Este 6 de junio, policías, comerciantes, estudiantes, amas de casa, activistas, madres y emprendedoras forman parte de los 48 millones 462 mil mujeres en México que podrán salir a votar para elegir a quienes, en los ámbitos local o federal, gobernarán sus localidades y estados.
Con 15 gubernaturas en juego, mil 63 diputaciones locales, mil 925 ayuntamientos y la renovación de la Cámara de Diputados, en el país se mantienen deudas históricas con las mujeres: matan a 10 de ellas cada día y sólo dos de 32 entidades federativas han despenalizado el aborto, garantizandoles así su derecho a decidir. Además 18 estados mantienen activa una o más Alertas de Violencia de Género.
A esto se suma que entre las propuestas de las y los candidatos la mayoría ha olvidado tocar en su agenda temas como la brecha de género laboral, protocolos para el acceso a la justicia de las mujeres y, en general, políticas públicas pensadas desde una perspectiva de género.
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En entrevista con EL UNIVERSAL, la doctora Guadalupe Palacios, investigadora posdoctoral del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, señala que el voto de las mujeres es fundamental; primero, porque significa hacer efectiva la lucha de quienes, en 1953, conquistaron el sufragio femenino, pero también porque a través del voto se expresan posturas políticas que obligan a los partidos a hacer cambios en sus estrategias, propuestas y aspirantes.
“El hecho de que las mujeres vayan a votar implica no sólo hacer efectivo un derecho, sino que podamos mostrar nuestra postura política, de hacer saber si nos sentimos o no representadas (...) Si las mujeres se abstienen de votar, lo que pasa es que se va a seguir fomentando que prevalezcan políticas públicas en favor de quienes ya han participado históricamente”, señala. Por otro lado, indica que para los políticos que lleguen el reto en la materia debe ser prioridad.
“La desigualdad de género ya era terrible y con la pandemia se exacerbó. Entonces hay demasiados frentes que atender: los feminicidios, la violencia doméstica, la precarización del trabajo de las mujeres y el hecho de que ellas tienen toda la responsabilidad de los cuidados y la reproducción de la vida, que siempre hay doble jornada para ellas”, apunta.
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Deuda con ellas
Por otro lado, la investigadora de la UNAM indica que el verdadero compromiso de los políticos con el bienestar de las mujeres se ve reflejado en acciones integrales, no en propuestas vacías o la apropiación de la agenda de género sin acción.
“El compromiso se nota cuando se aplican, de manera trasversal en las políticas públicas, la perspectiva de igualdad de género, pero no como un mero discurso, sino que este aspecto se cuide en todos los rubros. Se notaría que quieren que las cosas cambien con presupuesto y personal capacitado”, apunta.
Por otro lado, dice, este 2021, con el precepto “paridad en todo”, será la primera ocasión en la historia de México que las candidaturas están repartidas equitativamente entre hombres y mujeres, lo que no evitó que las aspirantes mujeres fueran relegadas de candidaturas clave ni que fueran víctimas de violencia política de género.
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