Juchitán de Zaragoza.- El amaneció sin blindaje armado como en años pasados, no hubo necesidad. No era para menos, la emoción de volver a elegir a sus autoridades después de 11 años los llevó a respetarse en las urnas y en las calles.

Frente la violencia que se desató en el Istmo en esta jornada electoral, que causó la cancelación de las elecciones en cuatro municipios, los habitantes de este pueblo del Mar mostraron su civilidad presentándose de manera pacífica a votar desde las primeras horas del día.

Debido a la complejidad del conflicto social y político que vienen arrastrando desde hace 11 años por la intensa confrontación entre los integrantes de las Asamblea del Pueblo de San Dionisio del Mar, que se opone a los partidos políticos, y los que apuestan por este sistema, se esperaba una jornada violenta, pero la sorpresa fue que los ikoots se mostraron emocionados por volver a votar y el 73 % de los empadronados ante el Instituto Nacional Electoral (INE) lo dejaron plasmado en las boletas.

Mientras en Santiago Loallaga se agarraban a balazos y en Santa María Xadani y Santa María Mixtequilla quemaban las urnas y boletas, en San Dionisio del Mar los habitantes se vistieron de fiesta el domingo y caminaron hasta las siete casillas que se instalaron en tres sedes en este pueblo.

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Se formaron y uno por uno respetó los protocolos sanitarios, desde el uso de cubrebocas, gel antibacterial y sana distancia, hasta la sanitización cada cierto tiempo de las urnas, mamparas y mesas receptoras.

Era la primera vez que las alrededor de 4 mil personas con derecho a votar tenían un abanico de nueve candidatos para elegir entre 12 partidos políticos. Fue esta diversidad de voces la que permitió la ejecución del proceso electoral, porque todos los grupos que se confrontan estuvieron representados, desde los priistas “de hueso colorado”, hasta los opositores a los proyectos extractivos.

Los ikoots salieron sin miedo de sus casas, como lo hicieron en el 2010, la última vez que votaron y cuando eligieron como presidente municipal al priista Miguel López Castellanos para el periodo 2011-2013.

Se trata de la misma elección de la que no terminan de arrepentirse, pues durante esta gestión el edil recibió de la empresa eólica Preneal México 17 millones de pesos por el cambio de uso de suelo para la instalación de un parque eólico en la Barra de Santa Teresa y no reportó los recursos al pueblo.

Fue esto lo que desató su levantamiento del en contra de sus autoridades, el rechazo a los partidos políticos y la lucha por el recurso público.

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Esta situación desencadenó que en la siguiente elección, que se realizó en el 2013, los inconformes con el resultado quemaran siete casillas y se terminará en una controversia en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), instancia que anuló la elección de concejales y ordenó elecciones extraordinarias, pero que no se realizó porque nunca existieron las condiciones y se instaló por tres años, del 2014-2016, una administración civil.

Para el periodo 2017-2018 tampoco existieron condiciones y se acordó un consejo municipal; del 2019-2021 también se integró un consejo con dos presidentas que compartieron el poder por año y medio cada una.

Durante estos 11 años, el pueblo de San Dionisio se quedó estancado, sin obras públicas no servicios, pero sí se sumergió en una constante ola de violencia e inestabilidad, por eso este domingo los ikoots salieron a cambiar el rumbo del municipio, esperanzados que el ganador logre, en primer lugar, la tan anhelada paz y tranquilidad.

Y según los datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), será una mujer, Antonia Solano Ramírez (PRI, PAN y PRD), quien se encargará de esa misión, pues la tendencia indica que ella se convertirá en la próxima presidenta municipal, al obtener 36.6% de los votos, es decir unos 733.

afcl/nv

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