Fue un día de contrastes y definiciones políticas y electorales. Mientras Claudia Sheinbaum no dejó de sonreír todo el tiempo frente a los medios de comunicación, a Marcelo Ebrard se le desdibujó la sonrisa, esa misma con la que el pasado 6 de junio afirmó: “Sonríe, todo va a estar bien”, frase que lo acompañó en toda la contienda interna de Morena.

El entorno adverso que desde horas antes del anuncio oficial del resultado de las encuestas presagiaba un colapso de sus aspiraciones presidenciales en la 4T, hizo incluso que Ebrard perdiera los estribos y llamara “cobarde” al presidente de Morena, Mario Delgado.

En contraste, la exjefa de Gobierno fue aclamada por militantes y simpatizantes de Morena y de los partidos aliados. En sus primeras palabras después de ser declarada ganadora llamó a la unidad y aunque no mencionó a Ebrard, dijo que “las puertas del partido y del movimiento siempre estarán abiertas y nunca se van a cerrar”.

También fue un día que pasará a la historia como el punto de quiebre del excanciller con Morena, en lo que fue la crónica de una candidatura y una ruptura anunciadas.

Lo que para unos fueron agravios y para otros berrinches y ambiciones personales, derivó en una fractura que se anticipaba. Ebrard fue construyendo paso a paso, de principio a fin, la narrativa para desconocer el proceso interno de la 4T.

Ya había dado claras señales de su inconformidad: comenzó pidiendo piso parejo, denunció irregularidades, cargadas oficiales, propaganda ilegal y acarreo de la Secretaría del Bienestar en favor de Sheinbaum, así como el uso y manipulación de encuestas, entre otras anomalías.

De nada sirvieron los llamados desde Palacio Nacional a mantener la unidad y evitar la división, cuando a los ojos del excanciller el aparato de la 4T, con todo y secretarios de Estado, gobernadores y alcaldes se volcó en favor de quien para muchos siempre fue “la favorita del Presidente”. Ayer, “Día D”, el equipo de Ebrard denunció “innumerables irregularidades” en las boletas y el conteo. Minutos después, Ebrard exigió la reposición del procedimiento ante las “innumerables incidencias que ponen en entredicho” la selección del candidato.

Molesto, el exjefe de la diplomacia mexicana advirtió que el proceso “ya no tiene remedio” y adelantó que no acudiría a la reunión de las corcholatas.

“Fraude, fraude”; “ No estas solo”, gritaba su equipo, mientras algunos comentaban que lo mejor era migrar hacia Movimiento Ciudadano (MC). Pasadas las 7 de la noche, tras una larga reunión con las corcholatas, la dirigencia morenista hizo oficial, sin sorpresas, que Sheinbaum es la coordinadora de la Defensa de la Cuarta Transformación y con ello, virtual candidata presidencial.

Los aspirantes presidenciales aparecieron con caras largas, salvo Sheinbaum, quien esperó a que Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena, diera a conocer los resultados de las cinco encuestas que la favorecieron, “por decisión del pueblo”, insistió.

Adán Augusto López, Gerardo Fernández Noroña, Ricardo Monreal y Manuel Velasco reconocieron los resultados y comprometieron su respaldo a la exjefa de gobierno, quien fue ovacionada por los asistentes que gritaban: “¡Presidenta, Presidenta, Presidenta!”.

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