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El senador con licencia Armando Ríos Piter dice que no hay que desperdiciar la conformación de una candidatura única independiente a la Presidencia.
Aspirante a una candidatura presidencial por esa vía, para lo cual ya entregó las firmas que requiere el INE por ley, afirma en entrevista con EL UNIVERSAL que con o sin la candidatura única, el movimiento apartidista es una nueva forma de hacer política, y que junto con el gobernador Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, y Margarita Zavala marcarán la diferencia con el sistema actual.
Explica que la ley está hecha para favorecer a los partidos políticos y se ha reunido con la ex panista y El Bronco para dialogar sobre el tema, aunque no hay nada en definitivo. Ese diálogo, dice, sienta las bases para avanzar, y adelanta que si no logran acordar un candidato único, tendrán un frente común que los diferencia de los partidos.
Añade que un mecanismo para elegir al candidato único independiente podría ser un debate y una evaluación de expertos y académicos. Eso sí, a la pregunta de si estaría dispuesto a declinar por alguno de los otros dos aspirantes, responde que es equivocado pensar en ello en este momento.
Confía en ganar la Presidencia con planteamientos claros y con un reforzamiento de las instituciones. En ese tenor, afirma que la izquierda no ha ganado en México por no defender a las instituciones.
El Jaguar, como lo conocen, dice que ser uno de los tres candidatos independientes que aparecerán en la boleta el próximo 1 de julio fue una tarea titánica.
Además, rechaza buscar la gubernatura de su estado, Guerrero, si no llega a la Presidencia y dice que trabajará desde otra trinchera.
Tarea titánica
¿Cuál es el balance de su trabajo al buscar ser independiente?
—Fue un gran aprendizaje no sólo tener la oportunidad de recorrer práctimente todo el país y tejer alianzas, sino identificar que con una buena planeación se puede lograr un resultado que parecía complejo y que termina siendo viable.
Armamos una ola independiente a lo largo y ancho del país que hoy nos permite tener 22 entidades de la República con más de un millón de firmas validadas por el INE. Ha sido una labor titánica, pero estos esfuerzos épicos son los que nos permiten pensar que es momento de un cambio en la historia del país.
¿Qué fue lo más difícil?
—Conseguir las firmas, garantizar que una cifra tan alta pudiera ser cubierta en un tiempo tan corto. Requirió sumar distintos elementos, tiempo, eficiencia de los recursos, haber hecho una planeación y un esfuerzo de trabajo con alianzas que nos llevaron casi 13 meses.
En realidad es el resultado de haber contactado a gente, de haber planteado que necesitábamos firmas, de haber recibido el apoyo y de coordinar esta ola independiente con candidatos a diputados locales, a presidentes municipales, a diputados federales y a senadores, en distintos espacios.
¿Ser candidato independiente en México es difícil?
—Desde la óptica política, tiene una gran cantidad de complicaciones. La ley está hecha para beneficiar a los partidos políticos, es totalmente desigual, se mantiene todavía muy a favor de los partidos, aun cuando la gente quiere algo distinto.
La dificultad tiene que ver con que estamos viviendo el momento de cambio. Qué bueno que nosotros estemos sembrando ese momento de transformación, porque lo que seguirá, sin lugar a duda, será una oferta política mucho mayor para los ciudadanos en las boletas, en todos los cargos de elección y romper el monopolio de los partidos.
¿Sigue en pie la propuesta de una candidatura única independiente?
—Yo la sigo creyendo como algo importante, trascendente. Lo dije desde el mes de febrero, cuando levanté la mano tras haber renunciado al PRD, y seguiré en ese esfuerzo.
Si no se da, me parece que por lo pronto es una oportunidad que no hay que desperdiciar. Me reuní con Jaime Rodríguez, también con Margarita Zavala y me parece que aun cuando todavía no haya nada, por lo menos está sentada la base para mantener un plan de diálogo.
Si no logramos que haya un candidato único, tendremos un frente común que nos diferencie de lo que no nos gusta de los partidos. En sus distintas dimensiones, cada uno de nosotros tiene identificado qué es lo que no funciona de la vida partidista, cómo las cúpulas manejan las decisiones en favor de sus intereses, eso me parece que es un terreno fértil para un frente contra los partidos políticos.
