La pobreza y la crueldad de la vida que ha tenido que soportar Margarita González López, lejos de debilitarla, la ha empoderado.
Hoy, a sus 21 años, la joven indígena wixárica, ha destacado en todos los roles que ejerce: es jornalera agrícola, madre-jefa de familia, estudiante y, ahora también, candidata a presidenta municipal de Enrique Estrada, por Nueva Alianza.
Aunque Margarita es originaria de la localidad de José Refugio Salcido, Durango, a sus 5 años se mudó a vivir al municipio zacatecano de Enrique Estrada.
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Ahí la población es pequeña y por ello Margarita afirma que la “conoce como la palma de su mano y hasta la podría recorrer con los ojos vendados”.
En el lugar existen 6 mil habitantes y la principal actividad económica es el campo; además, una gran parte de la gente es la mano de obra en las industrias de los municipios aledaños de Calera y Fresnillo.
Un origen complicado
Desde que nació, Margarita ha vivido en un matriarcado, pues su abuela, a quien llama Mamá María, se hizo cargo de ella.
Esto pasó luego de que Mamá María metió a prisión a su marido, tras darse cuenta de que éste había violando a su propia hija de 13 años, es decir, a Teófila, quien en realidad es madre biológica de Margarita, aunque para ella es su “mamá-hermana”.
Desde que llegó a Enrique Estrada se convirtió en una niña jornalera y siente que es una experta en labrar la tierra, porque sabe de fertilizantes y herbicidas, incluso, quiere terminar sus estudios universitarios para ser agrónoma.
Relata que entró a la escuela hasta los ocho años, cuando el DIF detectó que no recibía educación, pero el entrar a estudiar le significó un triple reto.
“Soy de la mentalidad que los pobladores de aquí saben reconocer a los candidatos, así que no tengo que gastar y colgar muchas imágenes de mí”; Margarita González, candidata de Nueva Alianza
Primero, porque debía seguir trabajando en los campos; segundo, porque tenía que aprender a hablar y escribir español; tercero, porque estudiaba todo el día para regularizarse y cursar en un año el primer, segundo y tercer grado de primaria.
Más tarde, mientras cursaba el segundo año de secundaria, Rogelio, el hijo más grande de su Mamá-María murió, y ahí fue cuando interrumpió sus estudios porque debía apoyar más en la economía familiar.
Tiempo después, a sus 14 años, conoció a un mestizo de quien se enamoró y decidió vivir con él. Finalmente, a los 16 años, se convirtió en madre.
No pasó mucho tiempo para que los problemas comenzaran a llegar, pues tenía muchas diferencias con su marido por sus distintas costumbres, creencias y culturas, además, comenzaron actitudes de violencia.
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Sin embargo, recordó que en la secundaria le enseñaron que “ninguna mujer debía permitir violencia, ni sometimiento ni de sus maridos”, así que no quería repetir el patrón de violencia de género que, comenta, normalmente viven las mujeres indígenas, ni la terrible experiencia de su mamá Teófila.
Tras descubrir una infidelidad de su pareja, sin pensar terminó la relación, eso sí, peleó los derechos de manutención para su hijo que hoy tiene 5 años. Nuevamente retomó sus estudios y el año pasado logró concluir la secundaria y ahora cursa la preparatoria abierta.
Una oportunidad para ayudar
Margarita jamás imaginó que este año también se le presentaría una nueva oportunidad de sobresalir, ya que fue una sorpresa que su mamá-abuela le cediera la estafeta para irse como candidata a esa alcaldía.
Precisa que en el pueblo su Mamá-María es muy conocida, por ello, inicialmente el partido Nueva Alianza le propuso a ella la candidatura y la aceptó.
Pero, casi al mismo tiempo, le llegó la encomienda de su etnia de ser guía en la ruta Wirikuta, así que transfirió la candidatura a Margarita por ser una mujer segura, honesta y con facilidad de palabra, al dominar tanto el español como su dialecto.
“Al principio tenía dudas de que la gente me aceptara como candidata para ser presidenta municipal, pero me he vuelto tendencia entre la gente”; Margarita gonzález.
Margarita al principio se negó, pero su mamá-hermana “le picó la cresta”, al recordarle que de niña constantemente decía: “Un día seré una mujer muy importante y podré ayudar a Mamá-María y a mucha gente”.
Fue cuando aceptó, pero le pidió a Teófila que se registrara como su suplente. Desde el 4 de abril, que arrancó su campaña, reconoce que todas las noches termina muy cansada, debido a que debe levantarse temprano para irse a los campos a trabajar desde las 7:00 hasta las 15:00 horas. Come, estudia y luego reanuda sus recorridos proselitistas.
Asegura que las colonias las camina a pie: “Yo hago recorridos por las casas para que me conozcan y recoger las necesidades que tiene la gente. No tengo que hacer tantos gastos en promociones. Soy de la mentalidad que los pobladores de aquí saben reconocer a los candidatos, así que no tengo que gastar y colgar muchas imágenes de mí”, comenta.
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Margarita reconoce que al principio tenía dudas de que la gente la aceptara como candidata para ser presidenta municipal, pero con alegría destaca que se ha vuelto “tendencia entre la gente”, al grado que ha recibido peticiones de ir a visitar las comunidades o colonias.
Cabe mencionar que Enrique Estrada es un lugar que ha sido gobernado por diversos partidos, incluso, en 2013 se convirtió en el primer municipio del país con un alcalde independiente y actualmente es comandado por un munícipe emanado del PAZ, un partido local de reciente creación.