Se debe modificar el formato para los debates presidenciales restantes, ya que el primero, realizado este domingo en las instalaciones del Instituto Nacional electoral (INE), fue desordenado y limitó a los candidatos Claudia Sheinbaum, Jorge Álvarez Máynez y Xóchitl Gálvez, pues no los dejó debatir ni presentar sus propuestas, señalaron analistas consultados por EL UNIVERSAL.
Refirieron que hubo un exceso de preguntas que no permitió una moderación activa, con algunas muy técnicas que no pueden contestarse en tan poco tiempo, además de que el formato es obsoleto y sigue sobreprotegiendo a los candidatos.
Maite Azuela, maestra en Políticas Públicas, señaló que las preguntas planteadas no permitieron que los participantes expusieran sus propuestas de gobierno o que se analizaran problemas nacionales, como la corrupción.
“Creo que el formato, teniendo la posibilidad de que presentaran propuestas claves y profundas en los seis temas que se abordaron, se volvió muy desordenado y se sentía, incluso, a veces, como exageradamente limitativo en cuestión de las preguntas que no necesariamente les permitían a ellas desarrollar sus propuestas temáticas, y hasta para la parte crítica, poder abonar en aquello que resultaba útil para la ciudadanía en temas de corrupción o de abuso de poder”, comentó.
Dijo que el formato imposibilitó que los candidatos pudieran ahondar en sus propuestas. En contraste, le pareció más accesible la mesa redonda utilizada en el debate de los candidatos a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
“Tuve la oportunidad de darle seguimiento muy pausado al debate de la Ciudad de México, y creo que ese formato era amigable, en una mesa redonda, con mucha naturalidad. Se podían responder unos a otros cuando había necesidad, sin presión, sin tanta prisa y con aportaciones propositivas. Entonces, creo que estamos a tiempo… creo que las candidatas y el candidato sienten esta frustración que imposibilitó, con el formato, el acercamiento a las propuestas que sí hacen falta”, apuntó.
Consideró que es necesario modificar la estructura del siguiente debate, que se realizará el 28 de abril, y que el INE considere mayor flexibilidad y la posibilidad de que los candidatos conversen. “Sin ese exceso de preguntas, que además estaban como muy cargadas de comentarios ciudadanos”, dijo.
Por su parte, Leonardo Curzio, profesor, investigador, analista político y columnista de este diario, coincidió en que se utilizó un formato erróneo que imposibilitó el debate entre los candidatos.
“Creo que fue un mal formato, no permitió agilidad, no permitió moderación activa y no permitió que las candidatas, no solamente desarrollaran propuestas, sino que contrastaran las mismas, por tanto, tres cosas fundamentales de un debate no se consiguieron. Muchas preguntas que no me parece que sean moderación activa, finalmente, lo que hacían era leer las preguntas de alguien más, muchas de ellas con un nivel de especialización y de precisión difícilmente procesable para una respuesta amplia”, expuso.
Añadió que la producción en general fue mala porque “se veía arrinconado. Yo no sé si querían ahorrar dinero, pero fue un debate apretado, y fue un desastre el tema de los cronómetros, por tanto, generaron confusión”.
“Para mí este debate es un retroceso respecto al de 2018 y evitar que cada fuerza política vaya condicionando los mismos debería ser una capacidad técnica del INE, que ya se diese como una cosa adquirida”, señaló Curzio.
José Antonio Crespo, analista político, calificó el formato como un “desastre” con muchas preguntas, que lo hizo incompresible. “Pienso que en los dos próximos debates tiene que cambiar radicalmente el formato, dar más tiempo, menos preguntas, irse tema por tema, y no traer varios temas al mismo tiempo”, comentó a este diario.
Dijo que se debe permitir “más diálogo directo. Si lo van a seguir haciendo así, no tiene ningún sentido, porque resultó muy aburrido”.
El Spin Taller de Comunicación Política analizó el primer debate presidencial y refirió que en 2024, “son igual o más rígidos que en 1994, año del primer debate presidencial televisado”.
Señaló que en otros países, los debates evolucionan hacia una abierta discusión y contraste, con interrupciones y sin tiempos fijos, mientras que en México se sigue sobreprotegiendo a los contrincantes. “El entorno de un debate que minimiza la discusión, los ataques y los contraataques tiene impacto marginal o nulo en las preferencias, por lo que la beneficiada es Sheinbaum, quien aventaja en las encuestas”.