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Antonio Solá, un ferviente español guadalupano con pasaporte mexicano, que reside en Miami y con firmes lazos con Ecuador, es claro al advertir que los factores que definirán al ganador de la Presidencia serán la ira contenida de los mexicanos y las redes sociales.
En 2006 ideó la campaña contra Andrés Manuel López Obrador y lo definió como “Un peligro para México”. Hoy, 12 años después, sostiene que “ya no es un peligro para nadie” y que si no comete errores y no hay una alianza de facto PRI-PAN será Presidente de la República. Advierte que Andrés Manuel puede ser un peligro para López Obrador y rechaza que México se pueda convertir en Venezuela si él llega a la Presidencia.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el consultor en comunicación política que llevó las campañas presidenciales de Felipe Calderón, Juan Manuel Santos, Mariano Rajoy y Otto Pérez Molina, entre otros, rechaza que sea el rey de la guerra sucia. Afirma que la campaña de miedo ha sido superada, que la sociedad mexicana ha evolucionado y que al final no será la misma que salió a votar en 2006 y en 2012.
¿Es usted el rey de la guerra sucia?
—No. Soy, en todo caso, un hombre que le gusta salir a jugar en las campañas electorales y pelearlas; lo que hago son campañas de contraste. Me gusta salir a ganar el partido, dar patadas y que el árbitro me pite, si es el caso.
¿Cómo ve el panorama de la elección mexicana 2018?
—Se viene una elección muy complicada. Ahora las elecciones son muy competidas. México vivirá una en la que se pondrán en juego algunos parámetros y valores nuevos de su sociedad. Pienso que el mexicano está sometido a una tensión muy grande, tiene un alto componente de ira contra el sistema político, contra este sexenio que termina.
¿Es un fenómeno exclusivo de México o es el antisistema que hemos visto en otros países?
—Lo que es exclusivo de México en este momento es el alto grado de ira, de irascibilidad como emoción contra el sistema. Ha habido rupturas de sistema, como puede ser Macron en Francia, pero no tuvo el componente de la ira. México está siendo distinto, el nivel de ira está muy alto.
Quien canalice mejor ese fenómeno emocional tan importante que están viviendo los mexicanos [va a ganar] y ahí es donde yo sustento que el que hoy está canalizando mejor ese enojo, ese encabronamiento, ese emputamiento es Andrés Manuel López Obrador. Falta mucho, pero por eso digo que tiene, en este momento, la mesa servida para ser Presidente.
¿Qué ha cambiado desde 2006?
—En 2006 se jugó mucho con el principio del temor, del miedo que se hizo a través de [la frase] “Un peligro para México”, que estuvo en la campaña. En los últimos 12 años, después de Calderón y después de Peña Nieto, siento que hay un desánimo generalizado en la sociedad con el sistema político y eso, en términos técnicos, se llama desesperanza autoaprendida, es decir: “Para qué voy a ir a votar si en realidad no va a pasar nada, para qué votar si todo va a seguir igual”.
Eso el único que pareciera que lo está rompiendo es López Obrador, pero le faltan cosas por hacer que le permitan aumentar su ventaja y rebasar los 40 puntos, que yo creo que podría ganar arriba de los 40-45 puntos, porque las condiciones están dadas para eso.
En este cambio en la sociedad, ¿las redes sociales pueden inclinar la balanza en la competencia por la Presidencia?
—No las inclinan. Las redes sociales no prescriben el voto todavía. Tú como medio, como EL UNIVERSAL, y los medios tradicionales, televisión, radio y prensa escrita, son los que marcan la agenda en la vida diaria noticiosa, informativa y también la marcan en las redes sociales.
Pero han cambiado las formas de hacer campaña. Si tú estás bien en las redes sociales, vas a poder competir en una elección, pero es importante saber que si estás mal en las redes sociales como candidato, sí puedes perder una elección.
Nos encontramos en un periodo de estar entre dos reinados: el de los medios tradicionales y el de las redes sociales futuras, estamos en transición.
Hay tres jugadores principales y dos independientes. ¿Cuáles serían sus positivos y negativos de cada uno?
