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José Antonio Meade Kuribreña es un hombre de consensos: escucha, opina y decide, al menos así lo describen quienes han estado cerca de él y quienes se mantienen en su círculo.
La carrera como funcionario público del candidato presidencial de la coalición Todos por México (PRI-PVEM-NA) ha sido trabajada por él mismo, a pesar de que en su entorno familiar estuvo siempre envuelto en la política, principalmente por su padre, Dionisio Alfredo Meade y García de León.
Meade Kuribreña es hoy el candidato a la Presidencia de la República postulado por el PRI —y sus aliados, Partido Verde y Nueva Alianza— organismo que modificó sus estatutos en agosto de 2017 para que un ciudadano simpatizante pudiera abanderar al partido en la contienda presidencial.
José Antonio Meade rehúye a responder por qué no se afilia al PRI. Pareciera muy priísta, creció entre ellos, por la militancia de su padre y los amigos tricolores que éste hizo; sin embargo, Pepe Toño, como le dicen sus muy cercanos, ha decidido no sumarse al padrón priísta.
Es descendiente de irlandeses. Su tatarabuelo, Joaquín Meade, fue originario de Dublín.
Su abuelo materno, José Kuri Breña, fue escultor en bronce y subdirector jurídico de Bancomer.
A José Antonio Meade recién le tocó presumir una de las esculturas de su abuelo que se muestra a la entrada del más reciente edificio del corporativo BBVA Bancomer en la Ciudad de México.
El presidenciable nació el 27 de febrero de 1969 en la Ciudad de México; es el más grande de tres hermanos que también se han desarrollado en el sector público.
Es católico y por lo regular asiste a misa los domingos, si la agenda actual se lo permite, en una iglesia en la que, por cierto, hay un homenaje al batallón irlandés de San Patricio.
Su crecimiento se dio en el barrio de Chimalistac, en el sur de la Ciudad de México y en donde actualmente vive con su esposa, Juana Cuevas, y sus tres hijos.
La aventura en Yale.
Como su padre, es abogado y economista, por la UNAM y el ITAM, respectivamente, lugares en los que consolidó amistades muy visibles actualmente: Luis Videgaray, José Antonio González Anaya y Ernesto Cordero.
Becado por el Conacyt que dirigió Fausto Alzati, se fue a estudiar a Yale.
Heriberto Galindo, uno de los más cercanos amigos de don Dionisio Meade, fue quien acompañó a padre e hijo a pedir la beca para que el hoy presidenciable se fuera a estudiar a Yale, universidad en la que ya había sido aceptado.
Heriberto Galindo, quien hoy es asesor político de José Antonio Meade, describe al candidato como alguien sensato, de consensos, de capacidad probada y, sobre todo, sereno.
Una de sus mayores influencias es su padre, a quien —según integrantes del equipo— constantemente consulta.
Dionisio Meade es abogado, economista y militante priísta desde 1972. Pasó por la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, fue diputado plurinominal y encabezó la Comisión de Hacienda y Crédito Público.
Actualmente se le ve muy frecuentemente en los actos que el candidato encabeza con distintos sectores.
Trabajó también con gobiernos panistas, específicamente con Vicente Fox.
En la familia de José Antonio Meade se cuenta a un fundador del PAN en 1939, su tío abuelo Daniel Kuribreña, que estuvo al lado de Manuel Gómez Morín.
A los 22 años ingresó al servicio público en la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas; posteriormente estuvo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y de ahí a Financiera Rural, en donde la sombra de las amistades de su padre lo persiguieron.
Cuentan quienes han estado cerca de Meade que al llegar a Financiera Rural llamó a don Augusto Gómez Villanueva, priísta reconocido y respetado por la militancia, hoy asesor del candidato a la Presidencia, y que a cada oportunidad el hoy aspirante le hace un reconocimiento público.
“Él dijo, en broma y en serio, que por lo menos cada que los priístas veían a Augusto Gómez Villanueva, lo llamaban maestro, razón por la cual estaría a su lado para tener a alguien con quien se cuadrara”, contó un priísta.
José Antonio Meade resalta en todo momento que ha sido secretario de Estado en cinco ocasiones en cuatro dependencias y para dos gobiernos: del PAN y del PRI.
Fue secretario de Energía y de Hacienda en el gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa.
