nació en el pueblo de Tepatepec, Hidalgo, en un hogar en cuyo seno creció en un ambiente de discriminación femenina, con un padre indígena que era alcohólico y machista y que violentaba constantemente física y emocionalmente a las mujeres de la familia.

La hoy candidata presidencial de la alianza opositora enfrentó los prejuicios de su progenitor, que consideraba que las mujeres no tenían derecho a estudiar, por lo que no le fue fácil superar los obstáculos para llegar hasta preparatoria y luego salir de su pueblo para cursar una carrera universitaria en la Ciudad de México.

En sus estudios en la Facultad de Ingeniería de la UNAM vivió en carne propia el hostigamiento sexual de compañeros y maestros, al igual que en su primer empleo, donde fue víctima del acoso de sus jefes.

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Por esas experiencias, en su vida profesional, legislativa y política, la aspirante a la Presidencia ha promovido políticas públicas que garanticen la paridad de género y sanciones para quienes violentan a las mujeres y pisotean sus derechos.

“No soy una mujer sumisa, soy una mujer xingona”, “Estoy convencida de que si las mujeres participan, este país se va para arriba”, son frases que Xóchitl Gálvez expresa constantemente para hacer patente su orgullo feminista. Además, ha pedido a las mexicanas ser protagonistas y definir la elección de junio.

Xóchitl ha señalado que la mejor manera de empoderar a las mujeres es con su independencia económica: “No hay manera de que las mujeres dejen la vida de violencia si no tienen un ingreso económico, pero para que puedan trabajar necesitan estancias infantiles, necesitan escuelas de tiempo completo, necesitan apoyos económicos para emprender un negocio”.

Recientemente se comprometió a hacer valer la reforma a los artículos 38 y 102 de la Constitución, conocida como 3de3 contra la violencia hacia las mujeres, que impide a violentadores o deudores alimentarios acceder a cargos de elección popular.

“Estoy convencida de que ningún violador debe acceder al poder”, afirmó en reunión con feministas el 15 de febrero, a quienes dijo: “Las necesito con su talento y capacidad (…) Soy una mujer comprometida con las causas de las mujeres”.

Además, ha expresado su respaldo a demandas de las mexicanas, como el establecimiento de una democracia paritaria con al menos 50% de los cargos de elección popular reservados para mujeres y la prevención y erradicación de la violencia de género.

También ha hecho público su compromiso con el acceso a una justicia rápida y cabal; representación equitativa en la toma de decisiones en todos los niveles de actuación del Estado; poner fin a la “feminización de la pobreza” y mejorar los ingresos del sector.

Además, garantía de acceso universal a la salud para las mujeres y sus hijos; priorizar la educación de calidad para todas; incremento del presupuesto para refugios de víctimas de violencia y aplicación de medidas de protección adecuadas.

Penalización de defensores públicos y autoridades que no cumplan con sus funciones o revictimicen; reconocimiento del derecho de las mujeres a la propiedad de la tierra que trabajan y donde viven; ejercicio pleno de sus derechos políticos; apoyo a su autonomía mediante la promoción de becas para capacitación de emprendedoras y créditos a la palabra e impulso a la creación del sistema nacional de cuidados con cobertura universal, calidad y equidad.

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Otros de los compromisos que ha asumido Xóchitl Gálvez es el de crear un nuevo modelo de centros de atención a víctimas de violencia con presupuesto suficiente; fortalecer a las fiscalías especializadas en delitos de violencia contra las mujeres y la detección temprana y atención del cáncer cervicouterino y de mama, que anualmente cobra la vida de miles de mujeres en el país.

El 10 de septiembre del año pasado, la candidata opositora presentó el Pacto de igualdad para que las mujeres gobiernen, se les garantice la seguridad para poder salir a la calle sin miedo, además asegurar acompañamiento para jefas de familia y madres buscadoras.

También respaldó las propuestas de organizaciones feministas y de la sociedad civil para recuperar las estancias infantiles y las escuelas de tiempo completo, garantizar la igualdad salarial entre hombres y mujeres y establecer horarios laborales reducidos para quienes hacen doble jornada.

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