—José Antonio Meade, que está en tercer lugar, está inserto en una trituradora gigantesca del propio sistema PRI y del sistema político. Es un candidato equivocado para el momento actual en el PRI, creo que está en el lugar y la hora equivocada, esa candidatura más técnica y más ciudadana no les está funcionando, porque además esa trituradora le levanta los negativos de manera muy fuerte, muy rápido. Tiene gran experiencia, ha estado en dos gobiernos, pero no le va a ser suficiente para romper con el sistema, no se puede destetar y ese es su principal problema.
Ricardo Anaya es el competidor más complicado para López Obrador, es más joven, pero su salida en el Frente no fue muy sana, tiene algunas complicaciones en cuanto al discurso. Está intentando acercase al discurso de López Obrador en algunas cosas, eso le puede traer algunos positivos, pero no termina de sacudirse el lastre de haber formado parte de ese PAN que gobernó con Calderón y Fox.
Tiene negativos importantes, porque el que va dominando la elección lo junta en algo que ha denominado el PRIAN y es el sistema tradicional al que la gente le tiene bronca.
López Obrador representa los valores de los mexicanos, es su principal activo; su principal negativo es que él pueda ser enemigo de sí mismo. Es un mal de muchos candidatos y a veces se dañan a sí mismos, no escuchan, no atienden la mesa de la estrategia. Eso podría ser un peligro para él en la campaña.
¿Qué piensas de los aspirantes independientes?
—No van a jugar un papel determinante para ganar la elección, lo que sí pueden hacer es hacer perder la elección. Por ejemplo, si está muy justa la elección, Zavala le puede quitar a Anaya puntos importantes y El Bronco, habrá que ver a quién le puede quitar, si a Meade o a López Obrador.
En 2006 desarrolló el concepto “López Obrador es un peligro para México”, ¿de dónde surge esa idea?
—Éramos un equipo de trabajo y hay que darle crédito a todos. Yo escuché por primera vez lo de “un peligro para México” a Calderón en un discurso en Mérida, me llamó la atención, lo retomé, lo llevé a la mesa, se creó un concepto y se fue desarrollando.
López Obrador cometió el primer error cuando llamó al presidente Fox “chachalaca”, esa fue la primera entrada. Fue un gran error tirarse contra un Presidente que no es competidor y con un alto grado de aprobación.
El segundo agujero fue “un peligro para México” asociado al tema de la deuda de la capital y a una serie de razones que estaban en la discusión de la campaña. Él tardó 20 días en salir con una defensa óptima y después vino el segundo debate, en el que acusó a Calderón del caso Hildebrando.
Cuando ya reaccionó fue muy tarde, él perdió la elección. Yo siempre he sostenido eso… quien fue perdiendo puntos fue López Obrador y le entraron las balas.
Entiendo entonces que tenía la convicción hace 12 años de que era un peligro para México.
—Sí. Y supe que se podía construir una narrativa en ese sentido.
Hoy habla de una evolución de López Obrador, dice que ha madurado y lo ve como potencial ganador de la elección presidencial, ¿por qué?
—He reflexionado mucho al verlo en su patrón de comportamiento, siendo más práctico en la campaña electoral, llevándose a panistas como Gaby Cuevas, que estuvieron en la campaña de 2006. Yo creo que ha dejado este talante brusco de ir a los pozos petroleros, no plantear ideas absurdas, ha evolucionado en 12 años, nadie se extraña de eso, no. Los ciudadanos han evolucionado. La democracia mexicana hoy es otra y, bendito sea Dios, es una democracia mucho más madura, donde un candidato con ciertos ideales puede ganar.
¿México se puede convertir con Andrés Manuel López Obrador en una Venezuela?
—Por supuesto que no. Aquí existen instituciones, en Venezuela sus instituciones fueron violentadas. Eso no va a pasar en México, seamos serios. Quienes hoy hablan de un peligro para México, vinculándolo a Venezuela, están en una estrategia equivocada.
¿En este momento López Obrador es un peligro para México?
—No, López Obrador no es un peligro para nadie. El miedo está mucho más superado.
Solá dice que López Obrador debe administrar el ingreso de otros políticos para que no sean un negativo y no cometer errores.
“Si él y su equipo creen que ya ganaron, están equivocados. Cometer errores lo tumbaría o que el sistema PRI-PAN establezca una alianza”