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El empresario inmobiliario Marcos Fastlicht Sackler, suegro del presidente del Consejo de Administración de Televisa, Emilio Azcárraga, asegura que en el ADN de Andrés Manuel López Obrador no está el ser dictador, expropiar ni achicar al empresariado, en caso de que llegue a la Presidencia.

En entrevista con EL UNIVERSAL, desde su oficina en el piso 26, con una vista envidiable de Reforma y el Bosque de Chapultepec, dice que se avanzó en solucionar el diferendo con los empresarios y envía un mensaje a sus colegas: no le deben tener miedo.

Relajado, con periódicos, revistas y tres diferentes pantallas transmitiendo noticias, el asesor en materia de seguridad y vínculo con la sociedad civil del tabasqueño confía en el triunfo de López Obrador, con 60% de preferencias y “carro completo”. Sólo una sorpresa más grande que el Brexit o la victoria de Donald Trump juntos impedirían que gane, asegura.

A José Antonio Meade lo ve como un hombre decente, preparado, pero llegó en un momento difícil para el PRI, donde el rechazo al actual gobierno le ha cobrado la factura. Le gustaría, dice, que López Obrador se lo lleve de secretario de Hacienda.

¿Por qué apoyar a Andrés Manuel López Obrador?

—Lo conocí en 2000, cuando recién tomaba posesión como jefe de Gobierno, me invitó a tomar un café y hubo química de entrada.

Me pareció honesto, sincero, que te ve a la cara, sabe escuchar y lo vi actuar durante ese sexenio de altibajos como jefe de Gobierno. Me dijo: “Tú eres desarrollador y yo necesito un proyecto para la Ciudad que sea muy importante, pero también muy útil, que no sea nada más de foto”.

Yo tuve conocimiento del famoso proyecto de los segundos pisos y en el acto me vino a la memoria y le respondí: “Ya lo tengo”, le dije que eran los segundos pisos. Él preguntó qué era eso y le expliqué: “Es un proyecto que en su momento lo tuvo don Emilio Azcárraga Milmo, él lo iba a desarrollar, pero por diferencias con aquel jefe de Gobierno, Manuel Camacho Solís, no se pudo llevar a cabo”. Nunca fui parte de ese proyecto.

¿Quedaron superadas las diferencias con los empresarios después de la reunión del lunes pasado?

—No quedaron superadas en 100%, porque han sido muchos años de estira y afloja, pero fue un paso gigantesco, ambos lados de la ecuación llegaron a la conclusión de que no se llegaba a nada bueno teniendo esas discusiones, rencillas y mala fe.

Optaron por el diálogo, no importa quién lo propuso, fue una reunión que va a traer frutos para el país. Es casi inminente la victoria de Andrés Manuel, puede pasar cualquier cosa, pero creo que si el Presidente es Andrés Manuel esa brecha se acortó muchísimo y se trabajará conjuntamente, porque en el país hay muchos problemas, no está para pleitos.

¿Es real este llamado de ir juntos IP y AMLO?

—Absolutamente, estoy seguro de que así será, siempre va a haber controversias y diferencias de opinión; Andrés Manuel es un hombre de izquierda-centro, muchos de los empresarios grandes se puede decir que son de centro-derecha, tiene que haber ciertas discusiones y disparidades, pero en esencia va a haber buen entendimiento.

¿Por qué la animadversión de algunos sectores contra AMLO?

—Andrés Manuel quiere hacer el cuarto movimiento de regeneración en el país y a mucha gente le da miedo. La gente, sobre todo el empresariado, ha vivido en este país muy protegido, la verdad, y con miedo a los cambios. Pero ahora, cuando nos ha superado sobre todo la inseguridad, la violencia y la corrupción, se necesitan soluciones difíciles y fuertes, y son las que AMLO maneja, mismas que causan cierto escalofrío entre mucha gente.

Cuando me preguntan: “¿Oye, es dictador?, ¿nos vamos a volver Venezuela?”. A ver… yo digo, en los 19 años que tengo de conocerlo, sí a veces decía que el comandante [Fidel] Castro, pero nunca lo oí decir, mencionar el nombre de [Nicolás] Maduro, de [Hugo] Chávez, hasta que se lo empezaron a sacar y lo digo: en su ADN no está la mentalidad de ser dictador, de expropiar ni de achicar al empresariado.

¿Los empresarios no deben tenerle miedo a Andrés Manuel?

—Absolutamente no. Pueden no estar de acuerdo con él o con ciertas ideas de cómo quiere desarrollar algunos temas, eso lo compro, eso lo acepto, cada quien tiene su manera de matar moscas, pero de ahí a tenerle miedo es cero. No hay de qué tenerle miedo; al contrario, va a ser una mirada fresca para los problemas que tiene México actualmente.

Su yerno Emilio Azcárraga es uno de los empresarios más poderosos en México y usted es uno de los más cercanos a López Obrador, ¿no habrá un trato especial para Azcárraga en caso de que Andrés Manuel gane la Presidencia?

¿Le echó la mano a Andrés para que le prestaran el Estadio Azteca para su cierre de campaña?

—En ocasiones anteriores el Azteca ya se usó para la campaña del PRI y del PAN y ¿por qué nadie dijo nada? ¿Por qué nadie dijo nada cuando [Enrique] Peña Nieto cerró su campaña ahí o Felipe Calderón?, claro ahora la cierra Andrés Manuel, pues hay que empezar a especular.

La prioridad de AMLO no era el Azteca, era el Zócalo y se lo negaron por razones técnicas, porque ya estaban las pantallas del Mundial y no se podían desarmar, respuesta que consideramos ridícula porque las pantallas se pueden quitar y volverse a poner en seis horas. Pero se le negó, ahí sí creo yo, en un acto irresponsable de la actual jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Se solicitó con mucho tiempo de anticipación.

¿No porque le hayan prestado el Estadio quiere decir que Televisa está con Andrés Manuel?

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