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Sin titubeos ni rodeos, José Antonio Meade defiende que es dueño de su campaña, es el candidato y él toma las decisiones.
“¡El candidato soy yo, es mi campaña!”, exclama.
El abanderado de la coalición Todos por México (PRI, PVEM y NA) defiende también a su coordinador de campaña Aurelio Nuño, a quien él mismo invitó.
“Él deja una secretaría de Estado para sumarse sin ningún elemento de protección, sin aspirar a una plurinominal o un puesto en el Congreso [de la Unión], con la única convicción de que esto es un buen proyecto. Entre la coordinación de campaña y la candidatura, lo que está en juego somos nosotros, no hay de otra”, expone.
Meade asegura que Nuño ha sido un buen compañero de gabinete, con quien además ha caminado a su lado durante muchos años. Prueba del trabajo conjunto, mencionó, es lo que se hizo desde las secretarías de Desarrollo Social y Educación Pública, cuando él encabezó la primera y Nuño la segunda. Presume que entre los dos sacaron adelante un proyecto mediante el cual se pudo certificar a más de un millón de adultos que concluyeron la educación media superior, lo que hoy les da posibilidad de tener mejor empleo e ingresos, así como calidad de vida.
Meade Kuribreña resalta que la campaña camina de la mano de todos sus colaboradores y en ningún momento ha habido sorpresa frente a las dificultades en las que se han enfrentado.
“Para mí no es sorpresa que la elección iba a ser complicada, cualquiera que le entienda a los números hubiera podido asumir que sería una elección difícil, y así [de] difícil estamos vivos y dando la pelea, dando un batalla para hacer estos contrastes”, advierte.
El aspirante presidencial considera que ni la estafa maestra lo tumba porque simplemente no ha sido acusado de falta de transparencia.
Asevera que él siempre colaboró para transparentar su gestión en Sedesol y en la Secretaría de Hacienda, por ello hoy, dice, están presos tres ex gobernadores: Guillermo Padrés, Roberto Borge y Javier Duarte.
