La sorprendente propuesta de " mochar las manos " a los funcionarios corruptos , lanzada en el debate del domingo entre los candidatos presidenciales por el independiente Jaime Rodríguez Calderón , “ El Bronco ”, equivaldría, de convertirse en ley, a aplicar en nuestro país castigos de mutilación que se acostumbran en Arabia Saudita y otras naciones regidas por la sharia , o legislación islámica, repudiados por la comunidad internacional y organismos de derechos humanos por ser crueles y poco efectivos.

La sharia (ley islámica, en árabe) es una realidad en los países de mayoría musulmana desde el siglo VIII, aunque su interpretación y su coexistencia con otros cuerpos legales ha variado desde entonces.

De acuerdo con las interpretaciones más radicales y que sus promotores justifican al asegurar que son las más apegadas al Corán y el pensamiento de Mahoma , como el wahabismo saudita (que profesaba Osama ben Laden , fundador de Al Qaeda ), el homicidio es castigado con la pena capital (mediante la decapitación, como en Arabia Saudita); el adulterio con la lapidación ; las relaciones sexuales fuera del matrimonio y el consumo de alcohol con azotes y el robo -como habría propuesto el ex gobernador de Nuevo León- mediante la amputación de las manos o brazos.

De acuerdo con análisis del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) de Nueva York, Al Qaeda y el Estado Islámico , que controló hasta el año pasado parte de Siria e Irak, “cobraron notoriedad por sus ejecuciones mediante la lapidación y la crucifixión”, al tiempo que la “justicia” aplicada por vigilantes o vengadores anónimos inspirados en la sharia también es común.

Los “asesinatos por honor”, que se perpetran en represalia por una supuesta mancha al honor familiar -como el hecho de que una hija contraiga matrimonio con un cristiano- “son un problema mundial” que se presenta especialmente en naciones con una importante minoría musulmana, como Alemania, Francia o Canadá.

El CFR añade que si bien las estadísticas no abundan, Naciones Unidas considera que “miles de mujeres son asesinadas cada año en nombre del honor familiar”.

Otras prácticas que forman parte de la sharia son la ablación (extirpación del clítoris), los matrimonios de niños y adolescentes, la poligamia y el reparto de herencias a partir del género.

Procesos injustos

En su reporte 2017/18, Amnistía Internacional expone que en Arabia Saudí continuó la aplicación de la pena capital por diversos ilícitos, incluyendo los relacionados con drogas que, bajo estándares internacionales, no deberían ser penalizados, como la “hechicería” y el adulterio.

Muchos de los acusados fueron sentenciados a muerte “después de juicios parciales sin investigación adecuada y bajo confesiones obtenidas por coerción. Las autoridades comúnmente no informan a los familiares de una ejecución inminente o no las reportan después de que se han efectuado”, indica.

En 2013, una encuesta del Centro de Investigación Pew realizada en 39 países islámicos destacó el amplio apoyo para castigos corporales severos en el caso de delitos como robo, adulterio y conversión a otras religiones, aunque de manera contradictoria, en solo cinco, incluyendo a Afganistán y Pakistán, los entrevistados se pronunciaron en favor de un líder fuerte por encima de un sistema democrático de gobierno.

En Arabia Saudita, donde sólo recientemente se abrieron salas de cine y se autorizó que las mujeres puedan conducir automóviles, el código penal se basa totalmente en la sharia y los jueces emiten sus veredictos con base en su interpretación de esta ley.

Por el contrario, en los vecinos Emiratos Árabes Unidos , el sistema legal combina tribunales inspirados en la sharia y cortes civiles. Los azotes son frecuentes para musulmanes culpables de adulterio, prostitución y embriaguez, con sentencias que van de 80 a 200 latigazos. La apostasía, es decir, renunciar a la religión islámica en los países musulmanes, puede ser castigada con la pena de muerte.

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