reservas extranjeras por USD $500 mil millones , que sumaban USD $700 mil millones en 2013.
Años de precios petroleros deprimidos y la desastrosa intervención militar en Yemen obligaron a El Riad a endeudarse y reducir el subsidio de combustible para sus súbditos, por lo que ahora sólo cuenta con las reservas para ayudar a diversificar la economía saudí a futuro.
Rusia
se encuentra en mejor posición financiera, con una tasa de cambio flexible y un déficit fiscal mucho menor que Arabia Saudita , al igual que reservas extranjeras por USD $550 mil millones . Pero su capacidad de procesamiento es limitada y sus refinerías tienen instalaciones de almacenamiento insuficientes.
Miles de pozos de crudo y gas de la era soviética se ubican en Siberia , donde Rusia enfrenta la perspectiva de cerrar y abrir posteriormente las instalaciones, un costoso proceso que Mikhail Krutikhin , socio de RusEnergy , consultoría con sede en Moscú , calificó como “desastre financiero”.
En un tono más positivo, Leonid Fedun , vicepresidente de LukOil , indicó a la prensa rusa que sin el nuevo acuerdo la capacidad global de almacenamiento se habría colmado en 40 o 45 días. Se espera que el convenio mantenga los precios dentro del rango de USD $30-USD $40 por barril redituando a Moscú de USD $70 millones a USD $80 millones diarios , lo que lo hace una opción razonable, agregó Fedun.
Editado por Sofía Danis
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