Morelia.— Por un golpe de suerte, Guillermo Valencia, candidato del PRI a la alcaldía de Morelia, Michocán, decidió a último momento irse con un amigo a ver en la televisión la pelea de Saúl Canelo Álvarez y gracias a eso se libró de la balacera que sufrió su equipo, en una expresión más de la violencia que golpea el proceso electoral mexicano que ha cobrado la vida de 34 políticos.
Tras el ataque a su camioneta, que recibió 37 impactos de bala y dejó a su guardaespaldas y su secretaria heridos, Valencia decidió cambiar su rutina, por lo que ahora se traslada en un vehículo blindado y utiliza chaleco antibalas para ir a eventos públicos.
Desde hace un par de años, el gobierno federal le envió escoltas al candidato, tras recibir amenazas por el trabajo que realiza en su organización civil Revolución Social, que se dedica a apoyar a los habitantes de Morelia que son víctimas de la delincuencia, uno de los problemas que azota a los más 800 mil ciudadanos de esa capital michoacana.
“Huelo a pólvora. ¿Quién se va a querer juntar conmigo?”, declaró Valencia.
Los temores de que sufra un nuevo atentado siempre están latentes y se acrecientan especialmente cuando acude a eventos públicos anunciados con antelación como parte de su agenda de campaña. Es por ello que poco antes de dirigirse a un mitin en la popular colonia de Colinas del Sur, el fornido candidato, de 1.93 metros de estatura, se detiene en la casa de un familiar para colocarse un chaleco antibalas.
Con relación al atentado que sufrió su equipo, no hay mayores avances en las investigaciones oficiales ni detenidos, según reconoció Valencia.
Valencia dijo desconocer qué motivaciones podría tener el Cartel Jalisco Nueva Generación para atentar contra él y descartó que el hecho tenga alguna relación con la situación que vivió en 2014, cuando también enfrentó amenazas y fue destituido de la presidencia municipal de su natal Tepalcatepec, por ausentarse del ayuntamiento, decisión que se dio luego de ser señalado de tener vínculos con el cártel de Los Caballeros Templarios.
En opinión de Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano —que sigue la incidencia delictiva en México—, la violencia que se ha visto en este proceso es consecuencia de la “ausencia de las políticas de seguridad” y la “incapacidad del gobierno federal de generar algún tipo de posible solución, y de dotar de recursos suficientes a las policías o a los estados”.
Sobre las consecuencias que acarrean los ataques contra los políticos, Rivas afirmó que los delincuentes utilizan la violencia como un “mecanismo de control” para incidir en el resultado electoral.
“Eso significa desde desmotivar a la ciudadanía para que no vayan a votar hasta controlar las decisiones de los candidatos”.