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El asalto al Consejo Legislativo ( Legco ) de Hong Kong por miles de manifestantes el lunes pasado confirma que el principio de “ un país , dos sistemas ” concedido por Beijing al enclave financiero y comercial enfrenta una profunda crisis , con repercusiones potenciales en Taiwán y China continental.
Un mes de inconformidad alcanzó su clímax en el 22 aniversario del regreso de Hong Kong a la soberanía china , cuando los manifestantes, en su mayoría jóvenes y estudiantes que exigían el retiro total de la iniciativa de ley de extradición del gobierno local , ahora suspendida, atacaron la fachada de cristal del recinto parlamentario con arietes improvisados.
Los activistas, que exigieron a las autoridades retirar por completo la propuesta en lugar de sólo suspenderla, ocuparon y vandalizaron el Legco en el distrito de Admiralty , lo que obligó a la policía antimotines a lanzar gas lacrimógeno y granadas aturdidoras para desalojar la zona después de la media noche. En total 94 personas resultaron heridas , incluyendo 13 agentes, y once fueron arrestadas .
De acuerdo con los manifestantes—agrupados en el campo “ pandemocrático ” opuesto al gobierno directo de Beijing—, la controvertida iniciativa , de ser aprobada, permitiría la transferencia de prófugos a jurisdicciones con las que Hong Kong no tiene tratados de extradición , como China, donde no hay garantías de juicio imparcial.
Como resaltó una mujer citada por WSWS durante las protestas previas que reunieron dos millones de personas, cerca de un tercio de los habitantes de la ciudad, “no quiero que mi hijo crezca en un mundo donde diga algo en línea que pueda llevarlo a ser detenido y extraditado”, en alusión a las estrictas leyes sobre las libertades de expresión y de información vigentes en China .
Tras los enfrentamientos en el Legco y el centro administrativo, la asediada Ejecutiva en Jefe de Hong Kong , Carrie Lam , condenó la violencia en una conferencia de prensa a las 4 de la mañana.
Advirtió que el gobierno “ perseguirá hasta el fin la conducta ilegal ”, y recalcó que la propuesta de extradición “ expirará en julio de 2020 cuando expire la actual legislatura . Es una respuesta muy positiva a las demandas que hemos escuchado”.
Sin embargo, organismos radicales como el partido Poder Popular , que promovió la intervención de legisladores estadounidenses, y el grupo estudiantil Demosisto , han llamado a terminar la “ opresión del Partido Comunista de China ( PCCH )” y piden más facultades políticas y económicas para la urbe.
También exigen la renuncia de Lam , quien irónicamente asumió el cargo el 1 de julio de 2017 .
El ejecutivo en jefe de Hong Kong es elegido de entre un comité de candidatos seleccionado por Beijing .
De forma similar, los partidos favorables a Beijing controlan el Legco y la Ley Básica convenida entre Gran Bretaña y China , como parte del traspaso de la soberanía de 1997 , permite a Beijing enviar tropas a la ciudad durante el estado de emergencia.
Gobierno colonial
No obstante, al haber heredado del gobierno colonial británico de 156 años una cultura política occidentalizada , los residentes están acostumbrados a defender sus libertades .
En 2003 , se opusieron a una iniciativa de seguridad nacional que habría extendido a la ciudad las leyes chinas . La propuesta se descartó y el Ejecutivo en Jefe Tung Chee-hwa fue obligado a renunciar dos años más tarde.
En 2014 , la demanda de elegir directamente al ejecutivo en jefe sin la intervención del PCCH desembocó en protestas masivas, conocidas como el Movimiento de los Paraguas u Ocupemos .
Algunos de sus antiguos miembros, como Joshua Wong , líder de Demosisto , encabezan hoy las manifestaciones de la “ Orquídea Negra ” ( una orquídea roja es el símbolo de la ciudad ).
Frente a la situación del enclave, China se ha mostrado moderada , al pedir al gobierno “ restaurar el orden social tan pronto como sea posible ”.
La Oficina para Hong Kong y Macao del Consejo de Estado, junto a la oficina de enlace de Beijing, criticaron el saqueo del Legco, al calificar las protestas como un ataque contra el principio de “ un país , dos sistemas ”.
Mientras que el gobierno central del presidente Xi Jinping ha intentado distanciarse de la iniciativa de extradición , a China le preocupa que la oposición de Hong Kong se extienda al continente y en particular a las regiones vecinas de rápido desarrollo, como la provincia de Guangdong .
En contraste con el deslumbrador paisaje de rascacielos y de elites cosmopolitas del distrito Central de Hong Kong , 20% de la población de la urbe vive en la pobreza y encara una severa crisis de vivienda, destaca World Socialist Web Site .
Los trabajadores tienen algunos de los horarios más largos del mundo
y datos oficiales difundidos este año indicaron que uno de cada cinco labora 55 horas a la semana en promedio , aunque entre 2008 y 2018 apenas hubo un incremento anual de 0.7% en los salarios, tomando en cuenta la inflación.
Una nueva crisis política prolongada en Hong Kong —que canaliza 60% de la inversión extranjera directa en China —podría ser utilizada por Estados Unidos para atizar las tensiones con Beijing , donde los funcionarios de línea dura están perdiendo la paciencia.
En noviembre, el mayor general Xu Yan , profesor de la Universidad de la Defensa Nacional del Ejército de Liberación Popular , denunció a Hong Kong como un bastión de “gente que odia al PCCH con cada fibra de su ser” y subrayó que “ahora es el momento de actuar para nosotros. Un gran problema del pasado es que enfatizamos mucho el ‘ dos sistemas ’. No enfatizamos el ‘ un país ’”.
En última instancia, el cuestionamiento de la fórmula de “ dos sistemas , un país ” puede propagarse a Taiwán , la isla nacionalista donde ha sido planteada como opción para mejorar las relaciones con Beijing y finalizar la secesión de facto establecida en 1949 , luego de la victoria comunista durante la guerra civil en China.
En medio de la tregua en la guerra comercial acordada el mes pasado entre Xi y el presidente de Estados Unidos , Donald Trump, informes periodísticos han revelado el debate interno en la Casa Blanca sobre la posibilidad de romper con la política de “una China ”.
Desde 1979 , Washington reconoce formalmente a Beijing como “ China ”, pese a sus estrechos lazos con Taiwán , al tiempo que Beijing y la isla aceptaron en 1992 que sólo existe una China , aunque puedan discrepar respecto a quién es el gobernante legítimo del país.
Washington pretende vender USD $2.6 mil millones en armas al gobierno pro independentista de la presidenta Tsai Ing-wen en Taipei , que se alista para los comicios de enero próximo.
Tsai ha declarado que su administración y el Partido Progresivo Democrático “no claudicarán” en los planes para reducir la interdependencia económica de Taiwán con China . Sin embargo, sus niveles de aprobación cayeron de 70% en 2016 a 30% este año frente a dos candidatos populistas que apoyan relaciones más cercanas con China.
Editado por Sofía Danis
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