Michoacán.- El vocal ejecutivo del INE en la entidad, David Alejandro Delgado Arroyo , informó que dentro de las incidencias registradas desde el inicio de la jornada electoral, una casilla en el municipio de Charo y otra más, especial, en la comunidad de Turícuaro, municipio de Nahuatzen no pudieron instalarlas.

Delgado Arroyo explicó que en estos dos casos fueron robadas las urnas y los paquetes de papelería electoral, por lo que interpondrán la denuncia penal correspondiente.

La otra incidencia que David Alejandro Delgado fue el asesinato a tiros de una activista del Partido del Trabajo ocurrido en su domicilio particular ubicado en la comunidad de Pareo, municipio de Contepec.

Aunque fue menor, el Delgado Arroyo indicó de una incidencia en una casilla especial que instalaron dentro del Hospital General de Morelia, para que personal médico de guardia, así como enfermos y familiares, pudieran tener acceso al voto.

Sin embargo, mencionó que empezó a llegar un número importante de ciudadanos ajenos a los sectores antes mencionados, lo que generó molestia, por lo que anunció que de alcanzar las boleta, abrirían ese centro de votación al público en general.

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LA HISTORIA

Pese a la tragedia que le embarga tras el accidente de su esposo, Carmelita Sánchez, originaria del Ejido de San Miguel, municipio de Epitacio Huerta, no dejó de votar en esa casilla especial instalada al interior del Hospital Civil de Morelia.

Doña Carmelita, tiene dos meses que prácticamente vive en los pasillos de ese hospital para cuidar de su esposo de 69 años de edad, quien cayó de un caballo y más equinos lo arrastraron, por lo que se encuentra internado.

Vive de caridad y su cama es la rígida silla que está al lado de la cama de su esposo en el piso tres de ese centro médico. No tiene familiares en la capital michoacana; todos están en el rancho.

La madre de cuatro hijos y dedicada toda su vida al hogar ha sido olvidada por sus hijos y solo cuenta con el amor a su compañero de vida y la responsabilidad de ser buena ciudadana.

La señora de 65 años de edad, narra que desde hace algunos 10 años que su esposo fue detectado con una enfermedad crónica degenerativa, tuvieron que rentar los potreros que a lo largo de su vida construyeron como patrimonio.

De esa renta, revela, ganan muy poco y apenas les alcanza para sobrevivir. Sus dos hijos y dos hijas, apenas los visitan de vez en cuando, pero no se pueden hacer cargo de ellos; tan es así, que solo uno de sus hijos la ha ido a visitar una sola vez, en los dos meses que tiene internado su esposo.

Doña Carmelita, contiene el llanto; se le quiebra la voz, pero se impone a la resignación de que sus condiciones de pobreza y la salud de su esposo la tengan en los pasillos de ese hospital público ubicado en el Centro de Morelia.

Ya no tiene grandes ilusiones, cuenta, pero sí confía en que el papá de sus hijos se recupere pronto para regresar a su tierra natal, Epitacio Huerta, ubicada a 163 kilómetros de Morelia, donde ha pasado las últimas perores ocho semanas de vida.

Sin embargo, la mujer de cabello blanqueado, menuda estatura y mirada triste, fue motivada por su esposo y por su convicción de ejercer su responsabilidad cívica, se formó en la larga fila de la casilla especial para emitir su voto.

Carmelita, se dijo convencida de que gane quien gane, las cosas para ella van a seguir igual, pero insiste en que no dejará en manos de otras personas, la decisión de elegir a los próximos gobernantes.

akc

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