León Krauze
(columnista): Ricardo Anaya
Aunque fue el mejor debate de los tres, para José Antonio Meade un debate lo gana quien va a debatir. Ganó Ricardo Anaya.
Ana Paula Ordorica
(columnista): Andrés Manuel López Obrador
Aunque no hubo un claro ganador, como en los debates el que no pierde gana, AMLO, el puntero, es quien resulta beneficiado y por ello es el ganador.
Raúl Rodríguez
(columnista): José Antonio Meade
Les colocó varios golpes a Anaya y a AMLO. Es probable que a Anaya le arrebate el segundo lugar en intención del voto, pero no le alcanza para bajar a López Obrador.
Héctor de Mauleón
(columnista): José Antonio Meade
El candidato del PRI demostró estar actualizado y tener un conocimiento de los temas que se trataron.
Alejandro Hope
(columnista): Los moderadores
Ganaron los moderadores por incisivos, inteligentes, con sustancia, sin volverse protagónicos.
Elisa Alanís
(columnista): Andrés Manuel López Obrador
Creo que ninguno sobresalió. No hubo un claro ganador, los tres se repitieron. Pero desde la perspectiva general, la libra Andrés Manuel, porque no considero que este debate mueva significativamente las preferencias electorales.
José Antonio Crespo
(columnista): José Antonio Meade
Fue el más relajado, articulado y con información.
Salvador García Soto
(columnista): José Antonio Meade
A diferencia de AMLO, quien lució igual que en los encuentros anteriores, y de Anaya, a quien se le vio muy nervioso durante todo el encuentro, Meade se mantuvo relajado y consistente.
Alfonso Zárate
(analista): Empate
No hay un candidato que haya tenido un desempeño sobresaliente. Creo que todos llegaron muy preparados y yo no hablaría de ninguno como el ganador. Creo que ya tenemos mucha experiencia como para saber que los debates difícilmente mueven las preferencias, los candidatos llegan muy entrenados, difícilmente incurren en errores graves o traspiés y quienes ven el debate recurren a decodificarlo en función de sus propias filias y fobias. A final de cuentas lo importante es si van a mover a los indecisos y la experiencia nos dice que los debates no modifican las preferencias electorales a menos que haya un nocaut.