Momento histórico. Noche calurosa. En las calles aledañas al Zócalo se constató la felicidad de la gente. Es el sabor de la victoria.
Por mandato de las urnas, el “segundo piso” de la llamada Cuarta Transformación será encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo, quien a partir del 1 de octubre será la primera Presidenta de México en dos siglos de historia.
Ella, la científica de coleta, quien de acuerdo con las tendencias electorales será la siguiente Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas y titular del Poder Ejecutivo federal, así como la política más votada en las últimas elecciones.
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“¡Pre-si-den-ta! ¡Pre-si-den-ta! ¡Pre-si-den-ta!” arengó un coro monumental que retumbó desde el corazón político al ver a Sheinbaum ungida ya como virtual presidenta.
Sheinbaum, exjefa de Gobierno, egresada de la UNAM, donde luchó por la educación pública; madre, abuela, militante de izquierda, llegó al Zócalo a las 01:00 horas luego de que la presidenta del INE Guadalupe Taddei confirmó que las tendencias le favorecían.
“¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”, exclamó llena de júbilo la Plaza de la Constitución ante su próxima presidenta.
Minutos antes, la señora Lucía Ramírez, de Iztapalapa, afirmó categórica: “Llegó el tiempo de las mujeres, yo sabía que esto algún día iba a pasar”.
La mujer, en silla de ruedas, sostenía una cartulina con el mensaje y la consigna feminista: “Somos las brujas que no pudieron quemar… ¡Claudia, no nos puedes fallar!”.
A las 9:00 horas de ayer en San Andrés Totoltepec, Tlalpan, entre porras y reclamos por la falta de agua, Sheinbaum votó en compañía de su esposo, Jesús María Tarriba.
Tras depositar las seis boletas en las urnas, Sheinbaum Pardo reveló que su sufragio por la Presidencia fue en homenaje a la maestra Ifigenia Martínez, por una vida de lucha en favor de la democracia.
Desayunó en casa con su madre, la bióloga Annie Pardo, sus hijos y su esposo. En la tarde, se trasladó al búnker morenista en el hotel Hilton del Centro Histórico, donde ya la esperaban el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado; Karen Castrejón, líder del Partido Verde; Gerardo Fernández Noroña, vocero de Sheinbaum; Manuel Velasco, integrante del equipo de campaña, así como el exministro de la SCJN, Arturo Zaldívar.
Ahí recibió las primeras felicitaciones de los expresidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Bolivia, Evo Morales, invitados por Morena a la celebración.
A las 01:00 horas llegó al Zócalo, donde fue arropada por sus seguidores al grito de: “¡El pueblo votó y Claudia ya ganó! ¡El pueblo votó y Claudia ya ganó! ¡El pueblo votó y Claudia ya ganó!”.
Quedaron atrás los gritos de reclamo de un mar de gente impaciente que escuchó más de tres horas de mariachi y clamaba: “¡Queremos a Claudia!, ¡nos van a cerrar el Metro!”.
La limusina naranja cerró, pero el pueblo no se movió y esperó a ver a su presidenta.
Ataviada con un traje morado, el color de la lucha feminista, Sheinbaum ofreció un discurso como virtual presidenta electa.
Entre vítores y porras, la próxima Mandataria recordó a las mujeres que han aportado a la construcción del país desde la poeta Sor Juana Inés, la independentista Leona Vicaria o la luchadora social Elvia Carrillo.
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Pero, sobre todo, además, se refirió en cinco ocasiones al presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien le mandó un mensaje: “Desde aquí te decimos: Presidente, ¡gracias!”.
“Vamos a gobernar para todas y para todos, pero como, dice el principio humanista de nuestro gobierno: por el bien de todos, primero los pobres”, aseveró.
Así, con los brazos abiertos, haciendo con las manos un corazón, agradeciendo a la gente de Chihuahua, Puebla, Tlaxcala, Estado de México y la capital del país su paciencia, Sheinbaum Pardo les recordó que juntos comenzaron a hacer historia.
“Desde aquí, como siempre, me comprometo a que no les voy a defraudar. Hoy el pueblo de México ha hecho posible la continuidad y el avance de la 4T y que por primera vez en 200 años las mujeres lleguemos a la Presidencia… Los amo, ¡gracias!”.
En la esquina derecha central y Madero un grupo de mujeres alzaba el puño gritando “¡presidenta, presidenta!”, mientras los automovilistas y motociclistas hicieron sonar sus cláxones.
Es una noche histórica.