El tercer debate entre las candidatas y el candidato a la , que se llevará a cabo hoy, será el último esfuerzo para captar a millones de votantes indecisos; tendrá un formato limitado, donde continuará la guerra de acusaciones y hostilidades, y sólo si ocurre algo excepcional podrán variar las actuales tendencias, consideran exconsejeros y politólogos.

En entrevistas con EL UNIVERSAL, los expertos destacan que el país llega a este tercer encuentro de candidatos presidenciales en medio del hartazgo ciudadano por la guerra de acusaciones entre ellos y al final la disyuntiva será votar por la opción menos corrupta, la menos inepta y no la que proponga mejores políticas y programas para sacar al país de la actual crisis.

El analista y exconsejero del IFE (hoy INE) Mauricio Merino expuso a El Gran Diario de México que espera un debate ríspido, donde el candidato y las candidatas ya se decantaron por la hostilidad como clave para sus , porque además el formato diseñado por el Instituto Nacional Electoral no permite espacio para formular buenos diagnósticos sobre los problemas del país.

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“Y en el caso de la candidata puntera [Claudia Sheinbaum Pardo] además tiene un compromiso con el presidente [Andrés Manuel] López Obrador de no hablar mal de su gobierno, por lo que no puede formular diagnósticos hacia el futuro”, destaca el experto.

Acerca del candidato de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez Máynez, opina que “ya se decantó con la idea de que debe desbancar a Xóchitl Gálvez, por lo que es altamente probable que veamos un debate de dos contra una, lo cual puede ser una oportunidad para la candidata opositora si este ataque se vuelve muy duro, pero por lo pronto tendrán juntos, morenista y naranja, el doble de tiempo disponible”.

Considera que a menos de que ocurra algo muy relevante, algo inédito, es prácticamente imposible que el ejercicio de este domingo cambie las actuales tendencias del voto porque, además, lo más importante será el llamado post- debate, es decir, cómo se interprete su actuación.

“Si alguna de las cosas que se digan o alguna cosa que se callen se convierte en instrumento útil para los pocos días que faltan en las campañas, lo cual es poco probable, pero ya veremos”, subraya Merino.

Destacó que tenemos ya dos años de campañas, de hostilidad, de insultos, de acusaciones cruzadas. Nos están invitando a votar por la menos corrupta, por la menos inepta, por la menos incapaz y con nuestro voto damos una especie de licencia para destruir a la perdedora, para gobernar tienen que eliminar prácticamente”, expone.

La analista política Arlene Ramírez Uresti indica que en este último debate presidencial los candidatos tendrán que hacer un esfuerzo grande por llegar a los millones de ciudadanos indecisos que no han definido su voto, porque “se ha movido muchísimo la tendencia electoral en las últimas semanas”.

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Confía en que el cambio del formato del encuentro quizá facilite que no exista tanta descalificación y se logre la presentación de las últimas propuestas, “pero sobre todo con argumentos, que echen toda la carne al asador para convencer a los que todavía están indecisos. Eso puede marcar la diferencia”.

Desde su perspectiva, se llega al último debate y a la recta final de las campañas en medio del hartazgo ciudadano por tanto spot, propaganda en todas las calles, bardas, espectaculares y, sobre todo, por la sobreexposición que tuvo Claudia Sheinbaum desde que fue destapada, un año antes, como corcholata del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Cuestionada sobre si aún se puede cambiar la tendencia electoral, la especialista comenta que en cuanto a la retórica que van a usar los candidatos “no creo que vayamos a encontrar muchas sorpresas ni tampoco en la reacción de la sociedad civil”.

Lo importante, insiste, “será el tema de los millones de indecisos,que no aparecen en las encuestas y que se tenga una participación en las urnas de más de 60%. Creo que ese será el objetivo y la estrategia de la candidata opositora”, sostiene Ramírez Uresti.

El experto en Derecho Electoral, analista y catedrático de la Universidad La Salle, José Perdomo, coincide en que no será un debate presidencial de altura, de propuestas y que, por el contrario, prevalecerán los insultos, será muy agresivo, con ataques y ganará la candidata que exponga más a su contrincante.

Considera que con esta estrategia de parte de las dos candidatas, teniendo el oficialismo “como apoyo y aplaudidor” al candidato Jorge Álvarez Máynez, buscarán impactar a los indecisos, a varios millones de mexicanos que aún no se decantan o no aparece en las encuestas por quién van a votar.

Agrega que a pesar del hartazgo ciudadano por esta guerra de acusaciones durante las campañas, el tercer debate sí puede ser importante para quienes aún dudan de su voto y dijo que sólo un señalamiento muy personal, más allá de la tragedia del Metro o de acusaciones de corrupción, podría influir en las actuales tendencias.

“Sólo que pase algo verdaderamente extraordinario para que alguien ya cambie el sentido de su voto, porque ambas fuerzas ya tienen su voto duro, decidido”, puntualizó el analista.

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