México se ha convertido en un referente para el mundo en el tema de paridad de género y será el foco de atención el 6 de junio, para ver el avance en los mecanismos de implementación, señala Alejandra Mora, secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

En entrevista con EL UNIVERSAL, manifiesta que la mirada que se tiene puesta en México se debe a que es un referente en el mundo sobre la participación de las mujeres y porque cuenta con los instrumentos legales que les permiten ingresar a la política y estar a la par de sus colegas.

Los partidos juegan un papel muy importante, pues son los que deben dar el soporte a las mujeres, el acompañamiento y la defensa, asegura.

¿Cómo se ve a México en cuanto a la inclusión de la mujer en política?

—La mirada que tenemos puesta en México es un referente de participación de las mujeres en el mundo. No sólo tiene instrumentos interesantes, logró llevarlos a la Constitución, y eso no es cosa menor, porque la mayoría de los instrumentos en la región están consagrados en legales.

El mayor pacto constitutivo social de una sociedad que tenga una lógica de la paridad en todo realmente lo pone a la vanguardia, y ahora el gran debate es cómo migrar de la igualdad en un texto en el que las mujeres la vi van y la sientan. Es el segundo eslabón que se somete a prueba: todo el diseño, porque tiene que ver con un tema de fondo, de una apuesta a que la democracia requiere a las mujeres (...) también requiere una puesta de procedimientos.

Sí, creo que México es un referente para el mundo en el tema de paridad, será el foco de atención en junio para ver los mecanismos de la implementación.

En el INE hay 73 denuncias por violencia política de género, ¿es mucho o poco?

—Como comisión de mujeres de la región, siempre procuramos ver el vaso medio lleno, y es que antes no estaban estas denuncias, sabíamos que la violencia estaba presente, que es el mecanismo de disciplinar a las mujeres para que vuelvan a su entorno de lo privado. Eso es lo que se cree: tienen que disciplinarnos.

Es muy importante, nos puede resultar poco 73 casos, con relación a la cantidad de puestos elegibles, más de 10 mil, pero ¿cuántas había antes?

Hace mucho, las mujeres no sabíamos lo que era violencia, y cuando logramos colocar en el imaginario lo que es, ahí está el avance. Veo el vaso medio lleno con 73 denuncias, es un avance, es un fortalecimiento de la democracia, y el registro nacional de violencia es importantísimo, es un instrumento muy poderoso, pocas legislaciones lo tienen.

Lo he visto en legislaciones, pero en el tema de violencia intrafamiliar; verlo en lo público es muy importante.

Hay legislación... pero hay costumbres muy arraigadas.

—Es el cambio más complejo que tiene la sociedad, y nosotras hemos logrado, como región, desnaturalizar la violencia en el mundo de lo privado, son muchos años.

El gran reto de la región es entender los mecanismos de violencia que se dan en el mundo de lo público. Estos mecanismos (...) siguen la misma lógica del mundo de lo privado: relaciones de poder abusivas.

Para transformar esto hay que hacerlo a través de una construcción con el fin de que entendamos que es ganar ganar. La democracia es la coexistencia de miradas diferentes que buscan el bien común.

Si no estamos nosotras, no hay mirada distinta y no está la agenda de las mujeres.

¿Cuál es el papel que deben jugar los partidos?

—Para nosotras, son el actor más estratégico, porque la democracia escogió un vehículo para llegar al poder (...) no pueden seguir operando sin entender los cambios que se están gestando.

Un partido político que no entienda la dimensión de la ciudadanía, de esa transformación que está pidiendo la ciudadanía, no está entendiendo lo que está sucediendo en la región.

Lo que ocupa es entender cómo sentar a las mujeres y negociar con ellas, para que ellos conserven su poder compartido.

Las mujeres no queremos sacarlos. Los equilibrios que estamos demandando deben estar acompañados por quienes son los representantes en la democracia, y esos son los partidos.

Tienen una responsabilidad enorme en este proceso, en saber leer demandas de la población y estar a la altura de los tiempos.

¿Cuál debe ser el discurso de las mujeres en la política?

—Las mujeres, cuando están en política, tienen que ser ellas mismas y no emular el ejercicio de política de los hombres, es justamente esa la demanda de la transformación.

¿La violencia política de género está muy marcada?

—Entre mayor sea el ejercicio de poder de las mujeres, entre mayor sea el puesto, lo que mayor espacio va a ocupar es la violencia contra ellas, y lo que también es cierto es que hasta ahora estamos en el proceso de conceptualizar y hacerlo visible.

Vamos avanzando en la región con instrumentos importantes, y la Comisión Interamericana de Mujeres fue la primera en sacar una ley modelo.

Si no hay sanciones de carácter político y pérdida de credenciales, no tiene sentido. Los partidos políticos preferían pagar las sanciones económicas.

¿Cuál es el mayor reto en México, que tiene gran cantidad de candidatas?

—Las acciones afirmativas, como lo significó la cuota y ahora la paridad, han tenido para la región una incidencia absolutamente positiva en lo que significan los parlamentos o asambleas legislativas, aunque en la gobernanza local tienen una deuda enorme, porque aquí se han superpuesto otros. El espacio natural de las mujeres en la política es el espacio de lo local, ese debe ser el espacio natural.

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