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juan.arvizu@eluniversal.com.mx
“Quiubo, brother”, es el saludo característico de René Juárez Cisneros, un priísta que viene de las bases del sector popular, que ha vivido la fuerza de la aplanadora que fue el PRI de los 80 y 90; que vio al todopoderoso partido ser degradado a oposición en 2000 y fue actor del retorno al poder presidencial en 2012.
Político con maestros de la talla de José Francisco Ruiz Massieu y servidor público que tiene como herramienta de trabajo en el ejercicio de gobierno las ecuaciones presupuestales, lo que contrasta al ser un creyente de que “en la juventud se encuentra el potencial de lo posible”.
Institucional, discreto, eficaz. Así describen a René Juárez Cisneros, silencioso e inescrutable guerrerense quien al ser llamado a coordinar la campaña presidencial del PRI en la Cuarta Circunscripción se integró al núcleo operador de José Antonio Meade Kuribreña, con priístas del perfil de Manlio Fabio Beltrones Rivera y Beatriz Paredes Rangel, ambos ex presidentes del CEN del PRI.
Cuando el economista René Juárez Cisneros ganó la gubernatura de Guerrero, en 1999, ya era conocida su eficacia en el ejercicio de recursos presupuestales, así como en la operación política.
En sus responsabilidades partidistas, del servicio público y como legislador se le reconoce porque “escucha y sabe negociar”, es prudente y tolerante. En esencia “es interlocutor”.
Priísta de siempre, René Juárez Cisneros se consolidó como un político de resultados en el servicio público, esfera en la que, después de la alcaldía acapulqueña, continuó su carrera en el nivel federal como coordinador de Pronasol y de Progresa, antes de ser gobernador.
En las filas de su partido, fue presidente del PRI en Guerrero, además ha sido diputado federal y senador, esta última, posición desde la que facilitó tareas legislativas, al conciliar puntos de vista, bajo la coordinación de Emilio Gamboa Patrón, con otras fuerzas políticas.
Pidió licencia para dejar el escaño e ir a ocupar la subsecretaría de Gobierno en la Secretaría de Gobernación, la posición más relevante después de la de titular.
Como senador, fue presidente de la Comisión de Desarrollo Regional y presentó una iniciativa de adición a la Constitución que reivindica los derechos de los jóvenes, la población de entre 15 y 29 años, el llamado bono demográfico, del que dice “encierra una oportunidad histórica en nuestro México”.
Desde su perspectiva, en la Constitución debe plasmarse el precepto de que “los jóvenes tienen derecho a acceder, de forma íntegra y equitativa, a los beneficios del desarrollo económico, social, cultural y político”.
En ese proyecto de reforma, Juárez Cisneros plantea que “los jóvenes representan la fuerza de México”.
El nuevo dirigente del PRI fue llamado por el entonces presidente Ernesto Zedillo, en abril de 1999, “el primer gobernador negro en la historia de México”, anécdota que hasta hoy se mantiene en los corrillos políticos.