¿Quién debería ser el candidato independiente?
— Alguien que logre enarbolar una visión por encima de las ideologías personales, que logre representar un combate frontal a aquello que no está funcionando del sistema de partidos, más allá de que alienten una formación de izquierda o derecha.
¿Se pondría usted?
—Obviamente, a mí me interesa ser quien represente ese esfuerzo, pero es equivocado comenzar la construcción de una visión a partir de quién encabeza o declina. Se trata de cuáles son los puntos de unificación.
¿Qué propone para elegirlo?
—Un debate y que al final se haga una evaluación por parte de un grupo de expertos y académicos.
¿Ya lo comentó con los demás?
—Esto no lo he tratado con alguno de ellos. Me parece que antes lo que hay que entender es que ya hemos terminado un proceso, conseguir un millón de firmas ya es un aval importante que no hay que desmerecer. Por eso lo dejaría primero en una etapa, antes de pensar quién se elige, cómo se elige, quién se suma, es qué puntos nos unifican y nos identifican para tener un frente común.
Si se llega a unificar esta candidatura, ¿hay garantía de que ganen los independientes?
—Yo creo que tendría una capacidad de contraste frente a las coaliciones de partidos muy potente, porque los partidos, especialmente en este momento, han perdido rumbo ideológico.
El contraste frente a eso tiene que ver incluso con cómo se utiliza el dinero, cómo se eficienta, cómo se transparenta, cómo la gente se involucra para que exista la propia fórmula de los candidatos. Nosotros fuimos nombrados por la firma de los ciudadanos, mientras que en los partidos fue por dedazo o agandalle.
¿Estaría dispuesto a declinar por algún independiente?
—En este momento pensar en declinaciones es equivocado porque se convierte en el único tema. La verdadera antesala es ver qué temas nos permitirían tener un frente común.
La ley es demasiado dispareja en beneficio de los partidos políticos, de los casi 7 mil millones de pesos que habrá en esta elección, el PRI administrará mil 400 millones de pesos; el PAN, mil 200, y así sucesivamente, mientras que un candidato independiente a la Presidencia sólo tendrá 7 millones de pesos. Esa distancia la debe conocer la gente.
Los otros perfiles
¿Pero no tiene un preferido entre El Bronco y Margarita?
—El preferido que tengo, hasta este momento, es el que vive en mi casa, soy yo. No es un tema de quién es el preferido o no, es tender puentes y tener acercamientos. Celebro que los he tenido con Jaime [Rodríguez] y con Margarita [Zavala]. Lo que hay es buena disposición y claridad. Con quienes habremos de contrastar es con los partidos políticos.
¿Qué opina de Margarita Zavala?
—A mí me parece que es una mujer que ha demostrado valentía, que ha buscado demostrar congruencia entre lo que cree y hace, y que fuera de un instituto político en el que militó muchos años, buscará seguir representando aquello en lo que cree. Es algo que a mí me parece importante porque implica congruencia.
¿Y El Bronco?
—Bueno, en su momento se convirtió en un fenómeno en Nuevo León. Abrió luces para que muchos viéramos la opción independiente como una verdadera alternativa y que hoy, desde su propia estrategia, busca incidir en el proceso electoral.
¿Qué opina del candidato del PRI, José Antonio Meade?
—Demostró talento muchos años al frente de dependencias. Creo que en términos de laborar y hacer política pública, de cabildearla, dio resultados a la vista de la sociedad. Hoy, desafortunadamente, al ser candidato del PRI, le toca pagar la imagen de un partido que por corrupción e impunidad está sumamente desacreditado.
¿Y Ricardo Anaya?
—Me parece que es un hombre astuto. Ha demostrado ser talentoso en los cargos en los que ha estado, pero corre el riesgo de representar excesos que generan tensiones en la política y que hoy no son positivos. Creo que la generación de confianza es fundamental en este momento para el político, el talento debe tener mesura y la mesura tiene que ir acompañada de la consolidación de confianza, si no la política es difícil de mantener.
