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Minutos antes de las 12 de la noche, José Antonio Meade revivió el viejo estilo del PRI en el arranque de su precampaña con acto multidunario, en una comunidad de extrema pobreza.

Las autoridades locales encabezadas por Mario Santiz Gómez —elegido por plebiscito y quien suplió al presidente municipal Domingo López González, del Partido Verde Ecologista de México, quien fue ejecutado a balazos en la plaza pública— entregaron el bastón de mando a Meade Kuribreña y lo vistieron con el tradicional chuck de lana en color negro, fajero color naranja y un sombrero de palma con listones de colores.

Banderas con el nombre de Meade y pulseras con luces fueron repartidas entre los asistentes, quienes tuvieron que llevar cobertores, pasamontañas y guantes para cubrirse del frío.

En el primer minuto del jueves, al son de música de marimba, arribó al templete el precandidato a la Presidencia con su esposa, Juana Cuevas; el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y su esposa, Anahí Puentes, quien portaba la vestimenta tradicional de San Juan Chamula.

Lo esperaban los ediles de ese Pueblo Mágico, pero a petición del Velasco Coello quienes subieron fueron los aspirantes a la candidatura del gobierno de Chiapas.

“Estamos hoy donde empieza México, comienzan aquí nuestros orígenes, nuestras raíces indígenas, nuestro patrimonio cultural. Comienza aquí porque Chiapas decidió, hace casi 200 años, integrarse a México”, dijo Meade al iniciar su discurso.

“Vamos a ganar, vamos a ganar”, gritaba el gobernador chiapaneco seguido de su esposa, la actriz y cantante Anahí Puentes.

En esta entidad con altos índices de pobreza, Meade Kuribreña se comprometió a que no falte el alimento en cada mesa familiar.

Tras recibir el bastón de mando de la localidad, dice que quiere ser Presidente para cerrar las brechas que separan entre el México que somos y el que soñamos.

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