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Al conmemorar el 89 aniversario de la creación del Partido Revolucionario Institucional (PRI), su candidato presidencial —quien no es militante—, José Antonio Meade Kuribreña, afirmó que en México hay actualmente legítimas expresiones de enojo y decepción, un fundado reclamo, malestar e indignación debido a la inseguridad, la violencia, la impunidad y la corrupción.
El ex secretario de Hacienda afirmó que, en contraste, hay funcionarios honestos de todos los partidos, priístas y ciudadanos, que repudian la corrupción y exigen que se castigue a quienes han violado la ley, sean del partido que sean.
“Nadie puede dejar de explicar de qué ha vivido, ningún candidato puede usar la contienda [electoral] para lavar sus culpas y su dinero. No hay cortina de humo que valga. El que la hace, debe pagarla”, exclamo el candidato del tricolor en su discurso autocrítico.
Meade Kuribreña dijo que marcan distancia con esos grupos y exigen castigo a los que incumplen la ley. “Pintamos nuestra raya con los que se han aprovechado para llenar sus bolsillos a costa del esfuerzo de los demás”.
En la autocrítica, el ex funcionario federal aceptó que en el juicio histórico del PRI se aprecian grandes aciertos y también errores.
“Hoy sabemos cuándo nos equivocamos, dónde perdimos rumbo, qué decisiones implicaron costos para el país y para el partido, y cuáles al dejarlas de tomar pusieron en riesgo la estabilidad y el crecimiento.
“Porque conocemos y reconocemos políticas equivocadas, estamos decididos a impedir que el país vuelva a tropezar”, aseguró.
Hace 18 años, dijo Meade, “el priísmo y mi generación fuimos convocados para trabajar en favor de un país que todavía hoy tiene, como dijera Luis Donaldo Colosio, hambre y sed de justicia”.
En la sede nacional del PRI, ante la dirigencia nacional del partido, encabezada por líder Enrique Ochoa Reza y Claudia Ruiz Massieu, además de ex dirigentes como Manlio Fabio Beltrones; el jefe de la Oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán; secretarios de Estado, gobernadores y cuadros priístas como Miguel Ángel Osorio Chong, entre otros, recurrió al emblemático discurso que pronunció Luis Donaldo Colosio aquel 6 de marzo de 1994, aprovechó para referirse al panista Ricardo Anaya, y al morenista Andrés Manuel López Obrador, sin mencionarlos por su nombre.
El candidato ciudadano del PRI y sus aliados, PVEM y Nueva Alianza, (coalición Todos por México) dijo que el partido es heredero de un legado de sensibilidad y transformación, con el que Plutarco Elías Calles cambió a caudillos por instituciones y se consolidó la paz.
“No vamos a permitir que regrese un México de caudillos ni de mecías”, advirtió, en alusión al tabasqueño López Obrador.
En poco más de 27 minutos José Antonio Meade subrayó que los retos por venir son grandes como lo es la voluntad y capacidad para enfrentarlos con firmeza.
Se describió como un candidato por México, un ciudadano que no promueve odio, sino respeto, y no alienta la división, sino la unidad.
“No creo en los extremos que polarizan. Soy un hombre con experiencia y con ideas”, añadió.
Convocó a los priístas a trabajar por cuatro compromisos: con la ley, el orden y la seguridad; con las familias y las mujeres; con la vocación ciudadana, y a tener un gobierno a la medida de cada ciudadano.
Hizo un llamado para que se decida qué es lo que se quiere: “perder o ganar, ir hacia atrás o adelante”.
“México pierde al poner en riesgo a las instituciones que hemos fundado, ganamos cuando las hacemos más fuertes”, dijo.
Pidió hacer del 89 aniversario de la creación del Revolucionario Institucional la antesala de la victoria electoral, con transformación y sobre todo, con la convicción de que no se buscan aventuras políticas ni saltos al vacío.