Se mueve muy bien entre la clase política del PRI y del PAN, y es reconocido por ser negociador para los presupuestos con distintas legislaturas en el Congreso.
EN 2007, cuando se llevaron a cabo reformas a la Ley del ISSSTE, Meade Kuribreña —entonces subsecretario de ingresos en Hacienda—, junto con su amigo José Antonio González Fernández estuvieron muy atentos a lo que ocurría.
“Los dos estaban en la Cámara de Diputados siguiendo la discusión, cuando de repente aparece Miguel Ángel Yunes [hoy gobernador de Veracruz] y empezamos a bromear. De repente dijo: ‘Este par de cabrones [sic] van a ser secretarios de Hacienda cada uno, así como los ves, van a llegar hasta ahí, no sé quién primero, pero van a ser secretarios de Hacienda”, recordó un priísta amigo de la familia.
Mikel Arriola, actual candidato del PRI al gobierno de la Ciudad de México, es también un cercano amigo de José Antonio Meade Kuribreña. Se conocen desde la infancia y describe al presidenciable como alguien fuera de lo común, didáctico, práctico y, sobre todo, constructor de acuerdos.
En el año 2000 Meade fue director general de Banca y Ahorro en la Secretaría de Hacienda; en 2002 fue nombrado director general de Banco Rural, que se transformó en Financiera Rural.
Para 2006 llegó a la coordinación de asesores de Agustín Carstens, a quien llama su maestro. Dos años más tarde se convirtió en subsecretario de ingresos de Hacienda.
En 2011 el entonces presidente Felipe Calderón lo nombró secretario de Energía y sorpresivamente se mantuvo para el siguiente gobierno, el de Enrique Peña Nieto, pero como secretario de Relaciones Exteriores, encargo en el cual fue reconocido como una de las 500 personas más influyentes en el mundo, por la revista Foreign Policy.
Pasó por la Secretaría de Desarrollo Social y luego regresó, como titular, a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
En agosto de 2017 su nombre comenzó a sonar fuerte entre la clase política, pues se especuló que el PRI modificó sus estatutos para permitirle ser el candidato presidencial en su calidad de ciudadano simpatizante, impulsado por uno de sus grandes amigos, Luis Videgaray.
Para noviembre de 2017 Meade dejó el cargo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para pedir su registro ante el PRI como aspirante a la candidatura presidencial, dejando atrás a un militante formado cien por ciento en las filas del tricolor: Miguel Ángel Osorio Chong.
Hoy, José Antonio Meade ha formado un equipo de trabajo en el cual mezcla al PAN y al PRI.
“Ha sido un gran integrador de equipo, sobre todo cuando no todos son priístas, pero lo que se abandera es al PRI para la candidatura. Él [Meade] sabe integrar y ser honesto y leal”, comentó una persona de su equipo de trabajo.
Y es que en el equipo Meade hay panistas de “hueso colorado” que hoy día se han tenido que sentar a dialogar y formar estrategia con los priístas, y todo por la lealtad al candidato. Un ejemplo de ello es su jurídico: Emilio Suárez Licona.
“Derrama miel cuando habla de su esposa”, expresó una colaboradora.
La historia con Juana Cuevas
. José Antonio Meade está casado con Juana Cuevas, a quien conoció en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y, a decir de él mismo, le tomó dos años conquistarla en su totalidad.
Cuevas es economista también, pero lleva sangre artística. Es pintora y junto con María, la madre del candidato, hicieron buena mancuerna para este arte.
Meade relata que no se atreve a decir quién de las dos pinta mejor, pero sí sabe que han hecho buen equipo para elaborar cuadros.
“Ella [Juana Cuevas] es una mujer culta, encantadora. Uno de sus cuadros cuelga en mi casa porque ella misma me lo regaló”, relató un priísta.
Son tres hijos producto del matrimonio Meade-Cuevas: Dionisio, José Ángel y Magdalena.
Juana es quien día a día cuida los pasos de su marido. Hoy, además de acompañarlo en el viaje de la candidatura, está encargada de vigilarle la dieta y evitar que coma chocorroles en exceso. Y es que un par de esos panques de chocolate con mermelada han sido unos buenos acompañantes de José Antonio Meade en su toma de decisiones.