¿Qué opina de Andrés Manuel López Obrador?
—Es un liderazgo que ha sido disciplinado y que ha sido tesonero en su actuar. Me parece que representa un planteamiento antiguo respecto a cómo entender al México del presente, tiene un buen diagnóstico del problema, pero también un conjunto de malas soluciones que no logran darle certidumbre a parte de la sociedad.
López Obrador dice que el mayor mal del país es la corrupción, ¿para usted cuál es?
—La terrible desigualdad que siembra un enorme y profundo circuito histórico, que ha generado una sociedad dividida y que no nos permite jalar juntos para enfrentar demonios como la violencia y la inseguridad.
Esa desigualdad de oportunidades siembra y recrea la corrupción, la inseguridad. Si hubiese que atender un tema, ese sería la desigualdad y tiene que ver con resolver un Estado de derecho que está inacabado.
¿Entonces Armando Ríos Piter ya tiene la varita mágica para terminar con este problema?
—No hay varitas mágicas para acabar con este problema, eso hay que dejárselo a otros, a quienes quieren hacer esta campaña sólo para venderle espejos a la sociedad.
Hay que construir un país con instituciones serias en materia de impartición y procuración de justicia. Se requieren recursos, disciplina en el aterrizaje de los mismos, un mapa muy claro de qué es lo que hay que hacer, como pagarle mejor a los policías y tener buenas instituciones.
No hay una varita mágica, habrá que consensuarlo con la sociedad y habrá que hacer un gran plebiscito. Queremos ser un país serio, moderno, un país real, quienes quieran un país de mentiritas que voten por otros candidatos.
¿La izquierda no debe estar peleada con las instituciones?
—No, eso me parece un absurdo y tal vez ese tipo de posiciones terminan generando una enorme incertidumbre. Tal vez sea la base de por qué la izquierda jamás ha ganado en este país, porque este país lo que requiere es una izquierda que logre construir instituciones que ecualicen la condición de la sociedad.
¿Qué opina de la guerra sucia?
—Es un error. El problema que tenemos en esta elección es que los candidatos de los partidos piensan que tirándole lodo al oponente es como van a ganar la simpatía y a la sociedad. Eso lo único que genera es mucho más antipatía hacia la política.
La política debe servir para conciliar. Si tú haces política y campaña tirándole lodo a tu adversario, ¿cómo vas a pedirle el apoyo cuando se requiera resolver los problemas del país? Lo que se requiere es una sumatoria de esfuerzos, apostarle a eso.
¿Tiene posibilidades de ganar?
—Sin duda alguna, hoy una candidatura independiente única te daría más capacidad de contraste en menor tiempo, pero la campaña la va a ganar quien logre generar empatía y presentar propuestas viables.
Planteo que seamos contundentes en la crítica de lo que está mal, pero que nos permita dar una opción de futuro diferente y eso es lo que vamos a poner sobre la mesa y con lo cual vamos a ganar la Presidencia.
Si no llegara a ganar, ¿qué sigue?
—Seguir luchando por el México que nos merecemos, un México con justicia, donde todos podamos tener una mayor equidad. Seguiré luchando desde la trinchera que sea.
En política dicen que quien no puede lo menos, no puede lo más. Usted rechazó ser candidato a gobernador de Guerrero.
—No porque no pudiera, sino porque no quise. No querer ser parte de un sistema que genera desapariciones de jóvenes, donde el planteamiento de cambio de esa terrible realidad es nulo, te deja dos opciones: hacerte tonto y formar parte, o buscar la solución por otro lado.
Fue por eso, para arreglar un problema como el que presenta mi entidad, donde la desaparición de 43 jóvenes tiene que ver con la corrupción entre autoridades y políticos, con la impunidad y una realidad económica relacionada con la venta de opio. Esos factores los vamos a cambiar desde la Presidencia, con una nueva política de drogas y un planteamiento claro y contundente para garantizar justicia y combatir la corrupción.
Si no gana la Presidencia, ¿buscaría ser, por la vía independiente, gobernador de Guerrero?
—No, yo no busco eso.