Construir un sistema público de cuidados de alta calidad y de gran cobertura, como el que propone Clara Brugada, candidata a la Jefatura de Gobierno de la capital por la coalición Sigamos Haciendo Historia, es lo que se necesita para cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres y terminar con “muchas tragedias familiares y personales” que se viven en la Ciudad de México, consideró la antropóloga y feminista Marta Lamas.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la experta, quien forma parte del Consejo Asesor de la candidata, consideró que la propuesta de Brugada Molina —en la que se incluye la creación de centros de cuidado y de desarrollo infantil en toda la ciudad, así como casas de día para las personas adultas mayores— tiene una “visión integral y de conjunto” para modificar el funcionamiento actual de la capital.
“Todo esto atravesado por lo que hoy las feministas llamamos la mirada interseccional, de cómo intersecta la clase social con la condición étnica, con la edad y recuperando algo que para ella es muy importante, que es la dimensión intercultural. Entonces, a mí me parece un proyecto de riqueza. Nada que ver con el salario rosa que está planteando la oposición, el salario rosa es así como una ayudadita, ¿no? Pero no es una mirada integral para modificar la estructura y la dinámica de funcionamiento en la Ciudad”, señaló la académica.
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Apuntó que no se trata de copiar de forma idéntica lo que se hizo en Iztapalapa cuando Brugada Molina fue alcaldesa, sino tomarlo como modelo para poder llevarlo a toda la Ciudad, de aquí que el equipo de la candidata esté analizando la situación de cada una de las alcaldías.
“Se trata de buscar soluciones específicas para cada alcaldía, retomando el modelo de integralidad de los servicios que han sido las utopías en Iztapalapa”, indicó.
Lamas advirtió que la violencia de género es un problema estructural que afecta a decenas de mujeres capitalinas, que no se erradicará en una sola administración; no obstante, consideró que la estrategia planteada por Brugada puede si bien no erradicarla, sí contribuir.
“Una cosa que me parece importante de la propuesta de Clara es que sí está tomando mucho en cuenta la subjetividad y lo simbólico, y ese es un camino, pero yo —no sé si soy muy pesimista— creo que hay que saber qué es lo que pedimos como ciudadanía que hagan nuestros gobernantes, y un cambio civilizatorio, como acabar con la violencia, no lo han logrado ni los países supuestamente más desarrollados, europeos, etcétera, donde sigue habiendo feminicidios, porque es de una magnitud esta cosa estructural, fuertísima.
“Entonces, claro que no hay que, desatenderlo, pero si se atienden las causas económicas y las causas culturales es muy probable que se vaya reduciendo. Entonces, yo apostaría a que se va a reducir”, dijo.
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Más que pensar en que se puede acabar la violencia, explicó, se debe matizar su discurso y narrativa, y entender que la violencia estructural, que tiene dos componentes muy fuertes, el económico y el cultural, “va a requerir mucho más que un solo gobierno; los casos concretos de una mujer violada al bajar del Metro, una chica asesinada en un antro, esas cosas sí se pueden abordar de una manera más integral y con mejor respuesta del Estado”, dijo.
Advirtió que desde hace más de 40 años le ha tocado ver cómo son las políticas panistas “y cómo las feministas hemos tenido siempre al PAN como nuestro adversario, desde los primeros intentos de cambiar la ley del aborto Acción Nacional se oponía; con matrimonios del mismo sexo, igual; este señor Taboada votó en contra”, indicó.