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Xalapa.— En medio de una oleada de violencia y de posiciones irreconciliables entre partidos y aspirantes, arrancarán las campañas electorales en Veracruz, donde cuatro candidatos buscarán la gubernatura.
“Se debe tener cuidado al hacer el análisis de los escenarios en aquellas entidades donde habrá elecciones para gobernadores y no extrapolar el contexto nacional con los estatales, pues pueden darse resultados alternos”, alertó Roberto Yerena Cerdán, profesor investigador de la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana (UV).
Se trata de una elección de gobernador posterior a la derrota del PRI, partido que mantuvo durante más de 80 años el poder político en el estado y donde cuatro aspirantes buscan ganar. “Los partidos políticos comparten el desprestigio entre la ciudadanía; sin embargo, ésta continúa participando y determinando el sentido de su voto de manera, muchas veces, alternada”, explicó.
En las boletas electorales aparecerán, por la alianza PAN-PRD-MC, Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del actual mandatario estatal; por el PRI-PVEM, José Francisco Yunes Zorrilla; mientras que Morena va con Cuitláhuac García y Nueva Alianza con July Sheridan.
“Los tres candidatos, el del PRI y el de la coalición PAN-PRD-Movimiento Ciudadano y Morena, han asumido cargos de elección popular y algo saben del quehacer político. Pero serán otros factores los que pesen en las próximas elecciones que podrían realinear las preferencias y plantear un escenario más competitivo para los tres partidos”, afirmó.
El abanderado panista Yunes Márquez, además de ser hijo del gobernador, fue alcalde, en dos ocasiones, del municipio de Boca del Río y diputado local. “Miguel Ángel Yunes Márquez, sin duda, sí resulta beneficiario del capital político de su padre y de sus ancestrales mañas de sobrevivir en la administración pública. Yunes padre ha tejido una red de alianzas y complicidades que explican, primero, el que haya alcanzado la gubernatura luego de su salida del PRI. Un mérito dentro de lo más convencional y antidemocrático que pueda ser su genética priísta”, describió el investigador.
Del lado del PRI, Yunes Zorrilla (sin parentesco con la familia del mandatario) ha sido alcalde, diputado local, federal, senador y ex secretario general de Gobierno.
“Se podría suponer que el candidato del PRI podría contar con una mejor estructura electoral de viejo cuño; es decir, las clásicas prácticas clientelares y cupulares que eran activadas en periodos electorales, pero hoy es claro que esos mecanismos no sólo están siendo objeto de observación para evitar fraudes, sino que el PRI adolece de un severo desprestigio entre votantes que no necesariamente estaban corporativizados. Otro factor que opera en su contra es el no disponer de recursos públicos”, manifestó.
Por Morena va el ex diputado federal y ex candidato a la gubernatura en 2016, Cuitláhuac García, un hombre de 49 años nacido en una cuna de maestros de izquierda.
“Cuitláhuac García proyecta una dualidad irreconciliable. No resulta ni bueno ni malo, sino, precisamente, lo que ningún político debe ser: la indefinición de una personalidad diluida. No puede depender, únicamente, de los activos que le pueda aportar López Obrador, al margen de la carencia de una estructura político-electoral que cubra todo el territorio veracruzano y de la ausencia de operadores políticos con oficio y con discurso convincente”, dijo.
Desde su punto de vista, un factor importante en la elección es el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, de quien —dice—, nadie duda de las habilidades y destrezas políticas.
“También ha recibido reveses, los cuales ha asimilado con suficiente paciencia para esperar la siguiente oportunidad. Ya capitalizó la primera y ahora va por la segunda a través de la candidatura de su hijo, resultado de las negociaciones y acuerdos con Ricardo Anaya y una extraña complacencia del PRD y el Movimiento Ciudadano”, externó.